Max estrellado
Centro Andaluz de Teatro en colaboración con Centro Dramático Galego. A partir de Luces de Bohemia de Valle-Inclán. Dramaturgia y dirección: Francisco Ortuño Millán. Intérprete: Carlos Álvarez-Novoa. Imágenes: Pilar Millán. Espacio sonoro: Isaac Garabatos. Dramaturgia visual/sonora y vídeo: Rafael Abolafia. Espacio escénico e iluminación: María Puche. Vestuario: Carmen de Giles. Ayudante de dirección: Rafael Abolafia. Voces: Ana Malaver, Noelia Rosa, FM Poika, Pepe Penela, Víctor García, Rafael Abolafia, Teresa Quintero, Rafael Cruz, Víctor Carretero, José María Peña, Juan Luis Corrientes, Chema del Barco, Gregor Acuña, Muñoz Cobo, Israel Frías, Bernabé Rico, Roberto Quintana, Paco Martínez, Antonio Zurera, Carmen Canivell, María Alfonsa Rosso, Isaac Garabatos y Juana Molero. Lugar: Teatro Central. Fecha: Viernes, 14 de octubre de 2011. Aforo: Completo.
A tenor de lo que vimos ayer, el Centro Andaluz de Teatro está muerto. Las esperanzas que su creación trajeron al mundo teatral andaluz, que lo recibió como agua de mayo, no han hecho más que decrecer con el paso del tiempo. En un primer momento la indefinición de lo que debía ser el CAT fue su mayor problema: lo mismo se llevaban a escena obras de autores andaluces que universales. Producciones gigantes que luego no podían moverse de gira se combinaban con obras pequeñitas que funcionaban bien pero que, curiosamente, no se giraban. Inventos, inventos, inventos.
Su última etapa coincide con una reducción del presupuesto y una falta de claridad absoluta en sus objetivos. Ortuño se ha debatido entre la intelectualidad más exagerada (todavía recordamos su inenarrable aproximación a Lorca) con acercamientos a la realidad que le han deparado mejores resultados (como los convenios con compañías andaluzas).
Lamentablemente, La noche de Max Estrella pertenece al primer grupo. El 75 aniversario de la muerte de Valle-Inclán sirve como soporte para que el CAT sume fuerzas con su homólogo gallego y den a luz a esta sorpresa escénica que únicamente cuenta con un valor positivo, su intérprete, el siempre espectacular Carlos Álvarez-Novoa.
Pero de nuevo la concepción de Ortuño pisa el trabajo de sus otros compañeros. De entrada, el título de la obra La noche de Max Estrella da a entender que estamos ante una recreación del personaje (andaluz) del poeta ciego protagonista de Luces de Bohemia. Pero lo que Ortuño nos ofrece es algo que lleva inventado muchos años: el teatro radiofónico.
Carlos Álvarez-Novoa, soberbio, se enfrenta a un sinfín de voces en off con las que interactúa para ¡al final! hacer una versión reducida de Luces de Bohemia.
Pero la genialidad del director y dramaturgo no se contenta con este experimento trasnochado sino que le pide a Pilar Millán que cree unas pinturas/vídeos que se proyectan sobre una tela transparente dejando la actuación de Álvarez-Novoa detrás de ese tupido velo.
El sinsentido se adueña de la escena en esta triste y oscura versión que ahoga en lugar de homenajear la figura de Valle-Inclán.
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