Crítica 'Une vie'

Mujer en la ventana

Une vie. sección oficial. película de inauguración. Drama, Francia, 2016, 118 min. Dirección: Stéphane Brizé. Con: Judith Chemla, Jean-Pierre Darroussin, Yolande Moreau, Swann Arlaud, Nina Meurisse, Olivier Perrier.

Parece inevitable echar a pelear (amablemente, se entiende) las dos versiones cinematográficas de la primera novela (1883) de Guy de Maupassant: Une vie, dirigida por Alexandre Astruc en 1958, y esta segunda del mismo título de Stéphane Brizé, un director al que no habíamos prestado demasiada atención hasta La ley del mercado, la cinta social con la que ganó reconocimiento y premios la temporada pasada.

Ahí donde Astruc estilizaba y glamourizaba (¡Maria Schell!) el melodrama femenino de época quedándose esencialmente en la superficie romántico-trágica de la desgraciada historia de Jeanne Le Perthuis ambientada en la Normandía rural de 1819, Brizé emprende ahora dos operaciones bien distintas: una de depuración estilística, próxima a cierto aire documental, naturalista y desmaquillado, reforzada por la utilización del formato 1:33:1 para encerrar aún más a su protagonista; y otra de índole narrativo, que prolonga el relato en su totalidad, más allá de donde se cierra la versión de Astruc, haciendo de la elipsis una poderosa herramienta de síntesis, construcción y progresión.

Brizé retrata toda esa primera parte observando los detalles de ambiente y costumbres, pegado a los cuerpos, liberando el costume drama de paisajismo y polvo, económico y preciso en sus decisiones, en un proceso que culmina con los apenas dos o tres flashes que resumen el trágico desenlace pasional con el que concluía el filme de 1958.

Lo que viene a continuación, siempre dentro de un mismo tono, incide en la más interesante de las soluciones de la película, aquella que va encabalgando los tiempos de la tristeza y el dolor de nuestra protagonista con breves fogonazos de luz, imágenes-recuerdo, que nos devuelven esos fugaces instantes de felicidad de una vida trufada de malas decisiones, traiciones (masculinas), desencantos y penurias sobrevenidas.

Une vie entrelaza así la exterioridad fría, lluviosa y gris del presente de Jeanne (una estupenda Judith Chemla) con los rincones cálidos de la memoria a la que se aferra desesperadamente: carne de melodrama romántico que deja a los hombres en un segundo plano para reafirmar el derecho a la melancolía, la esperanza y la tozudez como pilares de resistencia y afirmación en una época y un entorno hostiles.

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