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Cultura

Ocaña, el artista "emergente"

  • Cavecanem acoge hasta el 31 de mayo 'Viaje al fin de la Tierra: Ocaña, Serie 'Galicia', 1976-1979', primera muestra de su apuesta por relanzar al artista en los circuitos nacionales e internacionales

Una exposición en su pueblo natal, Cantillana, donde en este semestre, desde enero, se vienen celebrando actividades pedagógicas en todos los colegios, y cuyo Ayuntamiento ultima su proyecto para levantar un museo dedicado a su obra; la inauguración a principios de marzo de una placa en la Casa de las Sirenas para conmemorar la participación del artista en el primer carnaval -en 1979- de la Alameda; el aval también institucional por la vía del accésit del IX Premio Tesis Doctoral, concedido por el Centro de Estudios Andaluces a José Naranjo Ferrari por una investigación acerca de su obra... Diversos homenajes, surgidos alrededor del trigésimo aniversario de la muerte de José Pérez Ocaña, Ocaña a secas para quienes lo conocieron en persona o lo conocen por sus trabajos, han devuelto a la actualidad a un artista que en su tiempo, por su innegociable militancia política -fue además un icono de la contracultura más underground y libertaria de los años 70- y por la naturaleza de su trabajo, esquivo a la clasificación dentro de cualquiera de las corrientes predominantes en su época, no fue del todo entendido, y más tarde sometido a interpretaciones sesgadas o simplistas de su obra y reducido a la condición de artista de culto, es decir, casi completamente desconocido.

Ahora la galería Cavecanem, recién reabierta por Fernando Roldán en su nuevo emplazamiento en la calle Goles, impulsa también este renacimiento público con una exposición que en realidad supone tan sólo el comienzo de una apuesta a largo plazo por la obra del artista, pues el galerista trabajará con más de 200 obras del autor que llevará en el futuro en otras ciudades -Madrid, Berlín, Ginebra..., enumeró- y también a la próxima edición de ARCO si recibe la invitación. "Lo vamos a trabajar como si fuera un artista vivo, como si fuera un artista emergente", explicaba ayer Roldán entre los 19 dibujos que integran la muestra Viaje al fin de la Tierra: Ocaña, Serie 'Galicia', 1976-1979. Junto a algunos familiares del artista, Roldán insistió en agradecerles su pleno apoyo en este relanzamiento del artista, fundamental pues la mayor parte de su legado está en manos de ellos. Naranjo Ferri, autor de esa tesis premiada (Ocaña, artista y mito contracultural) y comisario de esta exposición, estima en "más de 500" las obras catalogadas de este artista multidisciplinar avant la lettre de cuantas realizó entre 1960 y 1983, aunque la cifra está lejos de ser definitiva, ya que siguen apareciendo numerosos trabajos que pertenecen sobre todo a particulares tanto de Barcelona -donde el artista desarrolló la mayor parte de su trabajo, y donde fue retratado por Ventura Pons en su película Ocaña, retrato intermitente (1978)- como de Cantillana y Sevilla.

Las obras que se muestran -hasta el 30 de mayo- en el espacio de la calle Goles, previa restauración a cargo de Lluvia Vega, muestran a un Ocaña, señaló el galerista, que, "conociendo su modus operandi, parece que las creó en un estado de trance, de gracia y espontaneidad". En tinta o bien en acuarela, estos dibujos revelan, de nuevo, el permanente interés que sostuvo el artista hacia "lo popular", así como su "destreza en formatos como el papel". Hay un conjunto de dibujos en los que late la huella de Modigliani, como señaló Roldán; otros invitan más a pensar en Chagall. Son dos de las más claras fuentes de inspiración de un artista que, no obstante, se caracterizó por ser una rara avis, en la medida en que su obra "no encaja dentro de ninguna generación ni en ningún movimiento". "Últimamente se habla mucho de sus performances, pero él decía siempre que era pintor. Pero en muchas ocasiones su personaje ocultó su propia obra, y yo de lo que me voy a encargar es de su obra", recordó Roldán, que conoció a Ocaña, "un vendaval", y que de hecho en la anterior etapa de Cavecanem ya trabajó con la obra de éste en 2001 en su antigua sede y en ARCO 2006.

"Él me decía: ¿No lo hace Andy Warhol?, ¿por qué no lo voy a hacer yo?", recordó el galerista para explicar esa faceta del artista, que utilizó su carisma y los rasgos más lúdicos y descarados de su personaje público y lo que él llamaba sus "fetiches" -batas de cola, angelitos, macetas de geranios, vírgenes...- en sus exposiciones para atraer la atención hacia su pintura. Por eso, en tono de broma pero refiriéndose a un aspecto fundamental de Ocaña, Roldán le pidió "perdón a él directamente", ya que esta muestra le habría parecido "demasiado oficialista". "Tú eres más pijo, ¿no?", bromeó la sobrina del creador, Encarni Ortiz, con la que su tío tenía una relación especial. "Sí, y burguesito me decía también", confesó entre risas el primero. "Estamos todos muy contentos, sobre todo mi madre [Luisa], que aunque era su hermana fue prácticamente una madre para él porque lo crió ella", dijo la sobrina, a la que acompañaba la alcaldesa de Cantillana, María Ángeles García Macías, que anunció que el "proyecto final" del Museo Ocaña de la localidad se presentará por fin en junio .

La temprana muerte del artista hace 31 años -él tenía 36- interrumpió un proceso de maduración, de búsqueda de un modo de hacer propio que pareció encontrar definitivamente muy poco antes de morir, cuando frente a la acuarela o el óleo, mucho más frecuentes en él hasta entonces, se volcó en el acrílico, que le permitía exprimir mejor su modo de hacer. Esto sostiene al menos su gran amigo Nazario; que encontró su verdadera personalidad pictórica, la mejor versión de sí mismo como pintor, justo al final, y que por ello quedó truncada. Otros, en cambio, prefieren la frescura y el profundo ímpetu vital de las obras más libres y espontáneas de sus comienzos de autodidacta. En última instancia, cuestión de gustos en un debate que revive ahora con fuerza en Cavecanem.

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