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Música- Las iniciativas de los aficionados sevillanos celebran su aniversario

Pasión de amigos

  • Dos asociaciones ciudadanas nacidas para apoyar a las orquestas Sinfónicas y Barroca garantizan que en la sociedad civil hay todavía un nervio, necesario para evitar la atrofia de las estructuras públicas

En una comunidad como la andaluza, acostumbrada a que los proyectos culturales surjan siempre por iniciativa del sector público, la existencia de asociaciones ciudadanas creadas para prestar apoyo a instituciones relevantes, como orquestas, teatros o museos, es garantía de que en la sociedad civil hay todavía un nervio y una vitalidad que son absolutamente necesarios para evitar el anquilosamiento de las estructuras y la dependencia absoluta del poder político. Unidas por el amor a la música, un par de asociaciones sevillanas cumplen años este mes de mayo: la Asociación de Amigos de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, la más veterana de su género en la región, y la de Amigos de la Orquesta Barroca de Sevilla, un grupo de neófitos idealistas en un medio que aún se les muestra hostil. De la relevancia de su papel depende en gran medida el vigor y la saludable variedad de nuestra vida musical.

15 años de amistad

Fue un 20 de mayo de 1993 cuando se constituyó la más antigua y nutrida asociación de amigos sinfónicos de Andalucía, la de la Sinfónica. Con los altibajos del transcurrir de los años, ahora se encuentran en su mejor momento, con 800 socios que abonan una cuota de 30 euros anuales. “Es evidente que con estos ingresos no cubrimos el coste de las actividades de nuestra asociación, fundamentalmente el ciclo de música de cámara y la publicación del boletín Paraíso”, dice Joaquín Galache, presidente de la asociación. Ante nuestra pregunta de cómo se cubren los gastos es Pedro Blanco, el secretario, quien da la solución: “Desde los orígenes de la asociación hemos contado con una serie de patrocinadores privados, empresas y entidades bancarias fieles y constantes, que aportan un total de 18.000 euros anuales”.

Aun así, el ciclo de música de cámara no sería viable sin la colaboración de los propios músicos de la Sinfónica. “Para ellos es un orgullo poder intervenir en este tipo de conciertos, porque les supone la máxima expresión de la experiencia musical, el momento en que un músico tiene que escuchar a los demás y dar lo mejor de sí. Nunca nos han fallado y siempre están dispuestos a intervenir”, se enorgullece el presidente. “Es más –asevera el hombre de las cuentas–, cuando les he entregado el talón después del concierto algunos me han dicho que era mucho, dando a entender que se daban por pagados con poder actuar en este tipo de conciertos, en los que se sorprenden del silencio del público”.

Ahora que están a punto de cumplir los 15 años de andadura han iniciado la experiencia de ubicar sus conciertos en el propio Teatro de la Maestranza, tras discurrir en años anteriores por la Sala Apolo y por el Conservatorio. “Muestra de la buena relación que tenemos con la gerencia de la orquesta y del teatro es que este año podemos estar en el mismo Maestranza con todas las facilidades, si bien colaboramos con los gastos que supone abrir la sala en la mañana de los domingos”, aclaran. A la directiva le gustaría retomar la idea iniciada hace un par de años de realizar intercambios con grupos de cámara de las otras orquestas andaluzas, pero el problema estriba en que las demás asociaciones de amigos de orquestas (Granada y Málaga, porque la de Córdoba está en germen) carecen de los medios económicos para mandar a Sevilla a sus músicos.

Lo que sí sigue adelante, con gran orgullo para ambos directivos, es el programa de becas. Mediante el aporte económico de la Consejería de Cultura cada año se beca a uno o dos alumnos aventajados de los conservatorios para que estudien con algún profesor de la Sinfónica. “El resultado es que algunos de esos becarios (usualmente de las secciones de cuerda) ya han actuado como aumentos con la orquesta, otros están en la Orquesta Joven de Andalucía e incluso en la Joven Orquesta Europea”. Y, para finalizar, una primicia de la que se enorgullecen: a iniciativa de la gerente de la Orquesta de Extremadura (que vendrá al Maestranza la próxima temporada), los Amigos de la ROSS apadrinarán y asesorarán la constitución de la Asociación de Amigos de la Orquesta de Extremadura, algo de lo que se regocija especialmente un pacense trasplantado en Sevilla (“hace sólo 41 años”) como Joaquín Galache.

Barrocos unidos

El 5 de mayo cumplió un año de vida esta asociación en cuyo origen está el deseo de la Orquesta Barroca de Sevilla de contar con una plataforma de apoyo en la sociedad civil sevillana. El resto lo hizo la amistad y la pasión. “Soy amigo personal de Ventura Rico”, comenta Camilo Montaño, impulsor de la iniciativa y actual tesorero, “y él me había comentado algo al respecto. Así que nos pusimos en  marcha sin pensárnoslo mucho, usando los contactos que ya tenía la orquesta”.

“A la primera cita acudimos siete u ocho personas, algunas a ciegas”, dice Beatriz Recacha, la presidenta, “pero yo soy una apasionada de la música antigua y por eso asumí este compromiso, porque pensé que algo así podría hacer mucho bien no sólo a la orquesta sino a todos los grupos de música antigua de la ciudad”. Ambos reconocen que la receptividad ha sido menor de la que esperaban, aunque la asociación cuenta ya con unos 75 miembros. “Yo tenía muchos sueños, pero toparse con la realidad es duro”, dice Beatriz, que acepta un sentimiento de íntima frustración. “En ese sentido, yo era mucho más realista”, afirma Camilo, “sabía que esto no iba a ser fácil. En cualquier caso soy optimista, acabamos de empezar a tener los primeros contactos con la Administración. Éste ha sido un año difícil, con elecciones de por medio, pero ya no podemos esperar más. Hemos pedido una subvención a la Junta de Andalucía, y dependiendo de su respuesta, podremos afinar un poco más el punto en el que nos encontramos y cuáles serán nuestras necesidades a partir de ahí”. “Por supuesto que nos encantaría contar también con el apoyo de alguna fundación o alguna empresa sevillana”, añade Beatriz, “pero de momento no hay nada”.

Su máxima ilusión es conseguir que la Barroca tenga una temporada propia en la ciudad, como la de la Sinfónica, y si ellos pueden ayudar a conseguirlo... “Hemos diseñado parte del ciclo de música de cámara de este año, pero con sólo la cuota de socios pocas cosas más podemos hacer”, continúa Camilo. “Pero tenemos proyectos”, tercia Beatriz, “si nos llega esa subvención, por ejemplo, un ciclo de cámara para el otoño. O poner en marcha nuestra página web, que está ya casi lista, y llenarla de contenido útil. También nos haría mucha ilusión colaborar con la Universidad. Uno de los problemas básicos de esta música es el de su difusión, y ahí el tratamiento didáctico nos parece esencial. Necesitamos que los jóvenes la conozcan, combatir todos sus prejuicios”. “Lo cierto”, termina Camilo, “es que todos los que se acercan a oír a la orquesta salen encantados. Pero necesitamos llegar más a la gente. En eso tampoco ayudan mucho los medios de comunicación locales, que en general mantienen una actitud un tanto fría y distante hacia esta música. Ya nos gustaría que a la Barroca se le prestara la atención que tienen la ópera o la Sinfónica”.

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