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Sevilla/El escritor y académico Arturo Pérez-Reverte junto al periodista Jesús Vigorra son los coordinadores de las jornadas Letras en Sevilla que acoge hasta mañana la Fundación Cajasol y que, en su primera edición, se dedican a Literatura y Guerra civil, un tema frondoso, interminable y de indudable interés para el público general y especializado, que ha agotado todas las localidades. El formato dual de estas sesiones que también se retransmiten vía streaming -por la mañana, los conferenciantes son hispanistas; por la tarde, literatos- permite que el registro de los hechos históricos se enriquezca con las texturas de las novelas, crónicas y relatos que han inspirado. Por ello, Pérez-Reverte comenzó anoche ofreciendo, a petición de Vigorra, una biblioteca mínima que prenda la curiosidad de los nuevos lectores e invite a los jóvenes a seguir su propio camino, "lejos de enfoques sesgados y clichés partidarios".
"Yo les haría leer A sangre y fuego de Manuel Chaves Nogales y La forja de un rebelde de Arturo Barea, que son dos visiones reales e inteligentes desde el bando republicano; y por el lado opuesto Madrid, de corte a checa, un libro de Agustín de Foxá extraordinariamente bien escrito, y La fiel infantería de Rafael García Serrano. Completaría esa lista de lecturas esenciales con un pequeño ensayo del maestro Julián Marías, La Guerra Civil; ¿cómo pudo ocurrir?, y con Historia mínima de la guerra civil española de Enrique Moradiellos. Y para rematar, como dijo en la sesión inaugural Juan Pablo Fusi, el libro del que han bebido todos los grandes hispanistas y que es posiblemente el más importante, La Guerra Civil española de Hugh Thomas, que publicó por primera vez en París en 1961 la editorial Ruedo Ibérico".
Pérez-Reverte aseguró que más de la mitad de los 30.000 volúmenes que componen su biblioteca son libros de historia y que, tras haber cubierto como reportero siete guerras civiles en el mundo, de Nicaragua a Croacia, considera que "la historia debe ser arrebatada a los políticos para ser devuelta a los lectores y a los historiadores. España es un país con gran aspereza a la hora de plantear debates. Hasta hace ocho años la Guerra Civil española no fue un tema demasiado sobado pero ahora se ha convertido en un arma política que se usa para la confrontación, en un arma arrojadiza. Urge devolver la contienda española a un lugar serio, riguroso y seco. Muchos jóvenes políticos manejan, por torpeza o ignorancia, temas muy delicados sin saber lo que están haciendo. Y todos podemos tener un abuelo con las manos sucias porque la guerra civil tuvo mucho de ajuste de cuentas".
El autor de La piel del tambor realizó una defensa apasionada de Chaves Nogales, "sevillano y periodista notabilísimo que huyó asqueado de España porque le iban a matar los de un bando o los del otro", cuya figura homenajeó con la lectura de estas líneas del prólogo de A sangre y fuego: "En mi deserción pesaba tanto la sangre derramada por las cuadrillas de asesinos que ejercían el terror rojo en Madrid como la que vertían los aviones de Franco, asesinando mujeres y niños inocentes".
A la ciudad natal de Chaves Nogales volverá también Pérez-Reverte en su próxima novela, que verá la luz en otoño. Se trata de la segunda entrega de la serie dedicada al ex contrabandista de armas y espía Lorenzo Falcó, que arrancará en Lisboa y desarrollará diversos capítulos en la Sevilla de 1937 antes de que el protagonista se marche a Tánger. Con motivo de la escritura, el autor nacido en Cartagena en 1951 lleva tiempo documentándose sobre Queipo de Llano, "una figura de una agresividad tremenda, como podemos apreciar oyendo los incendiarios discursos que pronunciaba en Radio Sevilla y que mi abuelo, un republicano culto y tradicional, nunca olvidó. Ahora que nuestros abuelos han muerto y ya no tenemos sus testimonios fiables debemos aferrarnos a los libros y al sentido común", pidió el autor de La guerra civil contada a los jóvenes, que concluyó su intervención defendiendo el papel de los maestros en la forja de ciudadanos libres que no se dejen manipular "en esta época de imprudencias tuiteras y mucha demagogia": "Como nos ha enseñado Fusi, en 1936 se pudieron dar mil soluciones políticas pero se optó por la peor, la confrontación armada, en vez de reconducir el clima de odio que se había extendido por todo el país".
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