Hace ya 17 años Najwajean, el dúo compuesto por Najwa Nimri y Carlos Jean, planteaba una aventura insólita en el panorama discográfico del momento con No Blood: una apuesta por una música electrónica austera, bailable pero también atmosférica, en la que convivían la aspereza y una rara dulzura. Ahora, rompiendo un largo parón en el que se han dedicado a sus proyectos en solitario, sacan a la venta Bonzo (Muwom, 2015), que presentan hoy a las 19:00 en la Fnac de Málaga y mañana, a la misma hora, en la de Sevilla.

-El sonido de este disco remite a su primer álbum, No Blood. No sé si lo plantearon como una vuelta a las raíces.

-(Carlos Jean): Sí, descaradamente es una vuelta a la electrónica, teníamos ganas de encerrarnos y de hacer lo que hacíamos al principio. Pero es el mundo Najwajean en 2015. El gran éxito, para mí, de este disco, antes de saber el número de ventas o de escuchas, es que, cuando terminas el disco, dices: Es Najwajean y es 2015. Yo pienso que este trabajo ratifica una identidad sonora clarísima.

-Carlos, ha definido este trabajo como "el golpe de un bate de béisbol a una almohada". Ese contraste entre contundencia y sutileza, ¿podría ser uno de los rasgos del dúo?

-(C. J.) La contundencia que tenía el primer disco era mucho menor. Lo he tenido que escuchar ahora porque estamos preparando el directo, y la pegada de 1998 no es la de 2015. Sólo desde el punto de vista tecnológico la de antes era muchísimo menor. Los avances de ahora son alucinantes, nos permiten ser Najwajean de verdad, combinar esa contundencia con, digamos, el terciopelo.

-El disco llega a las tiendas hoy, pero en las semanas previas han seguido una estrategia de promoción que consistía en ir "desbloqueando" canciones y mostrándolas al público...

-(C. J.) Antes estábamos en una zona de confort y prácticamente no hacía falta emprender nada nuevo. Ahora sí que el mercado, la gente, la industria, la vida, te exigen estar haciendo cosas constantemente. Desde manejar tus redes sociales a hablar con la gente en directo sobre cómo es tu disco, a organizar conciertos en la Fnac para que la gente vaya, se enamore del disco y se lo compre. Ahora es más incómodo a veces, pero también más divertido. Durante todo el año estás proponiendo historias.

-Una de las canciones se titula I'm not special. Aunque luego la letra vaya por otro camino, ¿en Najwajean están cansados de sentirse especiales? Irrumpieron en el panorama discográfico cuando la música electrónica estaba muy en los márgenes en España.

-(C. J.) Nos sentimos especiales en el sentido de que queremos reivindicar la electrónica de verdad. Queremos hacer ver que en ella se puede sacar algo que tenga más sustancia. Creo que Najwajean aporta eso: que cuando traduces una letra, o sigues las melodías, te llevan a algún sitio, no te dejan indiferente. Te transportan a una serie de emociones, de sensaciones, que van más allá de lo que comprendemos como música electrónica.

-Ha hablado antes del directo, una cuestión que al principio de su carrera como dúo se les resistía. ¿Cómo van a ser los conciertos?

-(C. J.) Con un gran ingeniero de sonido, que es José Luis Crespo, y un ingeniero de luces, que hagan que suene y se vea increíble. Pero en principio somos ella y yo. A lo largo de la gira se incorporará más gente.

-¿A qué se debía esa reticencia a las actuaciones en los comienzos? ¿Era por miedo escénico, por la convicción de que la magia del proceso creativo no podría reproducirse en el escenario?

-(C. J.) Era más honestidad que miedo escénico. Najwa ha hecho un montón de películas, yo de conciertos... Miedo escénico no es una expresión que pueda vincularse a nosotros. Lo que ocurrió es que nos metimos en una habitación, teníamos veinte años, hicimos un disco, y de repente nos dijeron: Hay que hacer un concierto. Pero no veíamos hacerlo en ese momento, no nos veíamos ante un directo. No había ninguna justificación, nos salía de una manera natural. Habría sido acertadísimo enfrentarse a esos conciertos, porque seguro que Najwajean sería muchísimo más grande a día de hoy.

-Hacía siete años que no editaban un disco conjunto, pero nunca se han separado. Hablan de Najwajean como de volver a casa.

-(C. J.) Uno puede trabajar en la música y divertirse con ello, puedes querer hacerlo, pero es difícil cumplirlo las 24 horas, los siete días de la semana. Najwajean es algo que nos planteamos más allá de nuestro trabajo como un hobby, como un placer. Es la parte divertida de esta profesión.

-¿En qué medida creen que el éxito de la serie Vis a vis, en la que participa Najwa, puede contribuir a que el grupo amplíe su público?

-(Najwa Nimri) Indudablemente tengo ahora a más gente que me conoce, pero que no conecta necesariamente a Zulema [su personaje] con la música. Algunos están descubriendo ahora que esa actriz que sale en la tele también hace discos. Tenemos que trabajar para que esos espectadores se enteren. Lo más grato, lo más inesperado, es que una mujer tan diabólica les haya gustado. Quizás porque es alguien divertido y no es realista, como Darth Vader.