Feria del libro 2009

La Sevilla de Belmonte y Chaves Nogales

  • La profesora María Isabel Cintas desgranó ayer los rasgos de la obra cumbre del periodista, la biografía de un torero atípico

El diario Ahora, del que el periodista sevillano Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-Londres, 1944) es redactor jefe, ha propuesto a los lectores que contesten a una pregunta: "¿Recuerda usted cómo era la vida en España en los principios de siglo?". Estamos a finales de 1934, en los más difíciles momentos de la Segunda República. La revolución de octubre ha desestabilizado la ya frágil convivencia nacional y el ambiente social está alterado por los conflictos que vive el país. El torero Juan Belmonte (Sevilla, 1892-Utrera, 1962) ha contestado a la pregunta con algunos apuntes que han llamado la atención de Chaves. El periodista quiere conocer más sobre su vida y le propone una serie de reportajes, 25 en total en la revista Estampa, que recorrerán "la vida del torero" y a la vez "la suya también", en una suerte de "autobiografía" que recorrerá la Sevilla "que ambos vivieron como niños" y que llega hasta el momento en que Belmonte se corta la coleta, en , según explicó ayer María Isabel Cintas, doctora en Filología Hispánica en laUniversidad de Sevilla e investigadora de la figura de Chaves Nogales. Nació así Juan Belmonte. Matador de toros, un libro que ve de nuevo la luz gracias a la editorial Libros del Asteroide, cuya presentación cerró ayer los actos de la cuarta jornada de la Feria del Libro.

La biografía del torero, al que apodaron El Pasmo de Triana, "tiene la virtud de gustar a los taurinos y, sobre todo, a los no taurinos", según González Cotta. Porque, como recordó la profesora en su intervención, "Chaves no era aficionado a la fiesta, nunca presenció una corrida de toros no se sintió conmovido por aquellos espacios de tipismo costumbrista". Y, sobre todo, el valor de esta obra, manual de Lengua española para los alumnos de Nueva York en 1937, viene a convertirse en un perfecto fresco de la sociedad de la época. La primera parte arranca en los primeros años de un niño, hijo de un quincallero, que nació en la calle Feria y que aprendió a torerar en Tablada "desnudo, a la luz de la luna y en silencio" para no alertar a los vecinos. Se relatan aquí la muerte de la madre, el café, los amigos, la primera impresión por la muerte de un torero. La segunda parte de esta obra, de 1913 a 1920, transita por el camino de la formación del diestro, del éxito nacional e internacional, el matrimonio afortunado y, sobre todo, "el Belmonte íntimo e intelectual, el de sus amigos y las tertulias". Y los últimos capítulos recogen los años de plenitud del torero, la muerte de Joselito, el amigo en la vida y rival en los ruedos. Años todos ellos en los que el torero tuvo siempre el mismo compañero: el miedo. "El peligro es el eje de la vida sublime", repetía citando al poeta D' Annunzio. Frase que también hizo suya Chaves Nogales al defender siempre sus ideas. El periodista murió en el exilio. El torero se suicidó.

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