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Sonoridadgeométricay cine-ojo de vértigo

El hombre de la cámara es un icono del cine mudo soviético de los años 20. Todo un impulso ya en su tiempo a la investigación cinematográfica, con puesta en escena de una inconmensurable batería de imágenes siempre en movimiento. También en el cine-ojo de su autor, Dziga Vertov, existe la cámara lenta, y la vertiginosa, barriendo cientos de frames por segundo y sin descanso. En la fábrica, donde las máquinas no paran hasta que la producción no está lista, en una imposible cadena que no tiene paradas. Masas de personas y ciudades dominadas por el cameraman, ya sea en movimiento filmando sobre un camión o una moto, llegando incluso a las entrañas de la tierra para unas tomas del trabajo en la mina. Hay también tiempo para el ocio, con ráfagas deportivas. En cuanto a la música empaquetada para la ocasión por el dúo local Novasónica simplemente apuntar que su banda sonora para tan portentoso ejercicio cinematográfico resultó pobre y sin fuerza, a veces bastante floja por no decir pastelosa, lo cual es totalmente inadecuado para acompañar a a tan rauda fimación.

Frank Bretschneider si produjo una performance potente con con demostración de visuales de geometría en movimiento y de software de audio-al igual que su amigo Alva Noto ayer- presentando Rhythm, una apología del ritmo frenético en sus diversas modalidades y tonos , todas siempre en conjunción o traslación con una pléyade de líneas geométricas que dibujaron en la pantalla miles de figuras a cual más insóspechada. Un concierto de rayas tejiendo la pantalla sin parar a las órdenes de los golpes asincopados de Bretschneider. Una música poliédrica y matemática con curiosas aportaciones de abstracción minimal. Una transformación evolutiva en vivo de ritmos y patrones en perfecta sincronía con un múltiples tiralíneas sintéticas.

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