Taller Sonoro & Sarah Roper | Crítica

Repliegues de lo moderno

Sarah Roper y Taller Sonoro interpretando 'Neon Highway' de Luke Styles.

Sarah Roper y Taller Sonoro interpretando 'Neon Highway' de Luke Styles. / D. S.

Las vanguardias más militantes y experimentales siguen ahí, y este mismo Festival de Encuentros Sonoros ha dado ocasiones de comprobarlo, pero su papel se ha visto seriamente reducido por el empuje de nuevas corrientes que han salido a la busca del público clásico.

Taller Sonoro lo mostró en un concierto en el que tres de las obras eran estreno en España: el dúo para oboe y piano Silentium amoris de Jesús Torres, Silent Spring de la australiana Karen Heath y Neon Highway, un concierto para oboe y once instrumentos del también australiano Luke Styles. En todas ellas, las armonías no son por supuesto las de la música tonal, pero se respeta la tímbrica ortodoxa del instrumento, hay melodías, temas, desarrollos y se juega con los contrastes de texturas, dinámicas y ritmo un poco al modo tradicional. El concierto de Styles está incluso dividido en tres movimientos, aunque el rítmico y agitado es aquí el central. Sarah Roper lo tocó con una intensidad y una claridad articulatoria luminosa. Taller Sonoro en formación extendida acompañó impecablemente.

El concierto había empezado con Pentesilea, un quinteto de Jesús Torres de líneas claras, armonías refinadas y apreciables contrastes entre una silente poética del sosiego y rotundas turbulencias. La quinta obra del programa fue Reverso II de César Camarero, auténtico clásico ya de la creación española más actual, con sus contrastados tratamientos texturales (homofonía, heterofonía, imitaciones, concertación), sus juegos polirrítmicos y sus tensiones armónicas que sólo se resuelven en el silencio.

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