nonna... nadie se marcha eternamente | Crítica de teatro

Para las abuelas que se han ido

Mané Solano, José Luque y Susana Villegas en 'Nonna...'

Mané Solano, José Luque y Susana Villegas en 'Nonna...' / M. G.

A pesar del Covid, a pesar de los continuos vaivenes de los cambios de horarios que están poniendo a prueba a toda la profesión de las artes escénicas, la creatividad sigue imponiéndose y ayer asistimos al cuarto estreno de la compañía Teatro Güi, liderada por el clown Mané Solano, esta vez, con la complicidad de Hiperbólicas Producciones.

Nonna... nadie se marcha eternamente es una comedia dirigida  a los más pequeños y a público familiar. Aún así, el noventa por ciento de los espectadores era adulto y, sobre las risas de estos, se escuchaban a los pocos niños que asistieron embelesados a esta historia tierna, cercana, sobre una abuela, la nonna, interpretada por el monstruo Mané Solano que se reafirma en su personaje. Le acompañan Susana Villegas que crea una nieta, realmente niña, y José Luque que ataviado con la inconfundible nariz de payaso da vida a un buen número de personajes que sirven de bisagra para cambiar las escenas.

Vuelve Mané Solano, el imprescindible, con un tierno cuento de abuelos y nietos

Como ocurre con los espectáculos de Solano el público centra su atención en él y en esa abuela que combina, a partes iguales, la candidez de la vejez con la socarronería del clown. Cada gesto, cada sonido, cada trabalenguas en ese idioma ficticio en el que se expresa Mané es seguido y aplaudido por un público que se entrega siguiéndolo como al flautista de Hamelín.

Los niños y niñas adorarán esta propuesta llena de guiños que ellos conocen bien, pedos, mochilas gigantes, gafas de rompetechos y escenas tan divertidas como la del autobús y el parque de atracciones.

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