Cultura

El asedio de la Historia

  • Juan Manuel de Prada regresa con 'Morir bajo tu cielo', una voluminosa "novela épica" en la que el autor fabula en torno a la resistencia de 'los últimos de Filipinas' en pleno desastre del 98.

Morir bajo tu cielo. Juan Manuel de Prada. Espasa. Barcelona, 2014. 752 páginas. 23,90 euros.

"Muchos de los males sociales y políticos que ha arrastrado España tienen su origen en el desastre del 98; el descalabro por la pérdida de las últimas posesiones introdujo en el pueblo español un pesimismo muy fuerte y esterilizante, una conciencia de fracaso y de inferioridad", sostiene el escritor Juan Manuel de Prada, que ha ambientado su último libro, Morir bajo tu cielo (Espasa), en aquel marco histórico. Esta "novela épica", en la que se entremezclan la novela histórica, romántica, política y de aventuras, evoca con intimismo, explica, el episodio de los últimos de Filipinas, el destacamento español que resistió el cerco de las tropas insurgentes, en la primera de una futura entrega de lo que el escritor desea que acabe siendo "una serie de novelas sobre acontecimientos de la historia de España ocurridos cada diez años, como una especie de Episodios nacionales".

La iglesia del pueblo de Baler, en la isla filipina de Luzón, será el centro de 337 días de asedio en esta obra donde el escritor disecciona las relaciones entre los españoles y los autóctonos para "explorar la condición humana con talante filosófico". Las Morenas y Martín Cerezo, capitán y teniente del Ejército respectivamente, existieron en la realidad y conservan aquí sus nombres. Prada los reconstruye libremente, igual que a Teodorico Novicio, líder de los tagalos.

Aunque tenían una presencia limitada en la zona -"los soldados no las llevaban allí, y mucho menos si su destino no era Manila"-, las mujeres, todas ficticias, son las catalizadoras de la historia: "A diferencia de Cuba, Filipinas no era una tierra rica y las familias no se instalaban allí. Sí hubo muchas monjas. Para la novela elegí a una mestiza [Guicay], hija de un carlista desterrado, y a una monja hija de padres españoles pero nacida allí. Ambas crean un clima hospitalario que permite a los filipinos amar España y al revés", afirma el novelista, que añade: "La mujer tiene más capacidad de resistencia y más amor a la vida que el hombre, en todas las guerras las mujeres han conseguido levantar los países, y esto se ve muy claramente en la Segunda Guerra Mundial".

Como componente "demoníaco o esperpéntico, que se sale de la tónica realista de la novela", aparece en estas páginas el traficante de armas holandés Van Houten: "Tiene un rencor antiespañol, lo que es una constante a lo largo de la historia, por ser España un país a la contra de la tendencia europea".

Según Juan Manuel de Prada, Filipinas había sido hasta ese momento de la Historia "una entidad política creada por España" en la que "los frailes tuvieron que enseñar a cultivar la tierra". "Filipinas era igual de española o más que Cataluña... y se independizó. Esto nos tiene que hacer reflexionar; lo que se produjo entonces se puede producir ahora sin duda alguna. Las razones, o sinrazones, que esgrimían quienes anhelaban la independencia de Filipinas son más o menos las mismas que las de los que ahora desean la independencia catalana", considera.

Sobre la adscripción literaria de Morir bajo tu cielo discrepan dos destacados poetas. Pere Gimferrer ha señalado a Joseph Conrad como referencia fundamental de la obra, mientras Luis Alberto de Cuenca percibe una mayor huella de Jack London. "Hay más influencia de Conrad, y algún homenaje explícito incluso. Aunque me parece honrosísima la semejanza con London, que no deja de ser un discípulo de Conrad, a pesar de tener menos pretensiones literarias", desempata el autor.

Aún tras la firma del Tratado de París, que oficialmente ponía fin a la guerra hispano-estadounidense en Filipinas, la resistencia española, ajena a ese desenlace firmado en las relucientes cancillerías, permaneció en Baler: "Hay ahí una generosidad mezclada con temeridad. Tiene mucho que ver con lo quijotesco, con esa mezcla de heroísmo y locura. El español se calienta y se arroja, y ante la injusticia se indigna y pierde incluso la capacidad de saber hasta dónde puede llegar", apunta al respecto Prada, que ha impregnado su novela de espíritu quijotesco: "Novicio hace en varias ocasiones menciones al Quijote. Muchos escritores del Siglo de Oro quizá escribieran mejor que Cervantes, pero Don Quijote ha pasado como nuestra obra más representativa sobre todo por la creación de personajes que alumbran lo que es el alma española", sostiene el autor.

El autor, que en su primera novela, Las máscaras del héroe, abordó la vida de la intelectualidad noventayochesca en Madrid, lleva al lector a un periodo donde asegura encontrar paralelismos con el pasado reciente español. "La Restauración, de alguna manera, es el anticipo de lo que ha sido la Transición: épocas aparentemente benéficas pero que a la larga se ha demostrado que eran estrategias de las oligarquías políticas y económicas para tener al pueblo engañado. La Restauración idea un sistema de alternancia de conservadores y liberales que deja fuera a la mayor parte de la población. La Transición monta un sistema que tiende al bipartidismo y que ha ido generando cada vez más descontento. Podemos, en el fondo, no deja de ser un cajón de sastre al que han ido a parar los descontentos de un sistema que al final, más allá de su apariencia democrática, era una especie de contubernio entre el dinero y el poder político".

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