Cantos magnéticos

Mapa de Músicas | Electric Fields. Barbara Hannigan

Grabado junto a las hermanas Labèque, el nuevo disco de la soprano Barbara Hannigan conecta a Santa Hildegarda con la electrónica

La soprano y directora canadiense Barbara Hannigan
La soprano y directora canadiense Barbara Hannigan / Marco Borgrevve

Hace justo diez años se hizo viral un vídeo en el que, vestida y caracterizada como una colegiala insolente, Barbara Hannigan (Waverley, Nueva Escocia, Canadá, 1971) interpretaba junto a Simon Rattle los Misterios del Macabro de Ligeti. No era solo el histrionismo al servicio de una partitura grotesca lo que llamaba la atención de aquel registro: era la precisión técnica, la entrega física y la absoluta fusión de voz, gesto y personaje. Para muchos fue una sorpresa, pero en realidad Hannigan llevaba años destacando como una de las cantantes más versátiles, valientes y magnéticas de la escena contemporánea. De hecho, ya en 2011 había participado en la primera grabación en DVD de Le Grand Macabre, en una sugerente producción para el Liceo firmada por La Fura dels Baus.

Desde entonces, su carrera ha seguido una trayectoria difícil de encasillar. Referente indiscutible en el repertorio vocal de los siglos XX y XXI, Hannigan ha trabajado de forma continuada con compositores como Dutilleux, Boulez, Stockhausen, Dusapin, Ligeti, Benjamin, Sciarrino o Zorn, ha estrenado casi un centenar de obras y ha llevado el teatro musical a un nuevo nivel de integración escénico-musical. A todo ello ha sumado, desde hace más de una década, una intensa labor como directora de orquesta. Tras su debut en el Théâtre du Châtelet de París a los 40 años, ha dirigido a formaciones como la Concertgebouw de Ámsterdam, la Orquesta de Cleveland, la Philharmonia de Londres o la Accademia Nazionale di Santa Cecilia. Actualmente mantiene vínculos estables con la Sinfónica de Gotemburgo, la de Radio France, la London Symphony o la Orquesta de Cámara de Lausana, y está previsto que en 2026 asuma la dirección titular de la Sinfónica de Islandia. Su doble faceta como cantante y directora ha generado proyectos tan singulares como sus interpretaciones de La voz humana de Poulencque canta y dirige al mismo tiempo–, o su implicación en trabajos colaborativos con artistas como Sasha Waltz, Reinbert de Leeuw o Katia y Marielle Labèque.

Junto a estas últimas –el dúo de pianistas más famoso del último medio siglo– y con el músico y productor David Chalmin (Chambéry, 1980), Hannigan firma Electric Fields, un álbum que escapa a toda clasificación. El título, tomado del campo magnético que rodea a las partículas en movimiento cargadas de electricidad, alude a la energía invisible pero poderosa que recorre todo el proyecto: una corriente creativa que conecta obras de siglos distantes, técnicas interpretativas divergentes y materiales de naturaleza contrastada, y que da como resultado una experiencia sonora tan envolvente como inasible.

Concebido inicialmente como un espectáculo multidisciplinar para la Filarmónica de Los Ángeles, el proyecto fue madurando a lo largo de varios años, con sesiones de improvisación, escritura y escucha compartida entre Hannigan, las Labèque y Chalmin. Desde el inicio, la figura de Hildegard von Bingen (c.1098-1179) surgió como un eje inspirador. Mística renana, compositora prolífica y visionaria, Santa Hildegarda dejó un corpus de cantos monódicos de enorme riqueza melódica y espiritual. Su música, arreglada por Chalmin, abre el disco con O virga mediatrix y lo cierra con O vis aeternitatis, una pieza que se extiende más allá de los trece minutos con una mezcla de contemplación, extrañamiento y fuerza hipnótica. Otros de sus textos sirven también como sustancia para obras del estadounidense Bryce Dessner (1976) o del propio Chalmin.

Hildegard no es, sin embargo, la única voz del pasado que resuena aquí. El disco también rinde homenaje a dos compositoras del primer Barroco: Francesca Caccini (1587-c.1640), de quien se toma el material temático de Che t’ho fatt’io?, y Barbara Strozzi (1619-1677), autora de Che si può fare?, transformada en dos partes: una improvisada y otra reimaginada por Chalmin. Frente a la espiritualidad de Hildegard, las canciones de Caccini y Strozzi despliegan una mezcla de exuberancia y lirismo íntimo, entre el desenfado naïf y la sensualidad amorosa.

Completan el disco Research #1, un solo instrumental de Chalmin que funciona como cápsula electrónica de transición; Lingua ignota, en la que Chalmin retoma los enigmáticos textos inventados por Hildegard; y ese Che t’ho fatt’io?, firmado junto a Hannigan y tejida sobre fragmentos de Caccini. A ellos se suma la aportación de Bryce Dessner, compositor y guitarrista del grupo The National, residente en París y habitual colaborador de las Labèque, que en O orzchis Ecclesia y O nobilissima viriditas aporta una sensibilidad postminimalista teñida de resonancias arcaicas.

Hannigan, Chalmin y las hermanas Labèque
Hannigan, Chalmin y las hermanas Labèque / Umberto Nicoletti

El álbum, grabado en 2022 y 2023 en La Fabrique des Ondes (Francia), evita cualquier tentación historicista o museística. No hay aquí reconstrucciones, sino reimaginaciones. Los cantos medievales no suenan con arpa ni salterio, sino entrelazados con sintetizadores electrónicos, capas armónicas fluctuantes y texturas digitales que expanden el espacio acústico. Las voces de las compositoras barrocas emergen entre veladuras, como ecos difuminados de una emocionalidad que sigue viva. El resultado es un recorrido de poco más de una hora que atraviesa estilos, épocas y estéticas con naturalidad sorprendente, sin renunciar a la coherencia interna ni al compromiso artístico.

Más que una colección de piezas, Electric Fields se presenta como una experiencia inmersiva, en la que se alternan momentos de introspección casi litúrgica con episodios de pura pulsión sonora. La voz de Hannigan, dúctil y expresiva como pocas, flota entre el canto llano, el susurro, el lamento y la resonancia espectral. Las Labèque, maestras en el arte de la insinuación pianística, dan forma al flujo sonoro con una delicadeza nunca superficial. Y Chalmin, como tejedor de atmósferas, aporta el vínculo invisible entre lo acústico y lo electrónico, entre lo arcaico y lo futurible. En su conjunto, Electric Fields es tanto un homenaje a la creatividad femenina de siglos como una reivindicación de la música como campo abierto de experimentación. Un regreso al futuro.

Electric Fields. Hannigan, K. & M. Labèque, Chalmin. Alpha
Electric Fields. Hannigan, K. & M. Labèque, Chalmin. Alpha

La ficha

ELECTRIC FIELDS

  1. Hildegard von Bingen (c.1098-1179) / David Chalmin (1980) [arreglos]: O virga mediatrix
  2. David Chalmin: Research #1
  3. Barbara Hannigan (1971) & David Chalmin: Che t’ho fatt’io? [basado en fragmentos de Francesca Caccini (1587-c.1640)]
  4. Bryce Dessner (1976): O orzchis Ecclesia [texto en lingua ignota de Hildegard von Bingen]
  5. David Chalmin: Lingua ignota [texto en lingua ignota de Hildegard von Bingen]
  6. Improvisación: Che si può fare? (parte I) [inspirado en Barbara Strozzi)
  7. Barbara Strozzi (1619-1677) / David Chalmin [arreglos]: Che si può fare? (parte II)
  8. Bryce Dessner: O nobilissima viriditas [texto en latín de Hildegard von Bingen]
  9. Hildegard von Bingen / David Chalmin [arreglos]: O vis aeternitatis

Barbara Hannigan, soprano

Katia & Marielle Labèque, pianos

David Chalmin, sintetizadores y electrónica

Alpha

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