¿Chaves Nogales restaurado?

Tribuna

El editor y poeta Abelardo Linares escribe este artículo a propósito de la publicación de ‘Desde París’, el primer tomo de las crónicas de la Segunda Guerra Mundial al cuidado de Yolanda Morató.

Manuel Chaves Nogales.
Manuel Chaves Nogales. / D. S.
Abelardo Linares

11 de julio 2025 - 06:30

Acaba de salir la tercera edición de Desde París de Chaves Nogales, tomo al cuidado de la Dra. Yolanda Morató en el que, dice, se reúnen todas las crónicas escritas por Chaves para Havas. La idea más novedosa que aporta la Dra. Morató, y también la más discutible, puede resumirse en que las crónicas aportadas no son originales sino traducciones. Lo explica así: “Hay varios casos que permiten detectar que los artículos de Chaves Nogales no se enviaban en español sino en francés, a la prensa iberoamericana”.

El fundamento único de esa sorprendente y vaga teoría consiste en que aparecen galicismos en algunos textos (cita dos) y preposiciones que “siguen con frecuencia la gramática francesa sin respetar los usos propios del español”. Nada más. Ningún dato concreto. Ninguna fuente bibliográfica que respalde una afirmación tan trascendente y grave. Cuenta la Dra. Morató, en una entrevista con la periodista María José Solano, algo totalmente fantasioso: que las crónicas en español, “supuestos originales (que también son traducciones) no solo son peores que las crónicas brasileñas (pues son más breves e incompletas) sino que en ocasiones están censuradas. Contienen bastante manipulación”. Pero de tales afirmaciones no hay huella alguna en el prólogo de la Dra. Morató; aparte de que, si todo son traducciones, unas no debieran ser mejores que otras.

Es facilísimo comprobar que las crónicas de Buenos Aires y La Habana están escritas por Chaves Nogales, que son originales y no traducciones. Dado que muchas de ellas se publican a la vez en ambos medios, bastará cotejarlas (como debería haber hecho la Dra. Morató) para comprobar que, en su inmensa mayoría, son idénticas, por lo tanto originales, mientras que si fueran traducciones resultaría del todo imposible tal absoluta coincidencia. Esa es la crítica que yo le hacía a la Dra. Morató en un artículo publicado en ABC. Pero, en lugar de contestar a mi concreto argumento, la Dra. Morató se ha limitado a difundir que ha sido víctima de “una campaña de desprestigio brutal”, que ha habido, por mi parte, “calumnias y dislates” y “opiniones infundadas” y ataques personales, sucios y llenos de fango. Afirmaciones estas de la Dra. Morató que nada tienen que ver con la estricta realidad, a no ser que, de igual modo, asegure que este mismo artículo es calumnioso y está lleno de fango, en lugar de veraz y repleto de información contrastable.

Aunque Havas utilizara en general el francés (igual que la Agencia Efe utiliza el español o la BBC el inglés), todas las grandes agencias de noticias, difundieron durante la II Guerra Mundial una gran cantidad de información en otros idiomas. Pero tampoco se puede negar la posibilidad de que en estos artículos haya cosas que aún no sabemos o que en ellos se puedan encontrar añadidos o supresiones extrañas, errores de transcripción o interpolaciones, aunque en ningún caso debido a que estas crónicas sean meras traducciones.

Por eso mismo estará bien comparar la crónica: Alemania descubrió su juego, Diario de Pernambuco (2/6/1940), que es la elegida por la Dra. Morató, con la publicada en El Sol de Buenos Aires: Ya no sorprenderá ningún arma nazi al pueblo francés. En realidad, las dos son la misma crónica, salvo que la argentina incluye un revelador y crucial añadido (al que se refiere en la pág. 405, pero mutilándolo), que hace aún más inexplicable la elección de la Dra. El párrafo final de la traducción de la Dra. Morató dice: “Alemania ha descubierto su juego. Toda su táctica compuesta de paracaidistas, quinta columna y submarinos no guardan más secreto. Las medidas de defensa tomadas a tiempo por Gran Bretaña cortaron el mal de raíz. La conciencia de todo francés sabe que el juego alemán ya no ofrece peligro”.

El párrafo último del original escrito por Chaves y publicado en El Sol de Buenos Aires es muy superior y bastante más largo: “Alemania ha descubierto su juego, y todos sus mejores naipes están a la vista sobre la mesa, sus divisiones blindadas, la potencia de su acción, sus minas magnéticas, sus submarinos, sus quintas columnas, sus paracaidistas, etc., y ya con las cartas boca arriba y aunque Hitler tenga todavía alguna otra carta guardada en la manga, el comando francés puede decir con serenidad y plena conciencia la frase sacramental del juego: Quiero y envido”.

La propia Dra. Morató reconoce “que los artículos son muy similares salvo por dos añadidos”, pero desprecia precisamente al que aporta esos añadidos. ¡Y qué añadidos! El “Quiero y envido” hace referencia a un lance del juego del mus, muy popular en España, pero prácticamente desconocido en Francia y Brasil. Ningún cablegrafista francés hubiera sabido traducir al francés ese “Quiero y envido”. Y de haberlo hecho, la frase hubiera sufrido tal distorsión que al ser traducida de nuevo nunca hubiera dado en castellano: “Quiero y envido”. En la versión brasileña estamos ante un resumen, no ante una traducción, lo que es muy relevante.

La Dra. Morató sostiene que las crónicas originales de Chaves “son peores que las crónicas brasileñas”, traducidas por ella. Me da un poco de miedo. Conversando con el también profesor Francisco Fuster, Morató ha llegado a afirmar: “He restaurado cada una de las crónicas que aparecen en mi edición”. ¡Ojalá no sea cierto! Las últimas restauraciones culturales en Sevilla no han sido del todo afortunadas.

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