La voz del sol | Crítica

'Cuéntame' no se acaba nunca

Karra Elejalde, Matteo Artuñedo y Carmen Machi en una imagen del filme.

Karra Elejalde, Matteo Artuñedo y Carmen Machi en una imagen del filme.

Hace una semana se filmaba el último episodio de Cuéntame, serie que ha marcado a toda una generación en su regreso castizo a la España de la Transición y los años de la Democracia en las claves de un aseado y arquetípico didactismo para toda la (vieja) familia. La serie de RTVE ha acuñado también una peculiar estética de plató y ambientación de estreno que ha permanecido intacta hasta sus últimos días, a contracorriente de las nuevas modas y tendencias de las series históricas de plataformas.

Y esa estética acartonada, también el espíritu pedagógico y simplificador, es precisamente lo que parece recuperar este filme de Carol Polakoff basado en la novela autobiográfica de Alan Jolis que nos devuelve a la España de los 60 y su exilio parisino a través de la historia de una pareja, Karra Elejalde y Carmen Machi en la enésima variación de su exitoso dúo complementario tinte mediante, que regresa con el hijo de sus señores a un país de San Fermines, recuerdos de la Guerra Civil y cuitas familiares por resolver en las horas postreras del drama inevitable.

Si el personaje del adolescente es el blando pretexto para las clases elementales de Historia de buenos y malos durante la Guerra y el Franquismo, las matrimoniadas sin papeles blandean igualmente en su voluntad reconciliadora con unas raíces y unas heridas del pasado que tienen más de costumbrismo de culebrón que de realidad sociológica.

Filmada en un digital de excesiva profundidad de campo y con dudosas soluciones de encuadre cortesía del gran Alcaine, La voz del sol tiende empero a simplificar y aplanar buscando en vano una emoción nostálgica que nunca llega, en una operación retro cuyo espectador ideal hace ya tiempo que se refugió en la televisión de sobremesa como narcótica butaca de autoengaño.