Venganza en el Neolítico
Ötzi, el hombre de hielo | crítica
Ficha
*** 'Ötzi, el hombre de hielo'. Aventuras pre-históricas, Alemania, 2017, 97 min. Dirección y guion: Felix Randau. Fotografía: Jakub Bejnarowicz. Intérpretes: Jürgen Vogel, Susanne Wuest, Andre Hennicke, Sabin Tambrea, Martin Schneider, Franco Nero, Paula Renzler.
Dice Google que Özti es el nombre que se le ha dado a la popular momia descubierta en 1991 en los Alpes de Ötzal, en la frontera de Austria e Italia, una momia en sorprendente buen estado de conservación a la que la Ciencia ha situado nada menos que en el 3255 A.C. y que, por lo visto, murió con 46 años como consecuencia de un certero golpe de lanza en la espalda.
Sobre este antecesor tan anónimo como ahora famoso y visitado en el Museo de Arqueología del Tirol (Bolzano) trata precisamente esta película alemana de aventuras salvajes y supervivencia, a la que hay que agradecer en primer lugar el supuesto rigor histórico-arqueológico a la hora de reconstruir la época, los comportamientos o el no-lenguaje de nuestros viejos congéneres por aquellos días de caza, pastoreo, fornicio, crianza y vida sometida a las inclemencias del tiempo.
Partiendo de este panorama, lo que cuenta Felix Randau no deja de ser una sencilla y lineal historia de ataque, supervivencia y venganza, con una agradecida rebaja de psicología explicativa y toda la crudeza imaginable a la hora de retratar a los hombres como seres primarios y violentos, especialmente cuando se trata de preservar la seguridad de los suyos.
Ya es más dudoso que el componente mágico-religioso (una suerte de espejo que funciona como amuleto sagrado) o algunos instantes de introspección de nuestro protagonista (Jürgen Vogel) no hayan salido de la excesiva imaginación del guionista, que se ve obligado, así parece, a meterle al asunto algo más de sustancia que la mera fisicidad de los trayectos, las peleas, las caídas o los encuentros (con el mismísimo Franco Nero) en un paisaje montañoso, agreste e invernal.
Así, con cierta decencia y aire resolutivo, Ötzi se deja ver sin demasiados problemas de credibilidad y, aunque no puede competir en intensidad y ferocidad con las peleas cuerpo a cuerpo de El renacido, con la que guarda ciertas similitudes, es una película lo suficientemente controlada y medida en sus ambiciones como para sumarse con honores al poco nutrido catálogo de cine pre-histórico.
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