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Teatro Central

Dos formas de subir a la montaña rusa

  • La coreógrafa Gisèle Vienne recrea una fiesta 'techno' en 'Crowd', que programa este fin de semana el Teatro Central junto con la reivindicativa 'Rebota, rebota y en tu cara explota'

Gisèle Vienne, ayer en el Central.

Gisèle Vienne, ayer en el Central. / José Ángel García.

La coreógrafa y artista visual Gisèle Vienne reúne a 15 hombres y mujeres perdidos en la noche en Crowd (Multitud), una obra que se verá en el Central hoy y mañana y en la que su creadora recrea una fiesta techno a través de movimientos estilizados y el interés por ahondar en la psicología de sus personajes.

Vienne, que firma la dramaturgia con el autor estadounidense Dennis Cooper, con el que ya ha colaborado anteriormente, defendió ayer que no cree que "todo el que vaya a una rave busque sólo bailar y colocarse durante 24 horas, mucha gente persigue algo más profundo. En esas fiestas, me parece, hay un sentido de ritual y los protagonistas buscan ponerse en contacto con algo interno de sí mismos", asegura la directora francoaustriaca.

La coreógrafa plantea esta free party como un montaje "muy visual, muy plástico, con imágenes que muchas veces pueden recordar a la pintura. Y es también una reflexión sobre el tiempo, sobre lo elástico que es este concepto", afirma Vienne. "El movimiento está tratado como si lo editáramos: hay saltos, pausas, y en algún momento incluso se vuelve atrás y se ofrece la misma escena desde otra perspectiva", explica Vienne.

Una escena de 'Crowd'. Una escena de 'Crowd'.

Una escena de 'Crowd'. / Estelle Hanania

La inesperada espiritualidad que puede resultar de algo tan físico como el baile encuentra una culminación en Crowd, una obra que ahonda en el componente catártico que tienen las raves. "Para los intérpretes representar esta pieza es algo importante, no vienen a hacer la función y se desentienden. Lo viven como algo especial", opina la coreógrafa, que sintió en Sevilla, una vez que visitó la Semana Santa, una experiencia extrasensorial similar a la que sacude a sus personajes. "No soy religiosa, pero la combinación de la música, el incienso, la belleza de las imágenes, la arquitectura de la ciudad y estar varios días sin dormir me hizo sentirme embriagada", expone esta graduada en Filosofía que estudió títeres en la École Nationale Supérieure des Arts de la Marionnette.

"La gente que va a una ‘rave’ no quiere sólo bailar y colocarse", opina Vienne. "Busca algo en su interior”

El Central acoge este fin de semana -mañana y el domingo en la sala B- también otro espectáculo, Rebota, rebota y en tu cara explota, una creación de Agnés Mateus y Quim Tarrida que reivindica los derechos de la mujer desde la lucidez canalla del cabaret, "como una especia de Club de la comedia punki", adelanta Mateus, intérprete de un monólogo que codirige junto a Tarrida.

Una obra que tiene, consideran sus responsables, "la rabia como motor". La indignación por todas las mujeres que son asesinadas aunque las informaciones dicen que pierden la vida; el rechazo al machismo "y a algo más amplio que eso: el patriarcado, el capitalismo y cómo está organizado el mundo". Mateus pone sobre el escenario "actitudes con las que convivimos desde hace años" y lo hace con "ironía y cinismo bestia. El sarcasmo nos permite decir cosas que en otras circunstancias no diríamos, como hacían los bufones en la corte", sostiene la actriz, que ha trabajado anteriormente junto a otros creadores como Juan Navarro, Rodrigo García o Simona Levi. "Pero no nos gusta que etiqueten la obra como muy divertida, porque es algo más complejo. Lo es al principio, pero va hacia otros sitios, como cuando te subes a la montaña rusa y acabas mareado", matiza Tarrida.

Agnés Mateus y Quim Tarrida. Agnés Mateus y Quim Tarrida.

Agnés Mateus y Quim Tarrida. / José Ángel García

Rebota, rebota y en tu cara explota se programa en Sevilla coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer. "Nos suelen llamar para esta fecha y para el 25 de noviembre, el día contra la violencia machista", dice Mateus de un espectáculo que se estrenó en septiembre de 2017. "Y hay programadores que si no pueden colocarlo en esas fechas prefieren no contar con el montaje, pero a nosotros nos gusta hacer hincapié en que el año tiene 365 días y cualquiera de ellos es bueno para una obra como ésta", que aborda desde los insultos con que suele denigrarse a las mujeres o esa manía de la factoría Disney de casar siempre a sus protagonistas femeninas.

Rebota propicia un nuevo encuentro creativo entre Mateus, performer y artista multidisciplinar, y Tarrida, dibujante, fotógrafo y escultor, quienes forman pareja en la vida real y ya habían unido sus talentos en Hostiando a M, una propuesta que también se inspiraba en la realidad. "Nos gusta decir que el escenario es un espacio público. Si no hay una implicación política, al menos que haya una implicación estética. La gente no debería salir del teatro igual que como ha entrado. Debería estar prohibido para la gente que se dedica a esto", reivindica Mateus.

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