rey lear | Crítica de teatro

Lo que se debe hacer en teatro

Carmen Gallardo interpreta al rey Lear en esta versión de Atalaya

Carmen Gallardo interpreta al rey Lear en esta versión de Atalaya / Félix Vázquez

Ricardo Iniesta firma su obra más estética (con permiso de sus insuperables versiones de Así que pasen cinco años de Lorca).

En un acto de justicia cósmica le ha dado el papel de Lear a Carmen Gallardo, posiblemente la mejor actriz de Andalucía, y firma una versión en la que ha podado lo necesario para acercarnos a un Shakespeare en su madurez y del que extrae su visión humanista y su crítica feroz al poder.

Gracias a ese milagro que significa el mantener un equipo estable, los ocho actores restantes interpretan a sus personajes principales y, luego, se multiplican para formar los coros que jalonan la obra dándole la musicalidad característica de la casa. La iluminación de Alejandro Conesa y la música de Luis Navarro confirman el sello de calidad que convierte a esta propuesta en un espectáculo de primer orden a la altura de lo que debería ser el trabajo de un Centro de Teatro Andaluz. El vestuario de la maestra Carmen de Giles y el estilismo de Manolo Cortés ponen la guinda de este Shakespeare en estado de gracia. La escenografía, viva, ya que se va formando ante nuestros ojos por el ímprobo trabajo de sus actores al mover catorce bancos de madera llega a convertirse, por momentos, en una lección del uso del espacio.

Iniesta no ha buscado la épica (el Lear de Gallardo es un viejo abandonado que se lamenta de su mal gobierno), sino que denuncia, con palabras escritas hace tres siglos, nuestra realidad.

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