Mirar al padre, recibir la herencia
El reino de la mafia | Estreno en Filmin

La ficha
*** 'El reino de la mafia'. Drama, Francia, 2024, 108 min. Dirección: Julien Colonna. Guion: Julien Colonna, Jeanne Herry. Fotografía: Antoine Cormier. Música: Audrey Ismael. Intérpretes: Ghjuvanna Benedetti, Saveriu Santucci, Anthony Morgatti, Andrea Cossu, Fréderic Poggi.
La traducción española (El reino de la mafia) de este Le Royaume francés con el que debuta Julien Colonna busca tal vez facilitar al espectador perezoso el contexto de su trama pero tergiversa un poco el corazón íntimo y el foco de originalidad que la sostiene a la hora de abordar el mundo del crimen organizado y sus clanes en la isla mediterránea de Córcega a mediados de los años 90.
Porque ese reino hace realmente referencia al espacio y el tiempo compartido y privado entre un padre y jefe de un clan mafioso (Saveriu Santucci) y su hija adolescente (Ghjuvanna Benedetti, todo un descubrimiento) durante los días de un tórrido verano que pasan juntos en plena escalada de confrontación con otras bandas locales.
La película de Colonna se sitúa así en un inopinado lugar intermedio entre una cinta como la italiana Para Chiara, de Jonas Carpignano, allí a propósito de la mafia calabresa, y la también reciente y celebrada Aftersun, de Charlotte Wells, a saber, entre la mirada adolescente y femenina a un mundo de hombres adultos, rituales y códigos criminales, y esa delicada relación íntima que se fragua en el vínculo sanguíneo más primario, el instinto de protección, la fascinación y el afecto mutuo, pero también proyectada hacia el inevitable legado que prolongue el ciclo de la violencia como mecanismo atávico e inextinguible de un modo de vida furtivo en los márgenes de la ley y la sociedad.
Así, no espere el espectador de este Reino de la mafia demasiadas escenas de ataque y vendetta, que las hay y están bien filmadas y sin contemplaciones, sino un dilatado contacto entre padre e hija, casi siempre visto a través de los ojos de esta última, desde el que se va revelando poco a poco, a veces con cierta demora o tendencia al estancamiento, un universo y una cultura donde no existen ni la piedad ni la derrota definitiva.
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