Cultura

"Al final lo importante es si lo que haces es bello y emocionante o no"

  • Con composiciones en torno a los poemas de Manuel Alcántara, la artista catalana reflexiona sobre los corsés de la creación · "El flamenco nunca me va a amarrar", dice

Más de 30 años en el flamenco avalan cada aventura musical de Mayte Martin (Barcelona, 1965). Su última producción es alCANTARa Manuel (Nuevos Medios), un disco intimista y desnudo de artificios, resultado de musicar los poemas del malagueño Manuel Alcántara a ritmo de blues, tango y bolero sin perder de vista el sello jondo.

-¿Cómo llega a la poesía de Manuel Alcántara?

-Se le quería homenajear en la Bienal de Málaga llevando al flamenco sus poemas, y su director, José Luis Ortiz Nuevo, pensó que yo era la persona indicada. Me mandó su obra y al primer poema me di cuenta de que Manuel y yo teníamos muchas cosas en común. Me conmovieron sus sonetos, la belleza y sencillez de su poesía. Me di cuenta de que no quería cantar sus poesías por tientos, eso ya lo hago con el flamenco clásico. Sentí que había un universo increíble donde podía sumergirme e inventar paisajes sonoros, sobre todo con los poemas más largos.

-¿Había versionado anteriormente a otros poetas?

-No había realizado un trabajo entero basado en un solo autor, pero sí he musicado a Lorca y a Rafael de León.

-¿Cuando se recurre a poetas contemporáneos es porque faltan letristas que conecten con los cantaores de ahora?

-No lo creo así. Las letras flamencas son universales y atemporales: hablan de amor, de muerte, de desengaño. La gente se enamoraba hace cien años y se seguirá enamorando dentro de otros cien. Si el flamenco necesita alguna renovación no es en las letras.

-¿A qué señala cuando habla de renovación en el flamenco?

-A una cuestión de cuidado musical, que es lo que trato de hacer cuando recreo obras clásicas.

-En su trayectoria se ha caracterizado también por reivindicar figuras soslayadas del cante, como Juanito Valderrama. ¿Por qué él?

-Me da mucha rabia su caso. Juan Valderrama ha sido un gran artista y un gran conocedor del flamenco, un intérprete sumamente elegante y sensible pero muy injustamente tratado por el flamenco por la cerrazón absurda de que si eres cantaor luego no puedes cantar copla o no puedes cantar El inmigrante, El inclusero o La primera comunión. Le pasó esto también a Caracol, a Marchena y a todos los cantaores que han tenido una garganta capaz de cantar otras cosas e imaginación de trasladarse a otros campos de la música.

-¿Se siente identificada?

-Sí. Pienso que un artista debe ser libre, sobre todo cuando existe una inquietud artística, no porque lo demande el mercado. En mi caso, probablemente he ido todo el tiempo a contracorriente. Cuando era moda una cosa, he hecho otra, porque era lo que el corazón me mandaba. A mí el flamenco nunca me va a amarrar.

-Con la perspectiva que da el tiempo, ¿cómo valora las críticas por su actuación en la Bienal de Sevilla donde presentó este disco?

-El Lope de Vega tiene un aforo de más de 700 personas y probablemente las personas que salieron enfadadas del teatro fueron 30 ó 40. Las demás estuvieron de pie, aplaudiendo un cuarto de hora. Eso me parece un éxito rotundo.

-¿Respeta el papel de la crítica?

-La respeto porque es una opinión personal, pero no la respeto más que la de cualquier persona que yo sepa que tiene una sensibilidad para apreciar lo que está ocurriendo en un escenario aunque no escriba en ningún periódico.

-Explíquese.

-Me parece lamentable que al final se hable de si una cosa es flamenco o no lo es; de si está fuera de lugar o no programarla en la Bienal... Y que eso prime sobre la belleza de lo que estás haciendo, cuando al final lo importante es si lo que haces es bello y emocionante o no. 700 personas en el Lope de Vega estuvieron de acuerdo en que lo es. Y, en todo caso, si programar ese espectáculo estaba fuera de lugar, tampoco es mi problema decidirlo. Agradezco sincerísimamente que el director de la Bienal pensara que yo, hiciera lo que hiciera, no estaba fuera de lugar, porque llevo más de 30 años haciendo flamenco, en paralelo a cualquier cosa que haga, y sólo esa razón me hace merecedora de un lugar en la Bienal. Por otro lado, en este nuevo trabajo, en el que hay 12 temas, 10 de ellos no se asientan en ningún palo flamenco, pero creo que esto tiene un sonido y una esencia claramente flamenca.

-¿Qué lugar ocupa este disco en su carrera?

-Le tengo demasiado respeto al público y a la música como para enseñar algo de lo que no estoy orgullosa. Pero aquí están todas las Maytes Martín: la flamenca, la bolerista, la guitarrista, compositora, la arreglista... Esto es una mezcla de todo lo que yo soy.

-¿Son Miguel Poveda y usted los representantes actuales de la escuela catalana?, ¿qué nuevos valores llegan de allí?

-Llevo cinco o seis años bastante desconectada de lo que está pasando en Barcelona porque he estado centrada en mis dos últimos trabajos. Puede ser que haya un sello que identifique el flamenco catalán, porque de alguna manera todo lo que se aprende en una atmósfera determinada, acompañadas de unas vivencias y un ritmo de vida distinto tiene otros ingredientes. El resultado, forzosamente, es otro. Pero, como en todo, no se puede agrupar ni etiquetar. En el flamenco catalán ha habido toda la vida artistas interesantes y artistas que no han trascendido. Ni el flamenco catalán, de Jerez ni de ningún lado es garantía de calidad ni de nada.

-¿Vendrá a actuar pronto a Sevilla?

-Sí, espero que sí, pero con recitales de flamenco clásico, no con este disco, porque se dio por presentado en la Bienal.

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