'Fuera de marco': Caixafórum Sevilla pone al espectador en el centro de la experiencia artística
Arte
La exposición, que se programa hasta mayo, recoge el diálogo de dos creadores actuales, Rineke Dijkstra y Philippe Parreno, con los maestros Rembrandt y Goya.
José Luis Cienfuegos visto por sus amigos
¿Cómo actuamos ante una obra de arte cuando entramos en un museo? ¿Hasta qué punto nos condiciona la sensibilidad del momento que vivimos, interfieren en el diálogo con el lienzo nuestras preferencias estéticas? ¿Por qué razón alguien se siente conmovido ante un cuadro mientras otra persona, a su lado, observa indiferente? La neerlandesa Rineke Dijkstra se enfrenta a estas preguntas en la videoinstalación Night Watching, en la que pone a diversos grupos de visitantes a contemplar La ronda de noche, una de las obras maestras de Rembrandt que se exhibe en el Rijksmuseum de Ámsterdam. Esta pieza, y la película La Quinta del Sordo, en la que el francés Philippe Parreno convierte las Pinturas negras de Goya en una experiencia sensorial, ambas adquisiciones de la Colección de Arte Contemporáneo de la Fundación La Caixa, conforman la exposición Fuera de marco, que puede verse en Caixafórum Sevilla hasta final de mayo y que analiza el papel del espectador en la "creación de significado".
Dijkstra, que asistió este jueves a la inauguración de la muestra y volverá a Sevilla el 3 de marzo para mantener un diálogo con la directora de PhotoEspaña María Santoyo, grabó durante seis jornadas, en las últimas horas de la tarde, cuando el Rijksmuseum ya había cerrado sus puertas, a gente muy diversa: mujeres maduras que perciben una pintura que visitaban cada domingo como parte de su memoria sentimental, pero también estudiantes de arte más interesados en las creaciones del presente, hombres de negocios japoneses que muestran curiosidad por la logística del encargo que recibió Rembrandt o jóvenes que se detienen ante la escena de una milicia a punto de empezar una misión como si tuvieran ante sí una ficción lejana.
Dijkstra, un nombre destacado en la fotografía actual, dispone tras esos personajes un fondo blanco para aislarlos y reforzar el encuentro que protagonizan con La ronda de noche, que nunca llega a verse en estos vídeos. "No les dimos un guión, pero sí creamos las circunstancias para que se expresaran libremente", cuenta la artista, a la que preocupaba que los grupos que participan en el experimento, una selección en la que conviven trabajadoras de un supermercado con una familia propietaria de unos grandes almacenes, "estuviesen vivos y relajados, que no se mostraran tiesos. Creo que lo conseguimos porque me ofrecieron interpretaciones muy distintas del cuadro: los niños, por ejemplo, eran muy aplicados, hacían muchas preguntas y mostraban un interés de tipo académico".
La directora de la Colección de Arte Contemporáneo de la Fundación La Caixa, Nimfa Bisbe, que presentó la exposición junto con el director de Caixafórum Sevilla Moisés Roiz, apuntó que las obras de Dijkstra y de Parreno llegaron al mismo tiempo a los fondos de la entidad y que identificaron en ellas una sintonía que no habían previsto inicialmente: el "diálogo entre presente y pasado", la "relectura" de la creación actual "de su propia historia", la convicción de que la emoción y la belleza trascienden el formato de una tela enmarcada. En su trabajo, Parreno recrea a través de una película inmersiva "la experiencia sensorial" que habría sido estar ante las Pinturas negras en el espacio en el que las concibió Goya, la Quinta del Sordo, un inmueble derribado en 1909 después de que los murales se trasladaran al Museo del Prado.
Parreno, que pudo grabar con detenimiento en la pinacoteca madrileña esta serie emblemática de la Historia del Arte en el tiempo detenido de la pandemia, recupera en este filme -que se proyecta en Sevilla en pases cada 40 minutos- el estremecimiento y el asombro que Goya provocaría en su momento. Iluminadas con la temblorosa llama de una vela, como entonces, arropadas por el ruido de la lluvia y el viento, joyas como Saturno devorando a un hijo o Duelo a garrotazos son observadas aquí desde una proximidad insólita, en un juego de texturas y de luces que acentúa el misterio y el poder de evocación de las pinturas goyescas. "Parreno", analiza Bisbe, "nos está diciendo que con el traslado al museo perdimos algo de la intensidad y la energía con la que fueron creadas". Una conmoción que el espectador de ahora recobra y vive con toda su fuerza gracias a la tecnología.
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