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Exposición 'El viaje más largo'

Una gesta española en la voz de sus protagonistas

  • La muestra convierte al visitante en un tripulante de la Primera Circunnavegación a la Tierra

  • La museografía subraya el carácter explorador del hombre

Los Reyes recorriendo la exposición junto a sus comisarios y el resto de autoridades.

Los Reyes recorriendo la exposición junto a sus comisarios y el resto de autoridades. / Antonio Pizarro

El Archivo de Indias propone un apasionante viaje en torno a los documentos originales de la Primera Vuelta al Mundo que conserva y que se completan con manuscritos, crónicas y piezas procedentes de otras instituciones europeas, como la Biblioteca Nacional de París, el Museo Nacional de Escultura de Valladolid o el Archivo Nacional Torre de Tombo en Lisboa. En total, 106 valiosos originales, como el Tratado de Tordesillas, ediciones de las crónicas de Pigafetta o Genovés y la talla original de la Virgen de la Victoria de Triana venerada por los expedicionarios en la partida y en la llegada, que ha sido restaurada expresamente para esta cita.

Para el gaditano Manuel Ravina, director del Archivo de Indias, es un "orgullo" que la institución americanista inaugure la gran exposición conmemorativa de la primera circunnavegación a la tierra, titulada El viaje más largo. Dos archiveros facultativos de su equipo, Guillermo Morán Dauchez y Braulio Vázquez Campos, son los comisarios de la muestra junto con el director científico de la misma, Antonio Fernández Torres, bien conocido en el Archivo por su excelente exposición sobre el Pacífico.

Más de dos años y medio se han necesitado para armar este proyecto, "hecho con mucho cariño, trabajo y rigor", atestigua Ravina. Lo organizan Acción Cultural Española y el Ministerio de Cultura y Deporte que dirige el andaluz José Guirao, presente en el acto inaugural que han presidido los Reyes, que tuvieron tiempo pese a la apretada agenda de saludar al equipo científico del Archivo de Indias. La muestra cuenta con el patrocinio de la Fundación Unicaja y podrá visitarse hasta el 23 de febrero en Sevilla. De junio a septiembre de 2020 viajará al Museo San Telmo de San Sebastián.

"Aquí está la base de toda la historia. Nos hemos ido al origen y a las fuentes. Lo esencial de este proyecto es que le da voz a los protagonistas directos", reflexiona el comisario Antonio Fernández. Si las exposiciones sobre documentos históricos y legajos difícilmente resultan atractivas para el gran público, porque no se pueden leer directamente o pueden pecar de repetitivas, aquí ese reto se salva con éxito gracias a la atractiva museografía, que plantea un cuaderno de bitácora para distintos tipos de audiencias y convierte al espectador en un viajero más junto a Magallanes y Elcano. Los temores de la partida, el frío del viaje y la alegría de los 18 marineros que regresaron con vida a Sanlúcar de Barrameda en una maltrecha nao Victoria -zarparon 239 tripulantes de distintas nacionalidades- están perfectamente expresados en los seis ámbitos de la muestra, que enfatiza el carácter explorador y aventurero del hombre conectando esta gesta con los actuales viajes espaciales.

Reproducciones de las cinco naves que componían la armada de Magallanes por el maquetista Antonio Hierro. Reproducciones de las cinco naves que componían la armada de Magallanes por el maquetista Antonio Hierro.

Reproducciones de las cinco naves que componían la armada de Magallanes por el maquetista Antonio Hierro. / Juan Carlos Muñoz

La exposición arranca mostrando los motivos que impulsaron la organización de la Armada del Maluco, esto es, el contexto histórico de lo que será el viaje de Magallanes y Elcano alrededor del mundo y que tiene relación directa con la pugna entre Portugal y Castilla por el comercio de las especias. Los portugueses habían abierto la ruta de las Indias, pero el reino de Castilla no podía ir hasta allí por esa vía debido al reparto establecido por el Tratado de Tordesillas. La idea de buscar un paso alternativo y alcanzar la Especiería por el Oeste, como quería Colón, para evitar la zona de influencia de Portugal está en la génesis de la expedición magallánica. Por eso en el primer ámbito de la muestra, el Sueño, el visitante encuentra una escenificación de la llegada de Magallanes a la Corte de Valladolid, cuando en 1518 presenta al joven Carlos I su proyecto para llegar a las Molucas -Indonesia-, islas conocida por la riqueza de sus especias y con las que Portugal llevaba varios años comerciando. Es uno de los ámbitos más hermosos de la muestra y lo preside uno de los escasos retratos juveniles de quien luego será el emperador Carlos V, un busto del Museo de Escultura de Valladolid, realizado poco después de esta reunión, en 1520, por lo que sirve casi como un fotomatón de la época.

Enriquecen este conjunto documental el relato que Bartolomé de las Casas hizo del encuentro y el original del Tratado de Tordesillas que custodia el Archivo de Indias. "El Tratado partía los dos hemisferios y planteaba un problema muy grave: aunque teóricamente estaba todo muy claro, por la tecnología de la época no se podía lograr medir con precisión el meridiano, la línea que va de polo a polo, y ese modo de ordenar la navegación generará a la larga muchas tensiones entre España y Portugal y afectará ala expedición", explican los comisarios.

Los argumentos de Magallanes convencerán con una celeridad inusitada al rey Carlos I. Magallanes intuye que el paso estaba del lado español y más al sur de lo que se había navegado hasta el momento. La presentación de su proyecto, acompañado de figuras decisivas como el cosmógrafo portugués Ruy Falero y el mercader burgalés Cristóbal de Haro, que estaba dispuesto a financiar el proyecto, convence a la Corte de Valladolid. Cuando salen de la reunión se produce la firma de las Capitulaciones de la Armada de la Especiería, el documento que expresa las condiciones de la concesión que Carlos I les hace, los barcos que aportará y la participación económica de la Corona. "El presupuesto era limitado, porque Carlos I tenía en ese momento muchos gastos, ya que aspiraba a ser emperador", recuerda Braulio Vázquez.

El busto juvenil de Carlos I, el rey que patrocinó la expedición. El busto juvenil de Carlos I, el rey que patrocinó la expedición.

El busto juvenil de Carlos I, el rey que patrocinó la expedición. / Juan Carlos Muñoz

A partir de ahí el visitante se adentra en la Partida, donde entrevistas, esculturas y audiovisuales contextualizan el momento del adiós y el inicio del viaje. Vemos cómo era la Sevilla del XVI, las listas originales de los pertrechos embarcados y las maquetas de las cinco naves de la armada de Magallanes, modelos navales a escala construidos por Antonio Hierro con extraordinaria calidad. En el centro de las salas se disponen los documentos fundamentales o vertebrales para el conocimiento del viaje y en los extremos los elementos que aportan el contexto ambiental y transmiten la subjetividad de los navegantes.

La muestra certifica que "Sevilla era entonces la capital económica de Europa y Sanlúcar, de donde salen los barcos, su antepuerto. Todo formaba parte de un complejo extraordinario. En Sevilla estaban las sedes administrativas y la infraestructura, por eso se estableció aquí la capital del comercio americano", refiere Guillermo Morán. "Desde la Edad Media se habían radicado en la ciudad los comerciantes extranjeros, como los genoveses, alemanes o flamencos, de los que la ciudad guarda aún testimonio en los nombres de calles emblemáticas como Francos, Alemanes... Y, sobre todo, Sevilla contaba con una institución fundamental, la Casa de Contratación, el equivalente a la NASA de aquella época, que burocráticamente organizó la expedición", ilustra el director científico, Antonio Fernández Torres.

Para subrayar el dolor y la tensión de los 239 marineros que se despiden por dos años como mínimo de sus familias la muestra incluye siete esculturas de Joaquín Romero Abrio que expresan primero el momento del adiós y más tarde su miedo y su soledad.

Con las naves en el océano comienza el tercer ámbito, Exploración, que guía al visitante por las travesías y escalas del viaje de Magallanes mediante documentos, mapas y piezas etnográficas. "Hacemos un esfuerzo por integrar todos los testimonios posibles. Aunque en el imaginario colectivo hoy predomina el relato que hizo el marinero Pigafetta, no fue el único cronista, ya que Carlos V decretó la libertad de escritura a bordo de las cinco naves. Era en realidad un instrumento de control de la Corona, le escribían al rey sobre todo. Por eso hay tantas crónicas de primera mano y el Archivo de Indias dispone de tantos testimonios sobre la primera circunnavegación a la tierra", destacan los comisarios de la muestra, que tiene uno de sus pasajes más impresionantes en la descripción del Estrecho de Magallanes y de la gran noche oceánica del Pacífico. Las estelas de los barcos marcan lo que les va ocurriendo a los navegantes hasta que llegan a Río de la Plata y bajan al sur, a la zona patagónica entonces inexplorada. Sentimos el frío, el miedo, en una atmósfera muy oscura por lo general.

Documentos escritos y armas explican el motín contra Magallanes; Elcano tuvo un papel discreto en el bando contrario. Documentos escritos y armas explican el motín contra Magallanes; Elcano tuvo un papel discreto en el bando contrario.

Documentos escritos y armas explican el motín contra Magallanes; Elcano tuvo un papel discreto en el bando contrario. / Juan Carlos Muñoz

Sobre el motín de la Patagonia, se recalca que tuvo su origen en las instrucciones contradictorias que recibieron Magallanes, que se consideraba el único responsable de la Armada, y el Veedor real Juan de Cartagena, puesto por la Corona para controlarlo. "Va creciendo la discordia entre ellos por las distintas interpretaciones que hace cada uno de su misión y ese conflicto larvado cristaliza en el motín, donde ambos bandos defienden los intereses del rey". Son tres barcos contra dos y se impone el bando de Magallanes. Se condena a muerte a 40 amotinados, entre ellos a Elcano, al que se perdona pero se le degrada y pasa a ser un marginado en la armada.

De las dificultades del viaje dan testimonio documentos científicos aportados por la Universidad de Sevilla que detallan enfermedades como el escorbuto que diezmarán a la tripulación.

Tras la travesía del Pacífico, la exposición se adentra en las vivencias de los viajeros en Filipinas y la llegada a las Molucas, su objetivo. La muerte de Magallanes, el ascenso de Elcano a la capitanía de la nao Victoria y la llegada a la isla moluqueña de Tidore se expresan mediante el Santo Niño de Cebú, procedente del Museo de Arte Oriental de Valladolid, y el documento Las Paces del Maluco.

La reina Letizia contempla la Virgen de la Victoria de la iglesia trianera de Santa Ana. La reina Letizia contempla la Virgen de la Victoria de la iglesia trianera de Santa Ana.

La reina Letizia contempla la Virgen de la Victoria de la iglesia trianera de Santa Ana. / José Manuel Vidal (Efe)

La siguiente sección subraya la grandeza y el desafío técnico de la travesía sin escalas de Elcano bajo un ruido de fondo amenazante. "Ese tremendo regreso que hizo posible la primera vuelta al mundo lo contextualizamos mediante piezas de gran valor como los manuales de navegación del siglo XVI de García de Palacio y Escalante de Mendoza, que ceden la Universidad de Salamanca y la Biblioteca Nacional de España, el derrotero de Francisco Albo y numerosos documentos de la Torre do Tombo de Lisboa. La comunidad científica de Portugal ha colaborado al máximo, nos dieron un trato extraordinario", indica Morán Dauchez.

El último ámbito, Transformación, está marcado por el regreso y la repercusión del viaje. Preside el conjunto la Virgen de la Victoria de la iglesia trianera de Santa Ana, que veneraba Magallanes y a la que Elcano fue a dar las gracias a su llegada a Sevilla. Una maqueta muy deteriorada de la nao Victoria permite ilustrar que el barco, cuando llegó a Sanlúcar con sus 18 supervivientes, estaba en un estado tan lamentable que prácticamente no flotaba. Además de las cartas de Juan Sebastián Elcano a Carlos V, un documento excepcional es la misiva que remite Maximiliano Transilvano a Mateo Lang de Wellenburg, el cardenal arzobispo de Salzburgo. "Gracias a su impresión en latín, esa carta difundió por toda Europa la gesta. La carta de Maximiliano, que se reunió con Elcano, es un acto deliberado de propaganda en forma epistolar, un recurso de estilo muy renacentista. Es lo que primero dio a conocer a todo el mundo el viaje de Magallanes y Elcano aunque luego la crónica del marinero Pigafetta haya tenido más repercusión", concluyen los comisarios.

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