Un Google Street View de la Sevilla del XVIII: la increíble investigación de dos arquitectos sevillanos
Cultura
Los arquitectos e investigadores Javier Navarro de Pablos y Pedro Mena han dedicado siete años a reconstruir sobre un plano la ubicación de espacios públicos y edificios de la Sevilla del siglo XVIII
Este trabajo, inspirado en la metodología con la que el arquitecto Giambattista Nolli confeccionó su mapa de Roma, se presenta este jueves en la Casa de la Provincia de Sevilla
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Hace ahora siete años que los arquitectos Javier Navarro de Pablos y Pedro Mena decidieron reconstruir, calle a calle, plaza a plaza, edificio a edificio, el plano de la Sevilla que cartografiara Pablo de Olavide en 1771 –en 2025 se cumplen trescientos años del nacimiento de este político ilustrado-. Lo contradictorio de esta tarea marcada por las fechas es su vocación de trabajo atemporal. De dedicación que quedará para futuros investigadores. Para futuros arquitectos. Incluso para aquellos arqueólogos que quieran indagar y comprobar si en este o aquel punto estaba este o aquel convento. “De los valores principales de este trabajo es que quizá sirva de carta arqueológica. Es decir: que gracias a él se sepa dónde estaban estos edificios [cuyas ubicaciones hasta ahora no se conocían]. Si alguien tiene valor de excavar en estos lugares, quizá encuentre restos de una iglesia, de una casa palacio o de un convento”, pronostica Pedro Mena en una conversación que sucede en los patios de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura –donde se formaron estos arquitectos sevillanos-.
La elaboración de este inédito plano ha contado con la participación de la también arquitecta Pilar Canterla Rufino, y tiene por título Nueva planta de la ciudad de Sevilla. La denominación procede del histórico Nuova Pianta di Roma, plano del arquitecto y topógrafo italiano Giambattista Nolli, quien un día decidió, al igual que Navarro y Mena, divulgar los “espacios interiores accesibles al público”. Es decir: la capilla de una parroquia o el patio de un palacio. Nolli, con esta contribución a la historia de la cartografía, fue una especie de precursor de nuestro Google Street View, al mostrar al público zonas y lugares de una Roma que quizá no había visitado.
Esa metodología –rupturista y renovadora- de Giambattista Nolli ha servido de inspiración para estos dos arquitectos sevillanos, quienes ahora nos descubren cómo era la Sevilla del siglo XVIII. Una ciudad que aún no había vivido la invasión napoleónica ni las desamortizaciones ni la Gloriosa. Es decir: hablamos de una ciudad por la que aún no había discurrido el desastre patrimonial del siglo XIX. “En el XIX se produce una primera ruptura entre el tejido medieval y la propia ciudad contemporánea”, explica Javier Navarro. El investigador nos pone como ejemplo el derribo de numerosos conventos. Un suceso del que fueron responsables tanto los franceses –“pues entienden que la ciudad está falta de mercados y de plazas”- como la política de la desamortización. “Los conventos, aunque fueron el principal órgano de todo el sistema biológico de la ciudad, habían perdido su función y estaban deshabitados. Se encontraban en una decadencia absoluta”, detalla el arquitecto.
Hallazgos de este plano: edificios desconocidos y sus ubicaciones
Nueva planta de la ciudad de Sevilla nos revela conventos apenas divulgados y con historias impactantes –como el de Santo Domingo de Portaceli-, numerosas casas palacios y las huertas situadas extramuros. Por ejemplo: la “huerta de los muertos”, “la huerta de los ciegos”, “la huerta del basurero”, “la huerta del peligro” y hasta “una huerta perdida”, menciona Javier Navarro.
El plano nos recupera los límites de ese convento dominico de Santo Domingo de Portaceli. Un edificio cuya ubicación estaría cercana al actual colegio jesuita, en el entorno de Eduardo Dato, y cuya historia se vincula al descubrimiento de América. “Este convento –cuenta Pedro Mena- tuvo mucha importancia en la historia de Sevilla, pues era donde los dominicos ubicaron la imprenta de Indias. Todos los manuales, todas las publicaciones, que ellos emplearon en la enseñanza en América se imprimían ahí. No hay ningún documento donde aparezca este edificio, pues entró en decadencia muy pronto y desaparece de la historia. Tan sólo aparece de refilón en un plano de 1829. Pero en esa época ya estaba en ruinas”.
Otro convento que nos descubren los arquitectos, este más conocido, es el de la Victoria. También con vinculación histórica respecto de las Indias. “Este convento es el lugar en el que Magallanes se detiene para rezar y pedir buen viaje antes de su marcha. Estaba aproximadamente en la actual calle Salado”, aclara Mena. “El convento está arruinado cuando llegan los franceses, y se destruye a lo largo del siglo XIX”, por lo que, al igual que sucede con el convento de Santo Domingo de Portaceli, ha sido difícil recopilar información del emplazamiento, interiores, perímetros. Los investigadores han tenido que recurrir a relatos de autores como Félix González de León o “a los anuarios de arqueología de la Junta de Andalucía”. Naturalmente, algunas de las ubicaciones de estos edificios, a falta de exactitudes, se mueven en el ámbito de la conjetura. No obstante, “hay una multicapa de chequeos y de comprobaciones que hace que estas hipótesis estén bien contrastadas”, subraya Javier Navarro.
Este plano, además de huertas y de conventos, se ocupa de casas palacio. Como la de los duques de Veragua, descendientes de Cristóbal Colón. Un edificio hoy desaparecido y que estuvo situado en el bar de Las Columnas, en el barrio de Santa Cruz. “De hecho, la puerta del bar era la puerta del palacio”, precisa Pedro Mena. Otras casas palacio fueron la de los marqueses de Fuentes, en la calle Castellar, o la de la familia Tavera, en la calle Bustos Tavera. “Donde estuvo un tiempo ubicada la Inquisición”.
Entre estos muros de parroquias y de palacios, Nueva planta de la ciudad de Sevilla nos invita a caminar por barrios y calles. Algunas curiosísimas, como la “Calle del Moro Muerto”. “En el siglo XIX cayeron muchos nombres que ya se veían como políticamente incorrectos, como la calle de la Teta, perpendicular a la actual calle Sol”, revela Pedro Mena.
Este espectacular trabajo, cuyo fin será de utilidad a futuras generaciones de investigadores, arquitectos, curiosos o sevillanos –público general- se presenta este jueves a las 20:00 en la Casa de la Provincia de Sevilla (Plaza del Triunfo, 1). Una labor que nos descubre una Sevilla del pasado, y una tarea que podría definirse, en el lenguaje millennial –la generación de Navarro y Mena-, de pasada.
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