Sudamérica soñada desde Japón
MASATAKA SUGANUMA | CRÍTICA
La ficha
****XVI Festival de la Guitarra de Sevilla. Programa: Obras de M. M. Ponde, A. Lauro, A. Domínguez, Q. Sinesi, M. Suganuma y G.Montaña. Guitarra: Masataka Suganuma. Lugar: Espacio Turina. Fecha: Miércoles, 5 de noviembre. Aforo: 80 personas.
Masataka Suganuma es bien conocido en Sevilla desde que hace diez años se alzase con el segundo premio de este mismo festival al que ha vueto varias veces desde entonces, mostrando a cada año que pasaba una mayor madurez técnica e interpretativa. Se ha ido acentuando en él su afinidad con la música hispanoamericana, con sus ritmos cambiantes y sus melodías seductoras. Y así lo ha vuelto a mostrar en este breve pero enjundioso concierto en el que ha viajado por el México de Ponce, la Venezuela de Lauro, la Bolivia de Domínguez, la Colombia de Montaña y la Argentina de Sinesi. El guitarrista abrió su recital con la famosa canción Estrellita de Manuel María Ponce, con una versión muy romantizada, muy apropiada para la obra, con amplios portamentos muy expresivos. En la Suite venezolana de Antonio Laura salió a la luz la maestría técnica, la precisión de la digitación y la limpieza de sonido de Suganuma, a la vez que su dominio de los ritmos cambiantes y entrecruzados en combinación con el equilibrio entre melodía y acompañamiento ("Canto") y su sentido de la continuidad del fraseo en un pasaje tan complejo en ese sentido como "Valse". El despliegue técnico y la riqueza de colores (glissandi y espléndido efecto de tambora, por ejemplo) revistieron a Feria, de Alfredo Domínguez, de los más brillantes ropajes. No menor complejidad técnica y rítmica ofrece Cielo abierto de Quique Sinesi, pero el guitarrista japonés se la despachó con insultante naturalidad. La atractiva Suite colombiana nº 2 de Gentil Montaña permitió mostrar en el guitarrista su soltura en un fraseo lánguido y mórbido ("El Margariteño") a la vez que soltura en la combinación de aires colombianos trufados de influencias brasileñas ("Porro"). Y Suganuma remató su recital con una pieza propia, esa Chacarera Loca plenamente argentina, con su seductora combinación del 6/8 en la melodía y el 3/4 en el acompañamiento, que permitió culminar la velada con brillantez técnica y perfecta simbiosis con el alma americana.
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