Son las seis de la mañana en La Habana cuando suena el teléfono en casa de Fina García Marruz. "¿Puede volver a llamar en diez minutos para que tenga tiempo de terminar sus oraciones?", pide la voz cálida de Liliana, su asistente. El inoportuno periodista se disculpa por lo temprano de la llamada pero Liliana le tranquiliza: "Aquí en Cuba madrugamos mucho", dice con una voz que no la desmiente. Pasados unos minutos se pone al teléfono la poeta cubana, todavía cansada, y lo primero que hace es agradecer el nuevo reconocimiento que le viene de la madre patria, tras ser galardonada con el Premio Reina Sofía de Poesía Hispanoamericana el pasado abril. García Marruz se muestra "conmovida y honrada" por haber sido distinguida con el VIII Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca, especialmente porque, según dice, lleva el nombre de "Federico, al que tanto queremos". La autora recuerda que acudía todos los días junto a su hermana a una sala de teatro de La Habana para ver Bodas de Sangre. "Nos aprendimos de memoria el texto y hacíamos la representación en casa", evoca la poetisa.

Según recuerda, mientras presenciaba una de esas funciones se comunicó en el teatro la noticia de la muerte de García Lorca y todo el público presente se puso de pie conmovido. "Federico era queridísimo, no en Cuba, en todas partes. Pero nosotros lo adorábamos, le teníamos un amor inmenso y su poesía nos emocionó desde el primer momento en que la conocimos", resalta.

La escritora, convaleciente de una operación en la cadera, adelanta que la fractura sufrida le impedirá casi con total seguridad desplazarse hasta Granada para recoger el premio en persona y será previsiblemente un familiar quien lo haga en su nombre. "No puedo vivir ya fuera del lugar donde están los recuerdos de mi esposo, los retratos, mis hijos. No puedo dormir ya sino en el lugar donde vivo, no puedo estar en otra parte", asevera la poetisa. De hecho, la agregada cultural de la embajada de Cuba en España confirmó ayer que la escritora no podrá acudir el próximo mes a la recepción del Premio Reina Sofía. Precisamente los estatutos del Premio Lorca se modificaron cuando ganó la segunda edición la poeta peruana Blanca Varela, que tampoco pudo desplazarse a Granada porque acababa de sufrir un ictus cerebral. Por esta razón se acordó que en el futuro, si el ganador no pudiera recoger en persona el galardón, no se le abonarían los 50.000 euros de dotacióm económica que tiene el Premio Lorca. Sin embargo, Juan García Montero explicó ayer a este periódico que la supresión de la ayuda económica sólo se haría efectiva en caso de no acudir de manera injustificada. "El fallo es inapelable y Fina García Marruz es la ganadora con todo lo que conlleva", prosigue el concejal sobre una poeta que ha redondeado su obra en una oficina rodeada de imágenes del independentista cubano José Martí y del poeta español Juan Ramón Jiménez. Este fue el espacio que compartió durante años con su esposo, el también poeta e intelectual Cintio Vitier (1921-2009).

Precisamente a Juan Ramón Jiménez le debe su inquietud por la poesía y su matrimonio con Vitier tras el viaje del poeta onubense a Cuba junto a a Zenobia Camprubí. "A ellos les debo haberme casado con quien me casé, se lo debo todo a Juan Ramón y a Zenobia", prosigue la poeta del Grupo Orígenes, el equivalente a la Generación del 27 en España. No obstante, continúa trabajando todas las mañanas y las tardes en su casa con la ayuda de Liliana y no planea detener su labor intelectual.