En el Lilith Fest el arte del sur se hace mestizo, libre y radicalmente femenino

LILITH FEST

El cartel reúne a tres de las voces más singulares del nuevo panorama andaluz, una generación que mezcla raíz y vanguardia, compás y electrónica, en un mismo pulso emocional. Icy Amane, Clara Incendio y Carmen Xía comparten escenario para demostrar que el arte andaluz del siglo XXI ya no entiende de etiquetas

Carmen Xía: "El flamenco y el rap son del pueblo, por eso se entienden"

Carmen Xia / María Laura Sánchez

El próximo viernes, día 17, la Sala Even volverá a encender su escenario con fuego femenino y espíritu insumiso. Llega la tercera edición del Lilith Fest, un encuentro que sigue creciendo como un rito de independencia, música y rebeldía. Organizado una vez más por la productora sevillana Music Out, el festival reafirma su propósito de dar voz, presencia y altavoz al talento femenino en la escena musical, sin fronteras de género ni estilo, pero con la libertad como una misma raíz común. “En nuestra productora hacemos muchos conciertos, pero casi todos de temática rock, metal y con mayoría de presencia masculina. Queríamos hacer algo distinto”, explica Rocío Carvajal, creadora y alma del festival. “Visualicé un espacio donde cupiese cualquier estilo y que sirviera para reivindicar y dar valor a la mujer en la música. Vi claramente el nombre, el logo y la imagen”.

En esta nueva cita, Icy Amane, Clara Incendio y Carmen Xía conforman un triángulo de fuego, hielo y verbo. Tres artistas distintas entre sí, pero unidas por una energía que trasciende los géneros musicales. Cada una, desde su propio universo, representa una forma de romper el molde, de volver a encender la hoguera donde antes solo había sombra. Lilith, en los textos antiguos, fue la primera mujer que se negó a arrodillarse. La expulsaron del paraíso por no aceptar la obediencia, y desde entonces su nombre se convirtió en sinónimo de independencia. Ese mito —ese grito— es el que inspira el festival, un espacio donde las artistas no son la excepción ni la cuota, sino el centro mismo de la creación. “En una banda con mucha presencia femenina, si el cantante es masculino, al final los focos van hacia él. En Lilith Fest queremos que ellas cuenten la historia”, resume Carvajal. Lo dice con una pasión que arrastra; parece que convoca a las diosas de su propio escenario.

Después de dos ediciones en las que el Lilith Fest ha pasado por las salas Custom y Even, con propuestas que abarcaron del metal al rock alternativo, la propuesta de este año promete un viaje más sensorial, más mestizo, más abierto. Este encuentro no busca etiquetas, sino emociones. No quiere repetir fórmulas, sino encender nuevas chispas.

Icy Amane / @lasfotosdelena

Mitad japonesa, mitad onubense, Icy Amane ha construido su identidad musical como un espejismo de dos mundos que se reflejan y chocan a la vez. En su propuesta se cruzan la dulzura pop con la actitud del trap, el verso afilado del rap con la delicadeza del R&B, el Harajuku con el ole andaluz. A los 21 años, ya ha hecho de la mezcla su bandera y del escenario su laboratorio. Desde sus primeras grabaciones caseras hasta sus actuaciones en festivales como Nocturama o su paso por el Icónica Fest —donde calentó el ambiente previo al paso de 50 Cent—, Icy se ha convertido en una figura singular del panorama urbano; es irreverente, elegante y emocionalmente lúcida. Su universo sonoro atraviesa los géneros para contar historias de autoestima, de choque cultural, de deseo y de poder.

En este 2025 llega coronada por su nuevo trabajo, PRE$IDENTA, un disco que la muestra más libre que nunca, con canciones como nike tn, cinderella, ur so dumb lol o haute couture, donde la ironía, el empoderamiento y la sensualidad se funden sobre bases tan pulidas como letales. El año pasado ya había dejado huella con himbo anthem!, junto al productor Kalen Sensei, consolidando un sonido reconocible, híbrido y propio. En el escenario del Lilith Fest no solo mostrará su evolución; respaldada por Origami DJ a los platos, Icy encarnará la figura de la artista que transforma el verso en escudo, la mezcla en identidad y la diferencia en fuerza. Un viaje entre la calle y el sueño, donde cada palabra suya es una forma de reclamar el mundo que le pertenece.

Clara Incendio / Dimagen Producciones

Si el nombre de Clara Incendio suena a advertencia, es porque lo es. Su música nace del fuego, pero también de la tierra que lo alimenta; son canciones que arden y respiran, que mezclan raíces del folclore andaluz con pulsos contemporáneos, con guitarras que se desangran entre el rock y el neofolk, con versos que suenan a rito y a desvelo. Artista sevillana de voz clara y alma volcánica, Clara se ha convertido en una de las creadoras más magnéticas de la escena local por su manera de habitar el escenario, entre la copla y el conjuro, entre el desgarro y la ternura.

Su universo musical es una alquimia de lo antiguo y lo nuevo, un espacio donde las emociones no se domestican. Las canciones de su reciente trabajo, Malleus Maleficarum, rescatan voces femeninas silenciadas y las traen al presente con una belleza extraña y poderosa, conjugando la poética medieval y la crónica íntima, el rock eléctrico y la mística de raíz. En el Lilith Fest volverá a levantar ese fuego suyo, mitad espiritual, mitad eléctrico, con un repertorio que se mueve entre la plegaria y el grito, y estrenará, además de un nuevo outfit para las bailarinas y ella misma, una nueva canción, de latido funky, aún sin grabar siquiera, Barrio unido, en la que abre tres frentes de lucha, contra la gentrificación de los barrios, la industria musical y la tauromaquia. Clara convierte cada concierto en un pequeño acto de exorcismo colectivo; rodeada de su potente banda crea un paisaje sonoro que nos envuelve, una ceremonia de cuerpos, luces y palabras. Quien la haya visto sabe que no se limita a cantar; ella interpreta, provoca, confiesa, juega y se desarma. Su voz, a ratos dulce y a ratos desgarrada, puede pasar de la intimidad de un susurro a la fuerza de una sentencia. En ella conviven la copla y el soul, el rock y la poesía, la inocencia y la tempestad. Y cuando canta, la música sirve para lo que siempre sirvió en sus orígenes, para sanar, para recordar, para arder sin miedo. Porque el incendio de Clara no solo purifica, también ilumina con gran intensidad.

Suzio Tarik y Carmen Xia / Alabaycin Producciones

Carmen Xía es una de esas artistas que no se entienden sin su tierra. Su obra respira Cádiz y Andalucía desde las entrañas, con un pie en el barrio y otro en la vanguardia. En sus canciones, la copla se da la mano con el rap, el humor con la denuncia y lo popular con lo político, en un equilibrio tan audaz como natural. Lo suyo no es un juego de géneros, sino un acto de resistencia cultural, una manera de reivindicar lo andaluz desde el presente, con una lengua propia que mezcla el habla popular, la poesía y la pasión del escenario.

Con dos discos a sus espaldas —La herida y El cuerpo—, Carmen ha construido un universo tan personal como necesario. En él caben el orgullo, la rabia, la memoria y el cachondeo, con la misma autoridad con la que un martinete se cruza con un beat o un verso de Rafael de León con una rima afilada. Sus conciertos son una mezcla de mitin y verbena; puede arrancarte una sonrisa con La Juani y, en el mismo aliento, desarmarte con un verso como la pena no se traga, la rabia se escupe. Acompañada por Suzio Tarik, su cómplice en los mandos del sonido, Carmen convierte cada actuación en una fiesta colectiva, donde el público participa, canta, responde y se reconoce.

No pretende ser inclasificable, simplemente lo es. Carmen representa una nueva manera de entender el arte andaluz, libre de complejos, feminista y profundamente emocional. Desde Lauryn Hill hasta Lola Flores, desde Gata Cattana hasta Martirio, sus referencias no son fronteras, son espejos donde se mira para seguir creando. En su voz habita el poder de lo ancestral y la lucidez de lo contemporáneo. Y cuando sube al escenario, lo que ocurre, además de ser música, es un grito, una carcajada, un conjuro. Un recordatorio de que Andalucía también puede rimar con revolución, con duende y con rabia luminosa.

Las entradas para el Lilith Fest pueden adquirirse, al precio de 15 euros, de forma virtual en Entradium y de forma física en La Taberna del Dragón Verde, Metrópolis Coleccionismo, Los Santos Tattoo y Orpheus Rock, o a 18 euros en la taquilla la noche del festival.

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