'Luna nula, nieve viene': de la imagen volátil a la pintura dúctil
Di Gallery expone a la artista Amaya Suberviola, becada por el Premio BMW de Pintura 2022 y por el Guggenheim Basque Artist Program en Nueva York.
Maneras de cultivar la pintura

La ficha
'Luna nula, nieve viene'. Amaya Suberviola. Di Gallery (Calle Muro de los Navarros 66, Sevilla). Hasta el 7 de junio.
Di Gallery acoge hasta el 7 de junio la exposición Luna nula, nieve viene de la artista Amaya Suberviola (Mendavia, Navarra, 1993). La segunda muestra individual de la artista en la galería sevillana recoge 58 piezas de reciente producción (la mayoría de pequeño y mediano formato en papel y tres de gran formato en lienzo). La artista reflexiona en torno a la mirada y el consumo de imágenes procedentes de soportes digitales o publicitarios, profundizando en la narrativa pictórica y las posibilidades de esta.
Luna nula, nieve viene trata sobre el consumo fugaz de imágenes que aparecen y desaparecen continuamente en pantallas o paneles publicitarios. Imágenes que emergen frente a nuestros ojos y que en apenas unos instantes, ya sea por el scroll (desplazamiento en la pantalla de un dispositivo digital) insaciable e impaciente o por el transitar acelerado entre los muchos soportes comerciales que ocupan los espacios públicos, acaban desapareciendo de forma casi inmediata. Un transcurrir de imágenes, o más bien, de las desdibujadas huellas de estas, que acaban solapándose y generando un conglomerado abstracto en nuestro imaginario. Suberviola intenta traducir este proceso de asimilación, transformación, descontextualización y resignificación de las imágenes a un lenguaje pictórico.
Partiendo de imágenes preconcebidas, Amaya Suberviola toma un detalle para extraerlo de su contexto original y transformarlo, a través de la pintura (ceras al óleo sobre papel), en una imagen abstracta. Una vez creada esta imagen (que ya podría considerarse una obra en sí misma con entidad propia) y a través de herramientas de programas de edición como Photoshop, genera una o varias siluetas mediante líneas. Esta suerte de marcos geométricos se superponen en la obra, tomando dos o más porciones de esta utilizando corte con láser, abriendo huecos con la misma forma. Las porciones extraídas se vuelven a colocar, pero no en su hueco original, sino en otro diferente. Materialmente se podría decir que se trata de la misma obra, pero ha cambiado su forma, su composición.
Amaya Suberviola aborda asuntos o inquietudes vigentes en estos tiempos de soberanía de lo digital sin renunciar al carácter poético
El propio título de la exposición Luna nula, nieve viene es un ejemplo, en este caso lingüístico, de cómo algo puede cambiar su forma, manteniendo en esencia su estructura. En el texto de sala, la artista apunta: “Cuando pinto y después manipulo la imagen esa es la búsqueda, ir detrás de un sentido que a priori no existe, hallar un orden que siga una lógica interna dentro del cuadro. Construir un espacio con otras reglas y dejarlas intuir para que aunque no sean legibles y comprensibles, hagan parecer que todo funciona”.
Suberviola toma la ductilidad (propiedad de lo que puede transformarse sin romperse) de la imagen y la traslada a la pintura, sosteniendo que la obra es la misma tanto antes como después de su intervención, lo que se altera es la manera en que se manifiesta y se percibe. Esto plantea la incertidumbre de hasta qué punto la imagen original y preconcebida que toma la artista está presente en la obra que vemos expuesta.
Más allá del hilo discursivo, una tensión poética trasciende cada obra y aporta una cohesión entre lo estético y lo narrativo. Una tensión conducida por la intuición en la que se confronta lo orgánico que aporta la cera al óleo y lo artificial y geométrico del corte. La textura porosa en la que se van conjugando los tonos más luminosos con los más apagados en una composición cromática equilibrada, se contrapone al disruptivo y limpio corte del láser. Generando una impronta poética que evoca a lo digital de un modo sutil y hábil. Una impronta que quizás no está tan presente en las tres obras de gran formato expuestas (ya que al tratarse de lienzos han sido trabajados de un modo diferente).
“Con estas obras sobre papel también conviven otros óleos en tela que nacen desde los papeles de ceras. El planteamiento es similar, comienzo a pintar una escena que posteriormente va siendo alterada tomando diferentes decisiones, a veces 'buenas' y a veces 'malas', pero que en cualquier caso forman parte de una cadena de acontecimientos e intervenciones que van construyendo el cuadro”, revela Suberviola en cuanto al proceso de creación de las tres obras llevadas a cabo en lienzo.
En definitiva, Luna nula, nieve viene revela el carácter volátil y dúctil de las imágenes, el cómo nos atraviesan y se descomponen, para luego volverse a recomponer, e interpreta este proceso a través de un lenguaje pictórico. Amaya Suberviola legitima una pintura capaz de abordar asuntos o inquietudes vigentes en estos tiempos de soberanía de lo digital, de lo tecnológico o de la inteligencia artificial, sin renunciar al carácter poético de su obra.
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