‘Macbeth’: viaje al fin de la noche

Teatro Clásico de Sevilla estrena este jueves en Artillería, donde se verá hasta el día 19, su adaptación de la obra de Shakespeare.

La compañía, fundada en 2005, alcanza este año sus dos décadas de vida.

Andrés Marín, mirar al otro para ser uno

Celia Vioque interpreta a Lady Macbeth.
Celia Vioque interpreta a Lady Macbeth. / Alfonso Zurro

Al director y dramaturgo Alfonso Zurro siempre le intrigaba, cuando leía Macbeth, una acotación que hacía Shakespeare al comienzo de la obra, el hecho de que tras exponer sus profecías al señor de Glamis las brujas “desaparecieran” sin que en esa indicación el genio de Stratford-upon-Avon aportara más detalles. “Esas mujeres se deshacen como el aliento. No es algo real, sino algo etéreo, lo que espolea a ese hombre y a Lady Macbeth”, argumenta Zurro. Esas presencias espectrales definen un texto que, en opinión de un autor que vuelve al caudal shakespeariano tras Hamlet, Romeo y Julieta y La violación de Lucrecia, no propone tanto una reflexión sobre la ambición y el ansia de poder –cuestiones sobre las que sí giraría Julio César–, sino un retrato certero y manchado de sangre de la destrucción a la que pueden llevarnos la imaginación y el delirio. “A Macbeth le mueve la fantasía, a él le dicen unas brujas que va a ser rey y a partir de ahí todo se desboca”, defiende el responsable del nuevo proyecto de Teatro Clásico de Sevilla, que se estrena en Artillería, donde se verá hasta el día 19.

La compañía ha elegido para celebrar sus 20 años de trayectoria, una aventura próspera que ha extendido el concepto de clásico hasta Luces de bohemia de Valle-Inclán o El público de García Lorca, un texto que el productor Juan Motilla codició en su juventud. “Todo actor tiene un personaje que le gustaría hacer alguna vez en la vida, y el mío era Macbeth”, confiesa el intérprete, que sin embargo esta vez ha preferido quedarse fuera de un reparto que encabezan Iñigo Núñez (Macbeth), Celia Vioque (Lady Macbeth), Gonzalo Validiez (Malcolm) y Chema del Barco (Rey Duncan). “Hicimos un taller sobre la obra cuando yo era joven y me encantó el papel. Te daba muchas claves para probar recursos diferentes, y desde entonces estoy enganchando al personaje. Pero yo ya no tengo edad para interpretarlo, y además sabía que me esperaba una producción muy grande y muy costosa. Lo más sensato era apartarme a un lado”, admite el veterano, que el pasado año recogió en Tenerife el Premio Max a la mejor labor de producción por El público. Motilla destaca la “experiencia” que aguarda a los espectadores con un entorno tan “emblemático” como Artillería y la escenografía de Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán, la iluminación de Florencio Ortiz o el espacio sonoro de Jasio Velasco reforzando esa atmósfera alucinada en que se mueve Macbeth.

Iñigo Núñez asume como “un reto tremendo” el adentrarse “en la oscuridad y la inmensidad shakespearianas. Está siendo un viajazo lleno de emociones, potente y profundo, en el que no es difícil encontrar conexiones con la actualidad”, señala este actor que ha participado en montajes como el Duelo a muerte del Marqués de Pickman de La Fundición o el Oliver Twist de La Tarasca, y que concibe a su protagonista como un tipo vulnerable y aterrado. “Para mí, toda esa rabia y esa violencia que tiene dentro el personaje se deben al miedo tremendo que tiene a la existencia, al mundo cruel en el que vive”, argumenta Núñez sobre un alma torturada que le confiesa a su amada que tiene “la mente llena de escorpiones” y teme a las sombras de la noche. “Aunque no podamos llegar a la cantidad de dimensiones del original, estamos disfrutando de la palabra de Shakespeare. Es decirla y se te moviliza todo el cuerpo”.

Iñigo Núñez, en un ensayo de 'Macbeth'.
Iñigo Núñez, en un ensayo de 'Macbeth'. / Alfonso Zurro

Núñez y Vioque se han centrado “en el detalle, en lo pequeño”, explica la segunda, para plasmar la intimidad de esa pareja en la que sus componentes “están tan unidos que parecen una sola cosa. Uno y otro son indisolubles. Yo los veo como Bonnie y Clyde”, compara la actriz, que afrontó “con una calma pasmosa” el encargo y no permitió que le pesaran las “expectativas”. La intérprete de piezas como Las dependientas, Las que arden o Una hora en la vida de Stefan Zweig lamenta que su personaje haya pasado a la posteridad como símbolo de la persona manipuladora y sin escrúpulos. “No hay nada extraordinario en el comportamiento de Lady Macbeth en relación a otros personajes de Shakespeare. En su teatro abundan los conspiradores, los traidores, los asesinos, pero a ella se la recuerda de otro modo por una razón: porque es mujer”.

A Zurro le sorprende de ese matrimonio “que están locamente enamorados el uno del otro, si te detienes en los diálogos ves que ellos van de la mano. Y hay un detalle chocante en la obra: que Shakespeare la haga desaparecer a ella durante parte de la trama y que cuando vuelva ya está loca. Hay investigadores que sostienen que el autor se dio cuenta de que ella iba a eclipsar a Macbeth, como Mercucio se come a Romeo en Romeo y Julieta, y puede que sea cierto”.

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