El minuto cero de la crisis

Crítica 'Margin Call'

Paul Bettrany y Stanley Tucci, en una escena de 'Margin Call'.
Paul Bettrany y Stanley Tucci, en una escena de 'Margin Call'.
Carlos Colón

23 de octubre 2011 - 05:00

Margin Call. Thriller, EEUU, 2011, 105 min. Dirección y guión: J. C. Chandor. Fotografía: Fr'ank G. DeMarco. Música: Nathan Larson. Intérpretes: Kevin Spacey, Paul Bettany, Jeremy Irons, Zachary Quinto, Penn Badgley, Simon Baker, Mary McDonnell, Demi Moore, Stanley Tucci.

Los bancos y las sedes de las grandes compañías financieras o comerciales eran las catedrales modernas en las que se rendía culto al capital: inmensas, poderosas, duraderas, decoradas con esculturas alegóricas e inmensos frescos, la imagen misma de la solidez, la seriedad, la respetabilidad y la perdurabilidad. Detrás podría haber lo que fuera, pero la fachada era sólida y respetable. Un siglo después la fachada se ha derrumbado dejando ver la fragilidad, estulticia avaricia depredadora y suicida e imprevisión de las instituciones financieras que han provocado la crisis que sufrimos.

Esta película es un modelo miniaturizado -pocos personajes, pocos escenarios, poco más de 24 horas de tiempo- de sus orígenes y de la miseria moral que la provocó. Un analista de segundo nivel completa el trabajo de su jefe despedido y descubre que la empresa está a punto de derrumbarse a causa de una política suicida de hipotecas y de lo erróneo de las estimaciones.

Estamos en los umbrales del colapso de 2008. Conmoción. El analista llama a su jefe, éste al suyo y aparece -literalmente del cielo llegando en helicóptero- el jefe supremo. Reunión en la última planta, de madrugada. El jefe supremo les recuerda las tres frases que son el lema de su vida y la clave de su éxito: "Sé el primero, sé el más inteligente o engaña". Descartadas las dos primeras opciones, queda la tercera. Para salvarse intoxicarán el mercado. Al amanecer la decisión está tomada. Al mediodía ha estallado la crisis en la que vivimos.

Inteligente guión y buena dirección del debutante J. C. Chandor; y estupendo espectáculo interpretativo de un lujoso reparto (Spacey, Irons, Bettamy, Quinto, Moore, Tucci) para una tensa y apasionante representación del minuto cero de la crisis que nos devora. El plano más inteligente de la película es el de la limpiadora. En plena madrugada del inicio del derrumbe financiero dos altos ejecutivos entran en un ascensor ocupado por una de las limpiadoras nocturnas de las oficinas. La mujer, ya no joven, tiene una expresión bondadosa y algo ausente. Los ejecutivos, flanqueándola, hablan de sus estrategias como si ella no estuviera presente. Esa mujer somos todos nosotros: el trabajo real y concreto, que se empieza y se acaba, que sirve para sobrevivir y a veces hasta para vivir. Quienes la flanquean hablando un lenguaje ininteligible son los magos del humo que arruinarán las vidas de miles de personas como ella. Tras este plano hay un gran director que promete mucho con este debut.

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