"No es que el musical esté de moda, es que ahora tenemos gente muy buena"

Gonzalo Pérez. Productor musical de Vértigo Tours

El productor habla de los detalles de 'Grease, el musical', la adaptación de la obra que hace cuarenta años triunfó en Broadway y que podrá verse en Fibes del 3 al 6 de enero.

Una de las escenas del musical 'Grease', muy parecida a la de la película.
Una de las escenas del musical 'Grease', muy parecida a la de la película.
Virginia León

30 de diciembre 2012 - 05:00

Grease, el musical llega a Fibes la semana próxima, del 3 al 6 de enero, para devolver al público aquellos míticos temas inmortalizados hace 40 años en Broadway y en la película protagonizada por John Travolta y Olivia Newton John en 1978. Vértigo es la productora de este espectáculo que protagonizan Edurne (como Sandy) y Jordi Coll (en el papel de Danny Zuko), cuenta con guión original de Jim Jacobs y Warren Casey, dirección artística y coreografía de Coco Comín y dirección musical de Manu Guix. La propuesta recupera además ocho números del guión musical original, de los 18 que se ofrecen en las dos horas y diez minutos que dura este espectáculo.

La nueva producción puesta en marcha con motivo del 40 aniversario de su estreno en Broadway ofrece también una buena dosis de la famosa película, de la que conserva muchas escenas, con el atractivo añadido de las nuevas tecnologías que se incorporan al musical. De esta forma se suman a la puesta en escena el efecto de grandes pantallas de leds, 70 focos robotizados y efectos especiales, que potencian los metros de cuero ceñido y kilos de gomina que visten y peinan sus protagonistas.

La música en directo, con una banda de rock que entra en algún momento en escena, es otro de los potenciales de este espectáculo dirigido a un público familiar, y del que disfrutan padres e hijos. Ambientado en el Rydell High School, el musical sigue las peripecias de una pandilla de jóvenes estudiantes: el amor y la rebeldía propia de la edad lo convierten en una historia atemporal que nunca pasa de moda.

La obra se remonta a 1971, cuando Jim Jacobs y Warren Casey escribieron esta historia que habían conocido por propia experiencia. Los primeros intérpretes eran actores aficionados y el teatro donde se estrenó no tenía ni butacas. Pero era tal la energía que transmitían las divertidas canciones, que pronto desembocó en el enorme éxito de público que todavía persiste en cada una de las sesiones.

En definitiva, más de dos horas de entretenimiento en el que participan más de 40 artistas, entre cantantes, bailarines y músicos, tras lo que se asoma el trabajo de un equipo de profesionales integrado por más de 60 personas. Una superproducción para la que se hacen imprescindibles los seis trailers que trasladan al equipo por las 25 ciudades en las que hace escala la gira que ahora llega a Sevilla.

-¿Cuál es la mayor apuesta de esta adaptación respecto al original de Broadway?

-Han pasado 40 años y, aunque no queramos, no hemos podido evitar adaptarla a nuestra época. Esto se nota mucho en el lenguaje y en las formas, pues, lógicamente, tenemos muchas posibilidades tecnológicas que antes no teníamos. Se trata de una producción grande, en el sentido bueno de lo grande, con pantallas de leds, robótica, iluminación potente y vestuario acorde.

-El montaje vende una enérgica puesta en escena, con más números musicales concentrados en menos tiempo. ¿Con qué fin?

-Un musical suele durar tres horas y Grease se hace en dos horas diez. Esto es un esfuerzo considerable y no porque corramos más, sino porque se trata de una adaptación más moderna, más ligera, para que la gente siga la historia de forma muy directa y coloquial.

-Contáis con un elenco de artistas conocidos como Edurne o Jordi Coll. ¿Qué otros detalles se han cuidado?

-Hemos buscado gente que se ajuste a los perfiles de los personajes. No es Olivia Newton John, pero tiene que identificarse con ella, inicialmente algo mojigata, para luego vestir cuero negro. Tienes que ser una chica que cante bien, guapa y que responda como actriz, como Edurne. Y Jordi Coll está de moda en series de televisión y lo estamos aprovechando. Pero todos han pasado un casting, conocidos o no. Por eso es uno de los musicales más premiados de Broadway y lleva años funcionando bien. Tiene todos los ingredientes. Es una producción muy cuidada.

-La dirección artística de Coco Comín ha buscado la esencia del Grease original. ¿Qué ha potenciado?

-Cuando haces un musical que está basado en una película que conoce tanto la gente no puedes escaparte de las escenas que muchos tienen en la cabeza, hay que hacer una gran parte igual o parecida. Y esto es complicado, porque en el cine se hacen mucho más fácilmente algunas cosas, y en directo cuesta más. Y este esfuerzo de Coco es fantástico, los personajes son reconocibles. Calca los tipos, esquemas y estilos.

-Es una historia de amor atemporal, con guiños a los conflictos de la adolescencia, que se dirige a un público familiar. ¿Quiénes son los que más disfrutan en el teatro, a fin de cuentas?

-Es familiar porque todos conocen las canciones. Los niños y niñas las cantan y los padres nos acordamos, cómo no acordarnos. No está subido de tono y está muy entretenido.

-Entonces, ¿las nuevas generaciones siguen coreando estos temas de los años 70?

-Sí, y nos ha sorprendido mucho. Vienen niños de entre 7 y 15 años y lo pasan fenomenal. En Vértigo hay dos títulos con los que estamos muy contentos: Sonrisas y Lágrimas y Grease. Y se debe a que tienen algo en común: son clásicos. Se conoce todo y es más fácil dejarse llevar por la magia del teatro, porque lo otro ya lo sabes. Y eso es maravilloso.

-Como productor musical de Vértigo Tours, ahora en cartel con Sonrisas y Lágrimas, Más de 100 mentiras o El cascanueces... ¿Qué ingredientes son los indispensables de un buen musical?

-Tiene que tener una historia potente detrás, que esté bien construida. Vistosidad y grandes escenografías, porque ahí está la magia del teatro, y un ballet. Pero, lo más importante, música en directo. Que sea una experiencia en vivo. En Grease los músicos se integran en el escenario en algunas partes como el baile de fin de curso. Y esto suena bien en un teatro. También hay que cuidar el vestuario y la adaptación de los textos. Y, por supuesto, la elección en el casting. En Grease hablamos de unas 100 personas.

-El género vive ahora un boom en España. ¿A qué se debe?

-Cuando ves el espectáculo se entiende. Porque es muy completo. No es que el musical esté de moda sino que hasta ahora no había oportunidad de hacerlo tan bien. Contamos con gente muy buena. Concretamente llevo casi diez años trabajando en ello, y notamos el nivel general, que se hace bien. Viajamos mucho y ya empezamos a exportar a gente nuestra. En Los Miserables, el director musical de la orquesta en Londres es un chico de 30 años de Sevilla. Antes, una de las protagonistas era catalana.

-¿Y el éxito del Rey León?

-Al sector nos viene fenomenal. Ilusiona a la gente, es una delicia. Está muy bien hecho y animo la gente a que lo vea. Son grandes montajes muy estudiados que han funcionado y gustan a todos.

-¿La gente tiene ahora más cultura del musical?

-Pues sí. Tiene oportunidad de verlo en su ciudad, como ahora en Sevilla, y es un elemento importante. Vamos llegando a más sitios y la gente empieza a tener opinión. Saben cuando es bueno o malo. Paga y exige, y tenemos que ofrecer nivel.

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