Olivia Molina: "La verdad a veces puede ser un acto de amor"

La actriz forma parte del elenco de 'Malditos tacones', obra que reflexiona acerca de temas como la identidad, la soledad y el significado del poder

'Malditos tacones' llega al Cartuja Center con dos funciones, los días 4 y 5 de octubre

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La actriz Olivia Molina
La actriz Olivia Molina / Javier Naval

Los días 4 y 5 de octubre llega al Cartuja Center la obra Malditos tacones, del periodista y dramaturgo Ignacio Amestoy. Una obra que, protagonizada por las actrices Luisa Martín y Olivia Molina, representa la vida de dos mujeres cuyas personalidades no son tan opuestas como en un principio nos pudiera parecer. Ambas deciden enfrentarse a un mundo "diseñado contra ellas". Dignificando su condición y "reinventando el poder de una clase privilegiada". Conversamos con la actriz Olivia Molina acerca de esta propuesta que, desde el simbolismo del tacón, y con la dirección de Magüi Mira, pisa fuerte al caminar por temas como la libertad, la identidad y la soledad. En Sevilla, por cierto, celebran la función número cien.

Pregunta.¿Hacia dónde se dirigen los pasos de esta obra?

Respuesta.Malditos Tacones es un texto, muy condensado, con la posición de dos mujeres que están en lugares muy distintos de la vida, en etapas muy diferentes; dos mujeres que se necesitan, y que en esa necesidad se descubren a sí mismas. Es una conversación a corazón abierto en la que dos mujeres dejan caer los roles, las caretas, las certezas y se van redescubriendo la una a la otra. En esta búsqueda de quién es cada una atraviesan todo tipo de estados. Atraviesan el duelo, atraviesan la alegría de conseguir identidades que una no sabía que tenía. Realmente es una búsqueda de quién una es en este mundo y en esta sociedad. Por otra parte, a nivel actual es una función muy demandante y que requiere de una concentración muy precisa, porque estamos dos actrices solas en un escenario desnudo, casi sin elementos, en una especie de tablero de ajedrez del que no podemos bajar, una plataforma giratoria que nos va como moviendo, como si estuviéramos en una especie de ring. En definitiva, es un reto fantástico que estoy disfrutando cada función.

P.¿Qué significa ese maldito tacón en esta propuesta?

R.El tacón es un símbolo de ciertas cosas, situaciones, dolores y conquistas que llevamos. Son parte de quiénes somos nosotras, de los lugares que hemos tenido que ir atravesando, de las batallas que todas recorremos con otras mujeres o que vivimos nosotras mismas. Simboliza ese camino complicado, pero también nos conforma y nos hace. Porque nosotras también nos hacemos de las heridas, de las nuestras propias y de las anteriores. Ese es el lugar del tacón en esta función.

P.¿Qué ha aprendido Olivia Molina de este papel?

R.Muchas cosas. Para empezar, el placer de hacer teatro, aunque ya lo conociera, porque he tenido la suerte de poder probar su miel y de que me deleite siempre de la misma forma. Luego, el placer de girar con una función que sabes lo que mueve, que sabes lo que provoca en el público, aunque siempre sea una respuesta nueva y única. Es un gusto poder disfrutar en mis carnes la profesión de actriz. Por otra parte, hacer teatro, me parece que es casi un acto de resistencia en este momento de tanta distancia entre nosotros, de tanta inteligencia artificial. Por último, como persona, me ha encantado dar vida a María García, el personaje que interpreto en Malditos tacones. El personaje me ha ayudado a atreverme a dar voz –en un diálogo con la gran Luisa Martín, que interpreta a Victoria Burton- a cosas que en mi vida me costaría más. Para mí este papel significa un acto de valentía que me inspira mucho.

Hacer teatro es casi un acto de resistencia en este momento de tanta distancia entre nosotros"

P.¿En qué se parecen Olivia Molina y María García?

R.Pues, por ejemplo, en el derecho a dar respuestas a las preguntas, a buscar respuestas.También a hacerse las preguntas. María García es una persona que se hace muchas preguntas sobre la vida, sobre quién es, sobre el otro, sobre el mundo que la rodea, sobre lo que ella deja en el mundo, sobre lo que le han dejado a ella. Una búsqueda de identidad que también es muy universal. Todas y todos atravesamos eso: ¿cuáles son mis dolores? ¿Cuáles puedo dejar al lado? ¿Con cuáles puedo seguir? ¿Cuáles necesito seguir cargando porque me conforman? Toda esta búsqueda me suena mucho, claro.

P.En esta obra uno de los principales temas es el poder.

R.Sí. En la función también nos preguntamos qué es realmente el poder. ¿Es el poder adquisitivo? ¿Es el poder de decidir? Las protagonistas, con esas preguntas, se van dando cuenta de que quizás no es ese poder real lo que importa, pues quizás el poder esté en otro sitio. Quizá sea una conquista de la libertad, diría, de la libertad personal.

P.Eso le iba a preguntar: ¿qué es el poder para usted?

R.Para mí es el derecho a poder decidir sobre la propia vida, sobre la propia vida de una.

Este papel significa un acto de valentía que me inspira mucho"

P.¿Y de qué trata esa “sombra de un gigante” que se menciona en los carteles?

R.En esta función, Ignacio Amestoy, que es el escritor y dramaturgo que ha escrito el texto, introduce una serie de mitos griegos a modo de paralelismo con la función que estamos viendo. Es como si estas dos mujeres estuvieran recreando ciertos mitos universales. Una recreación en carne y hueso. Esa sombra representa el patriarca que ha marcado la vida, con mucha violencia -a veces querida y a veces sin querer-, de estas dos mujeres.

P.También se destaca, entre los principales temas, la verdad. Las protagonistas buscan la verdad.

R.Porque ellas buscan la verdad de quiénes son. Primero vienen a rendirse cuentas la una a la otra, pero de repente se dan cuenta de que lo que están pidiendo es la verdad de la vida. Es una conversación transformadora de la que ninguna de las dos sale igual.

P.¿Es mejor una mentira amable o una verdad incómoda?

R.Depende. Depende a quién estemos hablando. Depende del contexto. Decir la verdad a una persona que quizás no esté preparada para escucharla puede ser sincericidio. Aunque creo que la verdad a veces puede ser un acto de amor.

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