En el palacio donde reina la copla

Helena Amado con el piano de Pepe Fernández
Helena Amado con el piano de Pepe Fernández / ACTIDEA

La ficha

'Juanita con mayúsculas'

Voz: Helena Amado Piano: Pepe Fernández

Lugar: Jardines del Alcázar Fecha: 30 de Agosoto de 2025 Aforo: Lleno

La noche del sábado, ante el público que llenó el jardín del Alcázar en el concierto homenaje a Juanita Reina que interpretaron la soprano Helena Aguado y el pianista Pepe Fernández, quedó aclarado que toda música es mestiza, incluso -o en especial- la que reconocemos como castiza; aquella que nos parece surgir espontánea e inmaculadamente del huevo de la madre patria, en este caso, la copla. Las delicadas manos de Fernández tejen con hebras del pasodoble taurino, la zarzuela, la zambra, el flamenco o el clásico español un acompañamiento tan preciso como fantasioso para la voz de Amado, desvelando así los jugosos ingredientes que vinieron a bullir en la marmita de la copla.

Con inmenso acierto, la pareja desveló -por si alguien no lo sabía- la riquísima dualidad de la copla, género popular y culto a par por la gracia de Quintero, León y Quiroga -autores de todos los temas interpretados- donde melodía, narración y sentido poético empastan en historias inmortales.

Si Amado encaró el repertorio con “perspectiva camerística”, es decir, desde su formación clásica; sabe hacerle espacio al recitado, la interpretación picaresca y volver, con solvencia y naturalidad, a los rigores del lírico, dueña de una afinación a prueba de bombas. Como si fuera de la partitura a la verbena, la sevillana supo escoger entre los más de trescientos temas escritos para la inigualable Juanita Reina, de la que se cumple un siglo de su nacimiento. Francisco Alegre, Y sin embargo te quiero, Doña Mariquita de los Dolores concentraron el voltaje dramático, para aligerar luego la velada con la interpretación jocosa, caricaturesca, propia casi de un cuplé de carnaval, de temas como Ni hablar del peluquín, Compuesta y sin novio o Soltera yo no me quedo, en los que brilló especialmente.

Por medio, Yo soy esa pareció expresarse por sí sola, una obra maestra de la composición en la que, como en las cimas de la pintura o el cine, el trazo de sus creadores es invisible. Una canción en la que queda expuesto el andamiaje musical, narrativo y social de la copla, una historia de marginalidad, dolor y ternura que con sus escasos tres minutos de duración podría inspirar un tocho de la literatura rusa, también una extensa telenovela. En otras palabras: un clásico.

A la espera de que el Ayuntamiento concrete el cartel del concierto homenaje a Juanita Reina que planea en el Espacio Turina, la actuación de Amado y Fernández del sábado basta para reivindicar la grandeza de la ilustre hija de la calle Parra, corazón de popular de la ciudad, y cuyo espíritu vino anoche a reinar en el palacio mudéjar.

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