Álvaro Postigo | Director general del Mk2 Cinesur Nervión Plaza

"El papel del Ministerio de Cultura respecto a las salas de cine ha sido y es vergonzoso"

  • El cine de Nervión Plaza reabre este viernes con sus instalaciones completamente renovadas tras varios meses de reforma

  • La empresa confía en que el sector remontará pese a la drástica caída de la facturación y la falta de ayudas oficiales

Álvaro Postigo, director general de Mk2, en la remozada sala 1 de los cines del Nervión Plaza.

Álvaro Postigo, director general de Mk2, en la remozada sala 1 de los cines del Nervión Plaza. / M. G.

Este viernes reabre por fin el cine de Nervión Plaza después de un primer cierre obligado por el impacto de la pandemia y otro, desde comienzos de este año, por la reforma de gran calado que han acometido la dirección del centro comercial y Mk2, la cadena francesa que gestiona la explotación de sus salas de cine tras la adquisición de Cinesur. Y una renovación tan profunda, dice el director general de Mk2, Álvaro Postigo, merece "una celebración a la altura". Aunque la reapertura al público general será este viernes, el jueves habrá ya una actividad a la que acudirán profesionales del sector y personalidades del mundo del cine sevillano y nacional: el preestreno en exclusiva a nivel nacional de A todo tren: Destino Asturias, de Santiago Segura, con la presentación en sala a cargo de Florentino Fernández, uno de los protagonistas. Esta película supone el regreso del particular rey Midas del cine español tras haber conseguido hacer de Padre no hay más que uno 2 la película más vista del cine español en 2020.

Tras unos meses durísimos, agónicos –"llevamos 15 meses facturando entre un 80 y un 90% menos, casi sin ayuda por parte del Estado y con restricciones asimétricas en las comunidades autónomas que han destrozado el mercado único de estrenos", condensa y lamenta–, el director general en España de Mk2, Álvaro Postigo, está convencido de que, pese a todo –y en ese todo cabe, por descontado, el gigantesco elefante en la habitación que es el consumo audiovisual casero vía plataformas televisivas, reforzado a machamartillo por el confinamiento y las posteriores restricciones impuestas por la pandemia– el sector remontará. Eso sí, advierte, más que el futuro le preocupa "el presente"... 

–Además del preestreno en exclusiva a nivel nacional este jueves de la última película de Santiago Segura, A todo tren: Destino Asturias, ¿qué otras actividades contempla el programa de reapertura de los cines?

–Como siempre, Mk2 Cinesur responderá a las expectativas que se esperan de una empresa como la nuestra: ciclos, coloquios, pre-estrenos, películas en versión original subtituladas en español (VOSE), sesiones especiales para escolares... Durante todo este verano, además, proyectaremos documentales y películas musicales, así como el ciclo Generación Cine, con películas del último año y de siempre, durante todo el verano, en VOSE y dobladas. Nuestro compromiso es hacer del cine un verdadero centro cultural de las ciudades donde estamos, como hacemos en Sevilla con el Festival de Cine o el Instituto Francés. También seguiremos contando con profesionales del mundo de la cultura local (Universidad, periodistas, museos...) para realizar coloquios y presentaciones.

–Cuando Mk2 desembarcó en Nervión Plaza empezó a programar ciclos dedicados a autores como Truffaut, Miyazaki o Hitchcock, una apuesta decididamente volcada en el cine de autor. ¿Hay público suficiente en la ciudad para sostener este tipo de programación? ¿Continuará en la nueva etapa?

–Por supuesto. No sólo creemos que existe este público, sino que además debemos contribuir a aumentarlo. Es la base de nuestro trabajo desde el principio. Pensamos que somos un agente activo que debe ayudar a crear este mercado. De hecho, el objetivo final de una empresa como ésta es ser prescriptora, transmitir el bagaje cultural universal a la gente joven y tener en cuenta, en ese proceso, la pluralidad no sólo local sino de cualquier parte del mundo. Y para ello en Sevilla contamos con un instrumento increíble: 18 salas y 2.600 butacas, combinado con la Tarjeta 5 que permite acceder al cine a cinco euros cualquier día y en cualquier sesión.

–Hablaba antes del Festival de Cine. ¿Qué balance hace de esa alianza?

–Ahora mismo es inquebrantable, entre otros motivos porque nace del interés mutuo por hacer que los cines se conviertan en verdaderos centros culturales, que irradien con fuerza y mucho esfuerzo por ambas partes ese interés a toda la sociedad y hagan de ella una sociedad libre y plural. Trabajamos ambas organizaciones para que vaya más allá de la cita de noviembre en Sevilla y se convierta en algo presente en otras épocas del año e incluso en otras ciudades.

–El pasado marzo el diario El País recogió unas declaraciones suyas en las que se mostraba muy crítico con Disney por la decisión de la compañía de estrenar simultáneamente en las salas y en su propia plataforma televisiva. ¿Se han limado asperezas?

–Me temo que mi postura sigue siendo la misma no sólo con Disney sino con todas las compañías que se dejan seducir por las televisiones/plataformas, así como por los productores españoles e independientes internacionales que han hecho lo mismo. No se puede llegar después de tanto tiempo sin estar en el mercado, variar el statu quo sin ninguna contraprestación y sin la más mínima empatía con quienes hemos mantenido el pulso contra viento y marea desde junio de 2020. No hay datos de los resultados comerciales de esta estrategia, pero no parece que hayan sido especialmente buenos. Además, está demostrado que las televisiones/plataformas no son capaces de controlar el pirateo. Estamos asistiendo a una lucha entre plataformas y lo único que está por ver es el daño que habrán hecho el día que se den cuenta de que todas no van a poder sobrevivir.

–Me pregunto qué piensa cuando escucha o lee algo que se ha puesto de moda afirmar en los últimos tiempos: que las plataformas suponen la verdadera democratización del acceso a la producción audiovisual...

–Es un discurso falaz que tenemos que soportar, encima... Lo diré más claro aún: es mentira. Esa producción audiovisual recala en plataformas exclusivas a las que sólo tienen acceso quienes están abonados. La verdadera democratización del acceso al producto se consigue con un tejido de salas de cine. Y en España éste existe ya, con más de 3.500 salas en todo el territorio. Y sólo añadiré al respecto que ha sido y es vergonzoso el papel del ICAA [Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales], del Ministerio de Cultura y de las autoridades culturales europeas en esta lucha entre David y Goliat. Harían falta unas medidas cautelares para preservar la ventana en unos límites razonables mientras el sector, con la ayuda de las autoridades, como árbitro, pueden ordenar este tema sin que se produzcan alteraciones unilaterales y abruptas en tiempos de excepcionalidad. Y en este punto me voy a permitir recordar algo: las empresas de exhibición y sus trabajadores han hecho en España un esfuerzo brutal sin prácticamente ayudas, a diferencia de lo ocurrido en países de nuestro entorno como Francia, Alemania o Italia, donde el sector sí ha contado con ese respaldo.

–En estos meses muchas películas se han estrenado directamente en las plataformas audiovisuales, en muchos casos sin pasar siquiera por las salas comerciales. ¿Cree que, al margen de esas guerras industriales por el pastel del cine, al público le da recelo encerrarse en una sala? ¿Cree posible que el sector remonte para al menos igualar el volumen de negocio previo a la sacudida brutal de la pandemia?

–Primero quiero matizar que, exceptuando algún sector de la población, no ha habido temor a ir al cine, lo que ha habido es falta de producto y unas restricciones asimétricas por comunidades que han roto el mercado único de los estrenos de películas en el país. Y la exhibición moderna necesita de un flujo de películas que alimente esa necesidad de ir al cine, es un hecho. Pero no tengo ninguna duda de que el sector remontará. El cine es un acto social, visitar un lugar de encuentro donde alguien nos dedica su tiempo y su esfuerzo a contarnos una historia que no podríamos conocer de otra forma y de una forma tan gráfica e intensa, eso es una liturgia puramente humana, y esa condición nos protege, estoy convencido. Ese momento en el que se apaga la luz y se enciende la pantalla, eso es un milagro y sólo se produce en los cines, no en el cuarto de estar de tu casa. En tu casa puedes tener entretenimiento, pero lo de la sala de cine es especial. Y es de las pocas experiencias que no han sido invadidas por el móvil. Esto último, por cierto, lo ha sabido entender un sector tan potente como es la publicidad, y ahora las salas son muy valoradas porque el público se olvida de lo que pasa fuera durante dos horas, y eso no es nada fácil en estos tiempos. ¿Quién no ha tenido sus primeras experiencias con amigos, con su pareja, en familia en una sala de cine? ¿Cuántos padres recuerdan el primer día que llevaron a sus hijos al cine? En el cine y en la televisión y en el móvil se ven películas, pero cine sólo se ve en el cine.

–Permítame que vuelva a la cuestión anterior. La pandemia ha acelerado de manera extrema ciertas tendencias que ya estaban en marcha, porque el debate sobre el desafío de Netflix a los estudios tradicionales de Hollywood, por ejemplo, surgió mucho antes de la era del coronavirus. ¿De verdad no le preocupa que el consumo audiovisual se haya canalizado a través de nuevos hábitos intrínsecamente domésticos?

–Es una pelea entre televisiones/plataformas que no nos preocupa en exceso. Esos intentos se vienen produciendo desde hace muchos años y el cine siempre ha resistido. La televisión, el cable, el vídeo, el Blue-ray, la televisión digital, ahora las plataformas... Lo que hace falta, de verdad, es que el virus esté controlado como parece que empieza a pasar.

–Durante el último año se han estrenado en salas películas como Tenet o Wonder Woman, en las que toda la cadena del cine, no sólo ya las empresas exhibidoras, depositaron su confianza, diría que como canarios en la mina del mundo post-Covid. No puede decirse que hayan obtenido malos resultados, pero tampoco han arrojado el saldo espectacular que se esperaba. ¿Hay motivos para la alarma o cree que en cuanto la campaña de vacunación haya alcanzado a una importante mayoría de la población estos fantasmas se disiparán?

–Me alegra que haya puesto el ejemplo de dos películas distribuidas por Warner, una empresa que en España ha demostrado tener responsabilidad social para con la exhibición, y se lo agradecemos. No todos pueden decir lo mismo. En mi opinión, no debe haber motivos de alarma por el futuro. Pero sí que hay preocupación por el presente, porque llevamos 15 meses solos, soportando facturaciones de un 80 y un 90% menos, con casi ninguna ayuda por parte del Estado y encima con restricciones asimétricas por comunidades que han destrozado el mercado único de estrenos de películas que había en España. Aun así, debemos de ser prudentes. Veremos si el mundo post-pandemia nos ofrece un mercado de 100 millones de entradas en España, como sucedía en 2019, antes de todo esto, o si el mercado se ajusta a otras cifras, y en ese caso también sería importante ver en qué plazo ocurriría este reajuste. Creemos en cualquier caso que habrá una necesidad de salir y compartir y esto hará que ir al cine a ver las películas sea otra vez la mejor y más barata experiencia de ocio.

–En los últimos años la exhibición cinematográfica se ha ido desplazando de los centros urbanos hacia grandes extensiones comerciales en las afueras, algo que también ha ocurrido en Sevilla. ¿Siente que nadan ustedes a contracorriente?

–Pienso que la asistencia al cine volverá a los centros urbanos. Durante los últimos años la presión inmobiliaria y financiera ha hecho que esto sea complicado, pero volverá, como ha pasado con los supermercados de proximidad frente los hipermercados de periferia. En cualquier caso, las autoridades deberían cuidar más esto. Es básico. En cualquier barrio, nuevo o viejo, deben de existir todo tipo de actividades, comercios, bares, parques, colegios, instalaciones deportivas, culturales (cines, teatros, bibliotecas, museos) y religiosas, sanitarias, etcétera. Cuando se define el desarrollo de una ciudad, se ha de poner en el foco el cuidado de todos estos ámbitos.

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