Salustiano García: "El arte no hay que traducirlo, hay que vivirlo"
El artista sevillano arranca una temporada internacional con exposiciones individuales en Londres, Berlín, Ciudad de México, Seúl y Santiago de Compostela.
Ana Barriga: "A la pintura la quiero y la respeto, pero no mucho"
El artista Salustiano García (Villaverde del Río, Sevilla, 1965) inicia una temporada marcada por exposiciones individuales en Corea, Alemania, Reino Unido, México y España. Además, la obra del artista hispalense estará presente en ferias internacionales como KIAF (celebrada este pasado fin de semana en Seúl, Corea), muestras colectivas y otros proyectos de diferente índole. Tras una trayectoria que se ha ido desarrollando en galerías y museos internacionales, su nombre resonó con fuerza en España tras la repercusión mediática de su cartel de la Semana Santa de Sevilla de 2024.
Pregunta.En esta nueva temporada 2025-2026, aparte de la participación en diferentes proyectos y ferias, se enfrenta a cinco exposiciones individuales por todo el mundo. ¿Cómo está siendo la preparación de cara a la producción de estas muestras?
Respuesta.Como es costumbre en mi trabajo, la preparación la estoy llevando a cabo con mucha concentración y una planificación muy organizada para poder cumplir con todos los compromisos asumidos.
P. ¿Las obras que va a presentar son de reciente producción o también va a incluir piezas realizadas con anterioridad?
R.En algunas de las exposiciones presentaré obras de reciente producción, mientras que en otras, como en Berlín, se incluirá una selección más amplia. Allí exhibiré alrededor de 25 piezas que abarcan un recorrido por los últimos cinco años de trabajo.
P.En las últimas dos décadas su obra ha estado mucho más presente en los circuitos artísticos de otros países que en los de España, ¿a qué cree que se debe?
R.Es cierto que desde 2003, mi trabajo se ha desarrollado casi exclusivamente en galerías internacionales, lo que ha llevado a que mi presencia sea mayor fuera de España. No sabría decir con certeza por qué no se han dado más oportunidades en mi propio país y tampoco quiero especular.
P.Con la repercusión que tuvo su obra Entre la multitud sólo estás tú como cartel de la Semana Santa de Sevilla del año pasado, se habló de su trabajo en infinidad de medios locales y nacionales. ¿Cree que esto ha ayudado a que su obra sea más conocida en España?
R.En realidad, la repercusión no se limitó a los medios locales y nacionales. Hubo entrevistas en cadenas internacionales como la BBC, CNN o CBS, reportajes en el canal francés ARTE y cobertura en algunos de los principales periódicos del mundo, como The Sunday Times, The Guardian o Le Monde. Apareció en informativos de países como China, India, Filipinas o Irán. Este impacto global, que llegó a superar los dos millones de visualizaciones en redes sociales en unas pocas horas, hizo que inevitablemente en España también se prestara una atención especial a mi trabajo. En ese sentido, sí considero que contribuyó a que mi obra se diera a conocer más ampliamente en mi país.
P.¿Cree que esto ha podido provocar un mayor interés por parte de las galerías y coleccionistas españoles?
R.No.
P.Centrándonos un poco en su obra, ¿cómo la calificaría? ¿Considera que está dentro de un estilo determinado?
R.Es una figuración contemporánea sin complejos. Quiero decir que trabajo con elementos que suelen estar muy cuestionados en el arte actual, especialmente en España: la belleza y la espiritualidad. Ambos conceptos son el núcleo de mi obra.
P.Uno de los elementos más identificativos y que más se repite en su pintura es la del uso de fondos monocromos, ¿qué significado?
R.No tiene ningún significado particular. De hecho, ninguno de los elementos que aparecen en mis pinturas busca transmitir un simbolismo o una narrativa. Aunque pueda parecer que ciertos objetos representados están cargados de connotaciones, no hay en ellos un valor simbólico. Aprovecho esta pregunta para aclarar mi concepto del arte: el arte no hay que traducirlo, hay que vivirlo. Ya Tristan Tzara ridiculizaba en 1918 ese arte cargado de simbolismos ocultos, y más adelante críticos como Clement Greenberg defendieron un arte formalista, centrado en sus propios medios y no en representaciones literarias o narrativas simbólicas. También me interesa la postura de Susan Sontag, quien en su ensayo Contra la interpretación (1966) criticaba la obsesión por buscar significados escondidos en el arte. Para ella, la interpretación empobrece y degrada la experiencia estética. Si reducimos una pintura a un mensaje político o a un símbolo religioso, perdemos de vista lo esencial: la forma, el ritmo, la textura, el color, el tono… todo aquello que constituye la verdadera vida estética de la obra. Coincido con quienes defienden que el valor del arte está en su experiencia estética y no en interpretaciones ocultas. Mi trabajo va en esa línea: sin símbolos ni mensajes, pero abierto a la emoción, como la música.
P.En algunas de sus pinturas se repiten modelos, ¿cómo los elige?
R.Cuando encuentro un buen modelo, este me acompaña durante varios años y aparecen en mis obras en diferentes momentos de sus vidas. Los elijo por lo que transmiten. Lo más importante para mí en un rostro es que tenga fuerza espiritual; cuando la hay, inevitablemente aparece la belleza.
P.Dentro de su obra se manifiestan en una postura o con unos gestos bastante evocadores. ¿Es usted quien realiza las fotografías previas? ¿Les indica cómo deben posar en base a una idea que luego quiere plasmar en la pintura o prefiere cierta espontaneidad?
R.Si mis modelos resultan evocadores es porque busco que posen con la mayor neutralidad posible: que tanto el gesto corporal como la expresión del rostro se mantengan contenidos. Así, el modelo se convierte en un espejo en el que el espectador puede proyectarse y encontrar su propia interpretación. Sí, las fotografías las realizamos mi equipo y yo. Partimos de una idea previa y doy indicaciones muy precisas. Para mí, la obra comienza en la sesión fotográfica. El modelo debe ser dúctil e intérprete de la emoción que deseo transmitir, de una manera casi imperceptible. No hay lugar para la espontaneidad en mi proceso: todo está estudiado, meditado y autocuestionado.
P.A propósito de los modelos que aparecen en su obra, suelen estar dentro de una belleza que podríamos denominar normativa o canónica. ¿Se debe esto a una determinación premeditada que forma parte de su propio discurso pictórico?
R.Son personas de la calle a las que propongo posar, simplemente. No necesariamente son bellas, pero presiento que pueden ayudarme a transmitir una determinada emoción. Con el tiempo he descubierto que, en todos los casos, resultan ser personas muy especiales y, curiosamente, con frecuencia vinculadas a la música.
P.Por otro lado, la mayoría suelen ser niños o jóvenes. ¿Qué implica en su obra la idea de juventud? ¿Subyace en su pintura cierto temor o renuncia a envejecer?
R.Por lo general, mis modelos no son profesionales; son gente común. La relación que hoy tenemos con las cámaras nos vuelve poco naturales ante el objetivo, y esa afectación suele acentuarse con la edad. Muchos adultos posan con el gesto que creen que les favorece y eso, para mi trabajo, es contraproducente. Los jóvenes y los niños se suelen mostrar más relajados y naturales frente a la cámara. Así de simple. No tengo complejo de Peter Pan. Pero si lo tuviera, nunca se reflejaría en mi trabajo. Mi obra no es autorreferencial.
P.Aparte del cartel de la Semana Santa de Sevilla, su obra Reencarnación formó parte de la exposición The Missing Peace. Artists consider the Dalai Lama, que itineró por museos y centros culturales de Estados Unidos, Japón, España, Suecia y Rumanía. Por cierto, obra que parece que enamoró a la actriz Sharon Stone. ¿Piensa que el propio fenómeno pictórico es en sí un acto espiritual?
R.Creo que la espiritualidad debería estar presente en cualquier manifestación artística. El ser humano es, ante todo, un ser espiritual; no podemos desprendernos de esa condición. Como dice el jesuita y filósofo francés Pierre Teilhard de Chardin: No somos seres humanos teniendo una experiencia espiritual; somos seres espirituales viviendo una experiencia humana. Por lo tanto, todo lo que hacemos los seres humanos lleva inevitablemente un componente espiritual.
P.Aunque su obra puede recordar de algún modo a ciertos cánones de la pintura renacentista, ¿quiénes han sido sus referentes en la historia del arte? ¿Los tiene dentro del arte contemporáneo?
R.Podría parecer evidente que pinto como los maestros del clasicismo. Formalmente podría ser, pero conceptualmente estoy más cerca del pintor de las cavernas. El arte nace con una intención religiosa y mágica, no decorativa, como pudiéramos pensar. El hombre de Cromañón representaba en las cuevas todo lo que deseaba que le fuera dado por la naturaleza, estaba representando su anhelo. Yo represento el mío: un mundo ideal, sereno, lleno de belleza, como sinónimo del bien absoluto. Con respecto a su pregunta, más que referentes en la historia del arte o en el arte contemporáneo, podría decirle que mi trabajo y yo hemos sido permeables a la manera que tienen Antonioni, Cassavetes o los hermanos Coen de contar emociones, al humor ácido del cine de Berlanga, a cómo Tadao Ando o Shigeru Ban abren el espacio a la luz, la emoción y la vida, al modo en que James Montgomery Flagg dice las cosas con contundencia y a los anuncios de jabones para actrices.
P.Para ir acabando me gustaría preguntarle qué función piensa que tiene el arte (si es que para usted la tuviera).
R.Me gusta mucho la visión de Henri Poincaré, matemático y filósofo francés, que sostenía que la ciencia y el arte son los dos pilares fundamentales de cualquier civilización. La ciencia nos da comprensión, nos permite conocer las leyes del mundo, innovar y transformar la realidad material. Pero el arte es lo que le da sentido a esa existencia: nos conecta con la emoción, la belleza y la dimensión cultural de la vida. Sin el arte y sin la ciencia todavía estaríamos emitiendo gruñidos. En cambio, gracias al arte, aquellos gruñidos ahora son poesías de Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez.
También te puede interesar