CULTURA

Los selfis del XIX, un viaje al siglo de los retratos desde CaixaForum Sevilla

Exposición CaixaForum Sevilla

En un siglo –éste que vivimos– en el que los selfis forman parte del día a día e incluso el término se ha incorporado al diccionario de la RAE, CaixaForum Sevilla y el Museo Nacional del Prado invitan a viajar hacia el pasado para conocer los antecedentes de la autofoto. Los exponentes de este magistral recorrido pictórico brillan por su universalidad: desde Goya a Sorolla pasando por Fortuny, Benlliure o Madrazo. Para la muestra hispalense se han incorporado piezas de artistas sevillanos que serán mostradas al público por primera vez. Una selección de la altura de José Roldán y Martínez, Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina, Antonio Mercar o Manuel González Santos. Hasta 164 obras de los fondos de la pinacoteca nacional.

XIX. El Siglo del Retrato. Colecciones del Museo del Prado. De la Ilustración a la Modernidad no sólo resplandece por las piezas que la conforman. También por reflejar una época que vio nacer las estructuras económicas y sociales que han configurado nuestra contemporaneidad. Un periodo en el que se asentó el capitalismo –con el consiguiente individualismo– y se popularizaron los retratos para remachar las diferencias sociales y el auge de la burguesía. Pero también para mostrar un momento tan íntimo y doloroso como la muerte.

"El siglo XIX inaugura la Edad Contemporánea y supuso una aceleración del tiempo que transformó las estructuras", indicó Javier Barón, comisario de la muestra, durante la presentación que se celebró ayer. "El objetivo es explicar estas transformaciones a partir del retrato, un género que representa una seña de identidad en España hasta que se sustituyó por la fotografía", indicó el experto que ejerce como jefe de Conservación de Pintura del siglo XIX del Prado. A través de ocho salas perfectamente diferenciadas, la colección muestra una profunda variedad de técnicas . Medallas, esculturas, acuarelas, miniaturas e incluso un daguerrotipo –primer procedimiento fotográfico, presentado en París en 1839– que retrata a un personaje desconocido.

Una visitante delante de la obra ‘Fernando VII en un campamento’, de Goya. Una visitante delante de la obra ‘Fernando VII en un campamento’, de Goya.

Una visitante delante de la obra ‘Fernando VII en un campamento’, de Goya. / José Angel García

La primera sala –que lleva el nombre de La imagen del poder– asocia el retrato con personajes dotados de poder económico, social o político. Destaca la obra Fernando VII en un campamento, de Goya, en la que el monarca viste uniforme de capitán general y ostenta diferentes condecoraciones de órdenes civiles. En este espacio también hay un lienzo realizado José Gutiérrez de la Vega y protagonizado por el ex ministro Juan Bravo Murillo, que forma parte de una de las primeras galerías de retratos de ministros creadas en España.

Una nueva mirada a la infancia

"A partir de la Ilustración y por la influencia de Rousseau, se abrió paso una nueva mirada sobre la infancia en la que los niños están en contacto con la naturaleza que les pertenece", indicó Barón para dar paso a la sala dedicada a puericia. Se puede observar una clara influencia de la técnica de Velázquez en Retrato de un niño a la moda del siglo XVII de Leonardo Alenza. Y también sobresale un lienzo del sevillano José Roldán en el que muestra a los seis hijos mayores del militar Juan de Lara en un paisaje de los alrededores de Carmona.

También hay lugar para las Identidades masculinas y femeninas en dos espacios diferentes. Estas salas evidencian el rango social de los retratados a través de la indumentaria y la joyería –en el caso de ellas– y a través de los trajes sencillos y austeros –en el caso de ellos–. Obras que contrastan con la fotografía –que irrumpió por su bajo coste– y provocó que el retrato pictórico mundano se convirtiera en una forma distintiva entre las personas que podían acceder a este recurso.

La muerte

Especialmente impactante es el retrato de Manuel González a su propio hijo muerto. El género post mortem en su versión infantil tuvo un gran desarrollo en la España alfonsina como recuerdo de pérdidas comunes en la época, cuando la tasa de mortalidad infantil era una de las más elevadas. "La muerte era muy importante y los retratos se hacían porque en ellos se fraguaba la memoria de toda una vida", recalcó el comisario.

La sexta sala está dedicada a los Retratos y autorretratos de artistas, porque "empezaron a fijarse en sí mismos como personalidades singulares". En esta sala se puede contemplar una escultura de Mariano Benlliure en homenaje tardío a Goya. Conocida por el gran público al ser el origen de la que reciben los premiados en la gran gala del cine español.

Javier Barón, comisario de la muestra; Moisés Roiz, director de CaixaForum Sevilla y Víctor Cageao, coordinador general de Conservación del Prado. Javier Barón, comisario de la muestra; Moisés Roiz, director de CaixaForum Sevilla y Víctor Cageao, coordinador general de Conservación del Prado.

Javier Barón, comisario de la muestra; Moisés Roiz, director de CaixaForum Sevilla y Víctor Cageao, coordinador general de Conservación del Prado. / José Angel García

La penúltima sala reúne retratos de representantes de las artes hermanas de la pintura. "Se nota que quien le está mirando es su amigo y está relajado", indicó Barón al referirse al retrato que hizo Goya del actor Isidoro Máiquez, expuesto en este espacio.

Por último, la sala El artista en el estudio, aporta una serie de representaciones de pintores en el interior de sus estudios de trabajo. Destaca la obra Fantasía sobre Fausto de Fortuny, en la que “pone en contacto la pintura, la literatura y la música”.

La muestra se puede visitar hasta el 9 de junio. CaixaForum ofrece tres itinerarios distintos para recorrerla: a través de las técnicas artísticas, de la sociedad del siglo XIX y de la indumentaria.

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