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Serranito I Guitarrista

“Me empecé a creer artista cuando vi que escuchaban mi disco en Triana”

  • Víctor Monge, figura clave de la guitarra flamenca contemporánea y uno de los que más ha contribuido a su dignificación, se despide el domingo de los escenarios con un emotivo recital en Flamenco Viene del Sur

El maestro cumple en esta gira su 65 aniversario sobre los escenarios.

El maestro cumple en esta gira su 65 aniversario sobre los escenarios. / Paco Manzano

Cuando los guitarristas flamencos peleaban a duras penas por hacerse un hueco acompañando a los bailaores y cantaores en los tablaos y festivales de la época, Víctor Monge Serranito ponía siempre como condición tocar un solo con su guitarra. Así, con la conciencia de tener entre sus manos un poderoso instrumento que merecía por sí mismo un espacio en los carteles, ha logrado dar la vuelta al mundo en varias ocasiones convirtiéndose en una figura clave de la guitarra flamenca contemporánea y en un referente por su dignificación.

Ahora, tras suspender por motivos de salud el concierto con el que iba a abrir el ciclo Flamenco Viene del Sur, el artista confiesa al otro lado del teléfono estar “haciendo un esfuerzo titánico” para presentarse este domingo en el Central con su gira de despedida Como un sueño. “Sé que Sevilla me quiere mucho y yo quiero mucho a Sevilla, así que no puedo fallar, tengo que poner todas mis fuerzas”, sostiene.

-¿Un artista dice adiós al escenario o es un hasta siempre?

-La despedida no es algo que tuviera premeditado. Surgió de casualidad porque me dieron un homenaje en Madrid que me subió la adrenalina y sentí la necesidad de volver a los escenarios por última vez.

-En este tiempo ha recibido, entre otros galardones, la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, ¿esperaba este reconocimiento?

-Está siendo Como un sueño, como el tema nominado a los Grammy que da nombre a esta gira. Aunque reconozco que para mí el de la Cátedra de Guitarra Flamenca del Ateneo de Triana ha sido tan importante o más porque es uno de los focos más flamencos que hay en toda España y porque ha sido mi segunda casa.

-¿Qué significa para usted este barrio?

-Muchísimo, es muy especial porque desde que tenía 16 años me iba allí a pasar temporadas a casa de El Perlo de Triana y de su madre, que han sido una segunda familia. Además, he sido hermano de la Hermandad del Rocío de Triana durante más de 30 años y tengo muchos recuerdos bonitos. Puedo decir que me sentí por primera vez artista en Triana, cuando escuché que sonaba una guitarra por el balcón y me di cuenta que era la mía, de mi primer disco. Recuerdo que le dije a El Perlo, anda, soy yo, ¡ya soy una figura! ¡Me creía Sabicas o Niño Ricardo! (Risas).

-Bueno, no andaba muy desencaminado porque lo reconocen como un maestro…

-Estoy muy feliz de mi vida artística porque he podido cumplir mis metas. Tuve desde el principio la ilusión en mi corazón y en mi mente. De todas formas, ha sido también gracias a a los grandes guitarristas que he ido conociendo y que me han enseñado tanto.

-Usted es considerado uno de los padres de la guitarra flamenca de concierto contemporánea junto a Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar, ¿cómo se consigue brillar con estos dos genios?

-Hemos tenido la suerte de ser muy diferentes. A Paco lo conocí desde niño porque era amigo de su padre y de su hermano Ramón. Lo veíamos empezar y ya se notaba que iba a ser un monstruo. Y con Manolo Sanlúcar igual. Recorríamos Andalucía cuando él iba con la Paquera y yo con Farina y siempre hemos mantenido una admiración mutua. La pena es que nunca nos hayamos subido juntos a un escenario como los tres tenores.

-Sin embargo, igual que los poetas en la literatura, parece que en el flamenco son los guitarristas los que tienen fama de ser más especiales, ¿ha sentido esa competencia?

-Para nada, un artista no necesita que los demás sean peores que tú. Ha habido y hay un nivel excelente. Escucho a Rafael Riqueni, José Antonio Rodríguez o Vicente Amigo y te mueres con cómo tocan. Igual que a otros como Antonio Rey, o Paco Vidal y Javier Conde, que vienen conmigo y me ayudan muchísimo porque tengo 79 años y a veces se me olvidan las cosas. Aprendo de ellos. El arte nunca deja de sorprender, después de Velázquez vino Goya.

"Un artista no necesita que los demás sean peores que tú. Yo escucho a muchos y aprendo de ellos. El arte nunca deja de sorprender, después de Velázquez vino Goya"

-¿Alguna vez le ha pesado el título de “guitarrista de guitarristas”  que le puso en su libro José Manuel Gamboa?

-Eso tiene que ver porque fui de los primeros que luchó por tocar la guitarra en solitario. Exigía un sitio para mí en todas partes. La primera vez que hicimos un concierto solo de guitarra fue en Córdoba con Manolo Cano y Paco de Lucía. Fue curioso porque tuvieron que ir poniendo sillas sobre la marcha del público que venía.

-También ha sido de los primeros en llevar la guitarra por todo el mundo, ¿cuántos idiomas habla su sonanta?

-(Risas) Muchísimos. La guitarra siempre ha tenido mucha aceptación. Donde hay afición por la música es imposible que no guste la guitarra, independientemente de que no se manejen los códigos flamencos, Una de los mejores piropos me lo dijo una periodista inglesa cuando toqué en el Queen Elizabeth Hall de Londres y escribió que tenía tanta técnica que no se notaba. Es lo mejor que se le puede decir a un concertista.

-¿Qué diría que ha contribuido a universalizar la guitarra flamenca?

-En este sentido fue Paco el que nos abrió el camino. Cuando se hizo más popular fue cuando grabó la rumba Entre dos aguas. Después grabé yo una cosa americana que se llamaba el Pájaro campana y me puse el número dos tras Camilo Sesto en Los 40 principales. Y Manolo hizo su Caballo negro. Quiero decir que hicimos temas comerciales para llegar a todos los públicos y eso fue un éxito y nos empujó.

-Hablaba antes de la edad, cuando uno pierde velocidad en los dedos, ¿a qué se aferra?

-Te va a sorprender pero de dedos estoy muy bien (Risas). Tengo una técnica que he ido creando con el tiempo y me permite correr igual que cuando era joven. Otra cosa es la seguridad o los nervios porque al final he estado cinco o seis años sin ponerme frente al público y eso genera respeto. Durante la pandemia cogía la guitarra seis o siete horas al día y estaba como una fiera, pero con la hernia he tenido que estar casi un mes parado y me ha sentado fatal.

"Escuchar, estudiar y tocar otro tipo de música enriquece. La verdadera universidad del flamenco es tocar mucho para el cante y para el baile, pero el conocimiento nunca limita, al contrario"

-¿Qué diría que ha perdido y ha ganado la guitarra en este tiempo?

- Quizás algunos artistas vienen con mucho ímpetu por querer despuntar enseguida pero escuchar, estudiar y tocar otro tipo de música los enriquece. La verdadera universidad del flamenco es tocar mucho para el cante y para el baile, pero defiendo que se estudie música. El conocimiento nunca limita, al contrario.

-Luis Landero, que además de escritor fue guitarrista, le comentó a José María Velázquez-Gaztelu que el arte surge de la sabiduría y de la inocencia, ¿le da la razón?

-¡Qué bonito! Estoy completamente de acuerdo, la inocencia es lo que genera el entusiasmo, el ansia de absorber lo que te rodea. Y la sabiduría el poso para disfrutarlo. Ahora lo que me queda es poner mi corazón y la vergüenza de haber sido fiel a mí mismo y al flamenco.

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