Los signos del gorrión

Cuando Degas encuadraba las escenas urbanas cortando la vista y hasta los personajes de la escena estaba afirmando el valor del fragmento como algo autónomo capaz de representar un universo completo. Este valor del fragmento, su repetición y seriación serán uno de los distintivos de la modernidad. Con la crisis de la misma en los años 60, el fragmento sólo tendrá valor por sí mismo, como autorreferencia que no puede ni aspira a representar la totalidad. Se impuso, entonces, la categoría del archivo como intento para compensar la falta de representatividad universal de la imagen fragmentaria.

El nuevo proyecto de Juan del Junco para el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, una adaptación para la capilla de San Bruno de su reciente exposición en el Museo de Huelva, tiene muy en cuenta la importancia del archivo. Se trata de una amplia selección de fotografías de la colección de pájaros disecados de la Estación Biológica de Doñana, guiado por recuerdos infantiles y los trabajos como ornitólogo de su padre.

Ya había dado muestras de interés por la ornitología en obras anteriores y también por el archivo en la serie de retratos mediante las piernas y el calzado de la exposición Es un mundo extraño. En su última exposición sevillana aparecía además ya claramente el método científico, aunque unido a fotografías construidas.

Aquí ya sólo queda el método científico de la catalogación registral. Frente a la tecnología recreativa de numerosos artistas de la Biacs, Juan del Junco apuesta por la ciencia romántica que buscaba catalogar las especies animales para poder imaginar el mundo. En la ordenación subjetiva que hace Juan del Junco de las fotos de pájaros disecados, una especie de laberinto a través de la enciclopedia, hay cabida para que los relatos personales puedan construirse.