Sueños esféricos
Juan Antonio Solís
En nuestras miserias manda Javier Tebas
Soraya Méncid | Crítica
SORAYA MÉNCID
****
Soraya Méncid, soprano; Jesús de Sancha Navarro, piano.
Programa: Sevilla en la zarzuela (obras de Serrano, Gaztambide, Arrieta, Sorozábal, Moreno Torroba, Fernández Caballero, Roig, Chueca y Valverde y Giménez y Nieto).
Lugar: Teatro Cajasol. Fecha: Martes, 22 de abril. Aforo: Lleno.
Soraya Méncid mostró en este recital organizado por la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría que los premios y los elogios que viene cosechando en los últimos años no son vanos. Hace unos meses la vimos triunfar con Zapico y su Forma Antiqva, manteniendo el tipo ante experimentadas y prestigiosas cantantes barrocas españolas, y esta vez deslumbró en un repertorio zarzuelístico que no es nuevo para ella, pues ha colaborado con la Compañía Sevillana de Zarzuela en diversas ocasiones.
La joven cantante onubense impresiona por una combinación poco común de solideztécnica, sensibilidad melódica y carisma escénico. Su preparación vocal le permite una proyección notable, con una emisión siempre limpia y natural, una dicción nítida y un registro perfectamente equilibrado. Domina los agudos con facilidad, sostiene con firmeza los graves y muestra un control del aire que le permite abordar con soltura los pasajes de agilidad.
A esta base técnica se suma una musicalidad instintiva que confiere a su interpretación una elegancia flexible y una expresividad genuina, siempre al servicio del texto. Su presencia en escena, tan eficaz como versátil, puede ser contenida y delicada –como lo fue en la Canción veneciana de Serrano o en la romanza de Marina de Arrieta– o rebosante de desparpajo y vitalidad, como demostró en la Entrada de Cecilia Valdés o en el Vals de Chateau Margaux que ofreció como propina, donde dejó ver una sorprendente vis cómica. Acompañamiento eficiente y seguro de Jesús de Sancha.
Temas relacionados
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios