Tres 'genias' para un gran genio
Lope Exprés | Crítica de teatro
LA FICHA
**** ‘Lope Exprés’. Lamaraña Teatro. Idea original y dramaturgia: María Martínez de Tejada. Dirección: Manuel Asensio. Intérpretes: María Martínez de Tejada, Bea Ortega y Rebeca Torres. Música: Beatriz Ortega, Chiqui Cienfuegos y Luis Navarro. Asesoría verso: Rebeca Torres. Iluminación: Nacho Almarcha. Escenografía y vestuario: La Maraña. Lugar: Teatro TNT. Fecha: Viernes, 14 de noviembre. Aforo: Casi lleno.
El TNT afronta este fin de semana el último de sus festivales, el FestivaRT, una muestra dedicada a las compañías residentes que este año alcanza su tercera edición. Ocho compañías que vienen a testificar no solo el talento que encierra esta ciudad, sino la capacidad de resistencia de un sector que no atraviesa (como siempre, en verdad) su mejor momento.
El encuentro ha reunido tanto a actores y actrices emergentes, procedentes casi todos ellos del Laboratorio Teatral que organiza desde el siglo pasado el TNT, como a artistas que, con muchos años de experiencia a sus espaldas, deciden buscar nuevos caminos para expresar su amor al teatro y, al mismo tiempo, resistir a las dificultades.
Es el caso de Lamaraña Teatro, que anoche repuso en el Teatro TNT su último trabajo Lope Exprés, una pieza que podría denominarse comedia musical pero que es mucho más que eso ya que, en su aparente sencillez o intrascendencia, reúne muchísimo talento interpretativo y una capacidad para simplificar la complejidad solo comparable a la de su genio inspirador, el Fénix de los Ingenios, Lope de Vega.
Con una única trama, la historia de una pequeña y pobre compañía que se propone representar las 400 obras de Lope de Vega, Lamaraña logra exactamente lo que el autor conseguía en los corrales de comedias donde se representaban sus obras: mantener a los mosqueteros (así llamados los espectadores hombres, separados de ‘la cazuela’ o espacio para las mujeres) tan divertidos y entretenidos que no tuvieran ocasión de llevarse las manos a los bolsillos y lanzar verduras u otros objetos al escenario.
Con unos pocos elementos de vestuario y una escenografía (un teloncillo y un baúl) tan elemental como la de los corrales del siglo XVII, estas tres magníficas y veteranas actrices, cantantes, payasas… curtidas en compañías como Atalaya, Teatro Clásico de Sevilla y otras compañías andaluzas, dirigidas aquí por Manuel Asensio (también actor de Atalaya) logran divertir y, en algunos momentos, emocionar a un público de todas las edades, muy necesitado últimamente de poder echarse unas risas.
Y lo hacen a través del rigor, de un uso del cuerpo que siempre ha sido marca de la casa y de una dramaturgia que, a lo largo de las seis comedias que tratan de llevar a la escena, interpretando a todos sus personajes, les permite hablar de otros temas, como el de la precariedad del propio teatro o la situación de la mujer. También aprovechan la ocasión para rendir un más que justo homenaje a las actrices que abrieron el camino en la Edad de Oro.
Así, a escenas especialmente hilarantes, como la de El perro del hortelano, se unen otras tan cargadas de emoción, como la de La estrella de Sevilla o el monólogo de Laurencia de Fuenteovejuna. Y todo ello adobado con una banda sonora en la que el flamenco se une al pop y al rap y que las tres actrices defienden con maestría, haciendo guiños a temas conocidos y a la posibilidad de involucrar a los espectadores.
Un trabajo muy bien hecho que fue fervorosamente aplaudido por el numeroso público que acudió a la cita a pesar de la lluvia. Un público que hoy tiene la posibilidad de asistir a Ruido Blanco, de la joven compañía La Desarbolada (nada menos que con trece intérpretes) y a la reposición de Estamos bien, de Teatro del Desorden y Bendita Rvina.
Mañana domingo, termina el FestivaRT con El desván, de La Incierta Compañía, El archivo del placer, de La Folié y Silencio de Teatro Incandescente.
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