El triunfo de Haendel
Música clásica
El sello Hyperion ofrece una nueva grabación de 'Il trionfo del Tempo e del Disinganno', el primer oratorio de Haendel
En 1678 el Teatro del Mercado de las Ocas abría sus puertas en Hamburgo. Se trataba de un local público, un poco a la manera del San Cassiano de Venecia, primero en su género, que venía funcionando desde 1637. El entusiasmo por la ópera se desata entonces en la ciudad hanseática, imponiéndose pronto un tipo de espectáculo que se componía de una mezcla de virtuosismo vocal italiano, estructura dramática francesa y elementos cómicos y populares germanos. Hasta allí se desplazó Haendel en 1703 en busca de fortuna, y allí, trabajando como compositor y como clavecinista, iba a iniciar su brillante carrera como autor dramático.
En 1706 Ferdinando de Médicis, príncipe heredero del Gran Ducado de Florencia, conoció al compositor y lo invitó a su corte, una invitación que Haendel iba a aprovechar hasta el límite, recorriendo la península italiana en un viaje de casi cuatro años que le procuró no sólo dinero y extraordinaria fama, sino un profundo conocimiento del estilo italiano, que iba a llevarse consigo a Inglaterra, donde lo elevaría al culmen de sus posibilidades estéticas.
De la primera etapa de su viaje no se sabe gran cosa, pero a principios de 1707 el compositor está ya en Roma, donde queda bajo el mecenazgo del marqués Ruspoli y entra enseguida en contacto con el cardenal Benedetto Pamphili, un protector de las artes que mantenía una de las orquestas más grandes y prestigiosas de la capital pontificia, que contaba como concertino nada menos que con Arcangelo Corelli, por entonces en la cima de su gloria. Es Pamphili quien le encarga a Haendel su primer oratorio, Il trionfo del Tempo e del Disinganno, con libreto del propio cardenal, una alegoría moral sobre la fugacidad de la belleza y los placeres mundanos en la que disputan cuatro personajes (Belleza, Placer, Desengaño y Tiempo).
No se ha conservado el autógrafo pero sí la partitura de su estreno, que debió de tener lugar a finales de la primavera de 1707, posiblemente en el palacio de Pamphili. A esta ocasión pertenece la famosa anécdota transmitida por John Mainwaring, primer biógrafo de Haendel, según la cual, el compositor alemán, impaciente en los ensayos por los problemas que Corelli tenía con la obertura (escrita a la francesa), le habría arrebatado el violín de la mano para tocarla él mismo, a lo que el italiano respondería reconociendo su falta de comprensión del estilo francés. Verdadera o no la anécdota, lo cierto es que la obra se abre con una sinfonía tripartita a la italiana y se estructura en los dos actos de rigor. La orquestación es sencilla, cuerda, dos oboes y continuo, con el añadido de dos flautas para un par de arias y de un órgano que tiene un hermoso pasaje obligado. La obra, plena de fácil invención, rico melodismo, exuberante luminosidad y notable virtuosismo, sería muy apreciada por Haendel que la rehízo dos veces al final de su vida, en 1737 como Il trionfo del Tempo e della Verità y en 1757, en inglés, como The Triumph of Time and Truth.
La nueva grabación de Alessandro De Marchi resulta de extraordinario refinamiento y notable teatralidad. Maravillosa Roberta Invernizzi en el rol de la Belleza y soberbio el contratenor Martín Oro como Desengaño. A buen nivel también Kate Aldrich (Placer) y Jörg Dürmüller (Tiempo). En unos días, Marc Minkowski ofrecerá este mismo oratorio en la 57 edición del Festival de Granada.
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