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En la Universidad de Sevilla, recuerda Manuel Ángel Vázquez Medel, estudiaron Juan Ramón Jiménez y Luis Cernuda, y fueron catedráticos Pedro Salinas y Jorge Guillén. Para Carlos Peinado Elliot, Salinas fue un “animador de la vida cultural sevillana”, una personalidad que dejó huella en otros autores como Joaquín Romero Murube o Alejandro Collantes de Terán. Guillén, cuenta Lola Pons, preparó durante su estancia en la ciudad, que abarcó entre 1930 y 1938, la segunda edición de su libro Cántico, en unos años en los que frecuentó las tertulias del Café Nacional de la calle Sierpes y en los que contagió a sus alumnos “la pasión por la lectura poética” y “el conocimiento de los clásicos”. Cernuda, destaca por su parte Isabel Clúa, evocará de su etapa de estudiante, en Ocnos, el rumor de una fuente en el patio más tranquilo de la antigua fábrica de tabacos o la incertidumbre que sentía entonces ante “su futuro, puesto que detestaba los estudios de Derecho que se veía obligado a cursar”.
Con estos precedentes, la Universidad de Sevilla estaba llamada a conmemorar aquella reunión, el 16 y 17 de diciembre de 1927 en el Ateneo hispalense, de unos jóvenes poetas que rendían tributo a Góngora en el tercer centenario de su muerte y que también se citaban con la posteridad: sus obras cambiarían el rumbo de la literatura española. En alianza con otras instituciones, la Hispalense reivindica “su papel fundamental como centro académico desde el que despegaron algunas de las figuras más destacadas de esta Generación” a través de dos iniciativas: la campaña 27 para el 27, que durante los meses que faltan para el año del centenario se anticipará a la celebración, y un congreso internacional programado en la Facultad de Filología entre el 1 y el 5 de febrero de 2027 que responde al nombre de Recuérdalo a otros, un título extraído del verso “Recuérdalo tú y recuérdalo a otros” del poema de Cernuda 1936. Una cita que cuenta con la dirección de Peinado Elliot y Vázquez Medel y la coordinación de la delegada del rector para la promoción de la lengua española, la catedrática de la US Lola Pons.
La autora de libros como El árbol de la lengua o El español es un mundo explicó que habían planificado el congreso y las iniciativas previas “para estar a la altura de lo que la Universidad de Sevilla fue y significó para los creadores del 27. Hemos aspirado a trabajar como trabaja una Universidad que merece su nombre: hemos reunido a nuestros mejores talentos científicos, profesores especializados, y les hemos pedido que programen publicaciones, exposiciones y congresos”, detalló Pons.
Una labor con la que se perpetúa, continuó la especialista, la voluntad de la Universidad de “estar en Sevilla. Este edificio tiene un foso que nos separa de la calle, pero es un foso que está en la trasera. Lo que tenemos en la delantera es una estatua con trompetas, la Fama, que pregona y echa al viento las palabras de la Universidad. Eso no es sólo un símbolo, es un manifiesto, como lo ha querido ser el pedir a nuestros alumnos que recitasen pero no a solas, sino en grupo y al unísono”, dijo Pons sobre un vídeo en el que un grupo de jóvenes reviven el Romance sonámbulo deGarcía Lorca.
El centenario, analizó Pons, no quiere ser “megalómano” ni “rimbombante: esto es una Universidad pública, es una Universidad donde sobre todo ocurren cosas aparentemente pequeñas. Un profesor entra en un aula, cierra la puerta, suelta sus papeles, y habla a un conjunto de gente. Cosas pequeñas como que un alumno pase horas entre archivos y bibliotecas, que lea, que escriba y que corrija y que termine una tesis doctoral o un artículo de investigación. No son cosas enormes, ¿pero cómo se mide el tamaño de la educación? Sabemos que la suma de las clases, la suma de cosas pequeñas, cambia la ciencia y puede cambiar también la conciencia de una sociedad”, defendió la filóloga.
Dos símbolos ilustran a partir de ahora el centenario del 27 y sus preámbulos, el primero una postal –inédita hasta ahora– que el 23 de diciembre, una semana más tarde del tributo a Góngora en el Ateneo, mandó García Lorca a su amigo el crítico de arte Sebastià Gasch, y en el que el poeta granadino concedió en sus líneas “una gracia picassiana” al edificio de la Universidad de Sevilla. La conmemoración tendrá también una imagen diseñada por Manuel Ortiz, que desvelaron el alcalde José Luis Sanz y el rector Miguel Ángel Castro, y que se inspira en las tipografías de revistas míticas como Litoral, Mediodía y Gallo.
Para el congreso, cuyo anuncio reunió a autoridades de todas las instituciones –el Ayuntamiento y la Diputación de Sevilla, el Ministerio de Cultura y la Junta de Andalucía– y a los descendientes de García Lorca y Luis Cernuda, se ha creado un comité científico con 60 especialistas de 36 universidades, tanto nacionales como internacionales, y se prevé la visita de expertos como Andrew Anderson, de la Universidad de Virginia; Manuel Aznar Soler, de la Universitat Autónoma de Barcelona, y Nuria Capdevila Arguelles, de la University of Exeter.
Entre los 27 hitos para el 27 con que la Universidad de Sevilla mantendrá vivo el fuego durante la espera se encuentran los monográficos Vigencia del 27 en la literatura de hoy, que coordina Peinado Elliot y saldrá en Archiletras, y Nuevas miradas sobre la Edad de Plata en el centenario del 27 que bajo la dirección de Clara Marías y Eva Moreno Lago aparecerá en la revista Philologia Hispalensis, o la exposición Que estrellas pisa ahora en vez de flores: Luis de Góngora hasta la Generación del 27. Entre otros actos programados para este tiempo, la Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla, que ya dispone de un aula bautizada con el nombre de Luis Cernuda, rememorará a Pedro Salinas en otra de sus clases.
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