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Cultura

El viaje "suicida" del barco funerario de Keops en el valle de las pirámides

  • La nave, de 4.600 años, es trasladada al nuevo y megalómano Gran Museo Egipcio con un enorme y delicado despliegue tecnológico

Un instante del traslado del barco funerario por el valle de las pirámides cercano a El Cairo.

Un instante del traslado del barco funerario por el valle de las pirámides cercano a El Cairo. / efe

La barca funeraria de Keops, en la que este faraón quiso hacer su viaje al más allá al morir, descansa ya en su nueva morada, el todavía por inaugurar Gran Museo Egipcio, tras una última travesía, un traslado tecnificado y calificado de "suicida" por sus responsables dados sus 4.600 años de antigüedad. La nave había permanecido durante 46 siglos minuciosamente desmontada y enterrada bajo la arena y unas capas protectoras de piedras calizas y yeso, en el lado sur de la Gran Pirámide de Keops, en la meseta de Guiza, pegada a El Cairo. A los arqueólogos de la época les costó 13 años ensamblar sus más de 1.200 piezas.

La embarcación recibió el nombre de Barca Solar de Keops porque este tipo de vehículos funerarios se hacía a imitación del mitológico bote usado por Ra, el dios egipcio del sol, para surcar el cielo hacia el ocaso, iluminando el mundo a su paso. Para los arqueólogos, sin embargo, no está claro si la barca de Keops fue construida para que el faraón la utilizara en su nueva vida una vez muerto o para transportar su ajuar funerario a la Gran Pirámide.

Se considera la reliquia orgánica de madera más grande y antigua que se conserva

Cambio de museo

Para exhibir la nave, de 42 metros de largo y de 5,6 metros de altura, fue construido un museo ad hoc en el mismo sitio del hallazgo. Pero el Gobierno egipcio decidió finalmente despertarla de su plácido descanso de casi medio siglo y trasladarla a su nuevo y megalómano proyecto turístico: el Gran Museo Egipcio. Como explicó durante una conferencia ayer el asistente del Ministerio de Turismo y Antigüedades para Asuntos de Antigüedades, Al Tayeb Abbas, "el museo de las pirámides era oportuno en su momento", pero había varios aspectos que apuntaban a la pertinencia de su cambio de ubicación. Uno de ellos es que la luz que entraba en el antiguo museo "tenía un efecto negativo" sobre la pieza y podía deteriorar "la reliquia orgánica de madera más grande y antigua de la historia de la Humanidad".

Asimismo, añadió Abbas, aquel edificio, que además contrasta visualmente con el paisaje de arena y piedra de la magnífica explanada de las pirámides de Guiza, presentaba algunos problemas de accesibilidad, "para las personas con discapacidad, por ejemplo". El cambio de museo fue, por lo tanto, un gran desafío que requirió de un enorme despliegue tecnológico para que la nave funeraria de Keops recorriera los nueve kilómetros que separan las pirámides del Gran Museo Egipcio.

Una misión arriesgada

A la hora de plantear el traslado, se barajaron varias posibilidades, desde desmontar completamente el barco hasta transportarlo en globo, explicó el supervisor del proyecto, Atef Moftah. Uno de los dilemas fue la conveniencia, o no, de eliminar parte del museo donde estaba para sacarlo, aunque al final decidieron conservarlo en lo que Moftah considera "una misión suicida que podría haber terminado mal, pues el edificio era inestable". Para su transporte, desmontaron algunas partes del barco, como los 12 remos, la proa, la popa y la cabina del capitán, en un proceso que duró mes y medio, y preservaron el cuerpo principal en lo que el militar definió como una "jaula", aunque tiene más bien la forma de un contenedor.

Utilizando una tecnología con control remoto pusieron esta jaula, de 70 toneladas de peso, en unos rieles que la llevaron hasta su nueva ubicación en un recorrido de nueve kilómetros en el que hubo que construir expresamente algunos puentes metálicos provisionales y una rampa de 400 metros. En total, el viaje del barco por el impresionante valle de las pirámides duró 48 horas. En el Gran Museo Egipcio, de 480.000 metros cuadrados será una de las grandes atracciones entre las más de 100.000 piezas que el visitante podrá contemplar cuando se abra al público.

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