El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, 'pasó' por España. Lo hizo con una intervención en el Congreso de los Diputados ante los máximos representantes políticos de nuestro país, en una videollamada justo después de denunciar en Naciones Unidas las últimas atrocidades cometidas por Rusia en su país.

Recibió Zelenski el calor de los políticos españoles de pie y en cerrada ovación en un hemiciclo hasta la bandera y en un breve discurso, recordó como Ucrania es un país que se ha caracterizado por resolver sus problemas buscando el consenso entre las partes.

Recordó que Rusia ha llevado la guerra a Ucrania no hace casi 50 días, sino que su pelea lleva años en curso. Desde 2014 con la invasión de Crimea y después con la escalada bélica en el Dombás. Zelenski señaló que Putin quiere destruir una democracia abierta y destruir toda diversidad, como ocurre en Rusia, advirtiendo que no se parará en Ucrania y seguirá por toda Europa.

Escuchaba en silencio el congreso español agradecer la ayuda prestada por nuestro país. Las armas y el apoyo a las sanciones, pero tuvo tiempo el premier ucraniano de recordar que todavía quedan empresas españolas, mencionó incluso a Porcelanosa, que continúan haciendo negocios con Rusia.

Ya hablamos por aquí de las pertinentes referencias del presidente de Ucrania en sus intervenciones en los distintos parlamentos a los que ha sido invitado, y cómo sabe llevarse la pelota a su tejado para hacer del que escucha uno más para la causa.

Su intervención en España no fue diferente: "Estamos en abril de 2022, pero parece abril del 37" dijo recordando los bombardeos de la Guerra Civil en Gernika, "cuando el mundo entero supo del bombardeo de vuestras ciduades". Hiló fino. Sacó a colación un periodo que aquí no somos mucho de recordar, obviando que eran españoles contra españoles, pero que en el caso concreto tenía de 'malos' a los nazis.

En su defensa hay que decir que lo tenía complicado. Elegir un pasaje de la historia de España que nos ponga a todos en la misma fila es una tarea ardua, salvando a Iniesta en Sudáfrica, pero eso no tocaba.

La ovación final de diputados, senadores y demás autoridades presentes, además del apoyo explícito que le mostraron en sus intervenciones la presidenta del Congreso de los Diputados y el propio presidente del Gobierno, contrasta con la ironía que supone mandarle a Zelenski armas para que se enfrente a Putin, y del otro lado pagar por el gas ruso.

Y un último detalle. Si no fallan las cuentas, Zelenski ha aparecido en España después de más de 20 intervenciones en otros tantos parlamentos y organismos de gobierno de todo el mundo. Si fuese Eurovisión, hablaríamos de fracaso. Eso debe darnos también parte de la medida de lo que importamos en el concierto global. Mitad de la tabla y no para tirar cohetes.