La ventana
Luis Carlos Peris
Vísperas de mucho...
La gran fiesta de fin de año en la Cartuja tuvo un elemento discordante y fue el afán protagonista del encargado de corregir entuertos mediante el VAR. Si como árbitro en activo, el asturiano Pablo González Fuertes ya daba la nota en cada partido que juzgaba, ahora no se resigna a corregir desde el artilugio errores más o menos clamorosos y se cruza con frecuencia escudriñando a la caza del yerro que no ha visto nadie más que él.
Antier se dio trazas en convertirse en invitado especial en la gran fiesta que se celebraba en la Cartuja. Interrumpiendo de forma irritante, inmiscuyéndose en la fiesta por nimiedades atentó contra el espectáculo de manera inaceptable. Fue su labor determinante para que los críticos con la implantación del VAR se multipliquen de forma escandalosa y el artilugio pierda credibilidad.
No se trata de paralizar un partido a cada instante, sino de evitar que se adultere con un gol con la mano o con un fuera de juego escandaloso. Escudriñar en las áreas siempre encuentra algo que castigar, pero luego te encuentras con una disparidad de criterios que convierten el invento en motivo de irritación y de perplejidad. Fue una pena la actuación de un árbitro que ya irritaba en el campo y que saca de quicio en la intimidad de la sala VOR. Afán de protagonismo, síndrome de abstinencia, cuestiones que están aflorando en personajes que como este González Fuertes andan queriendo ser niño en el bautizo y muerto en el entierro.
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