Análisis

José Ignacio del Rey

Dique (sí)

Quizá tengamos que salir de nuestro cómodo lugar y avanzar en una nueva búsqueda de lo que seremos

Se dice que las hermandades son dique de contención frente al laicismo. Esa idea, cierta, es un lugar común, como cuando se nos resalta como manifestación cultural, o la matraca del valor turístico de nuestras procesiones. Corremos el riesgo de creernos esas frases huecas que, a veces, se pronuncian de manera condescendiente, como si las hermandades y cofradías fueran solamente eso, un mero dique, incapaces de trascender a niveles pastorales o eclesiales más elevados.

Hay quien nos reduce a meros elementos costumbristas, carentes de autenticidad real y sin capacidad de vivencia verdadera de una Fe madura. Nada más lejos de la realidad. Los cofrades asumimos que desde algunos sectores (muchos en nuestra propia Iglesia) se piense eso de nosotros, pero no podemos, ni debemos asumir esto como algo inamovible. Seguramente estamos pagando muchos años de acción propia meramente conservadora, limitándonos a mantener a toda costa lo que somos, lo heredado, sin asumir que hay que avanzar y evolucionar. A veces reiteramos comportamientos que consideramos sagrados y que, en ocasiones, no tienen más que unas pocas décadas de existencia. Quizá tengamos que salir de nuestro cómodo lugar y avanzar en una nueva búsqueda de lo que seremos, y no tanto empeñarse en celebrar lo que fuimos. Nos dedicamos a hacer, más que, realmente, a evangelizar.

¿Revisamos realmente los objetivos pastorales de nuestras, cada vez, más numerosas salidas? ¿Tienen realmente sentido todas? Somos dique y también esencia de nuestra religiosidad. Quizá nos haga falta (empezando por nosotros mismos) una catequesis que coloque en su verdadera dimensión el valor de la religiosidad popular, para que deje de ser, la hermana pequeña o de menor categoría en los modos de vivir la Fe. Los diques siempre terminan superados por nuevas formas de defensa, que los convierten en obsoletos. Preciosas y costumbristas piezas de museo, reflejo de un pasado que fue, pero muertas. Cuidado.

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