La ventana
Luis Carlos Peris
Y, además, en San Gil
Ninguneado por el VAR en lugares como Villarreal o masacrado como en Cornellá, el Betis volvió a sufrir las iras del artilugio antier noche ante el Atlético de Madrid. El clarísimo penalti a Natan en que se originó el golazo de Baena fue una gota más en el bien colmado vaso de agravios arbitrales que sufre el Betis, por siempre y para siempre Real Betis Balompié.
Líder casi en solitario en la sospechosa tabla de nulos penaltis cobrados, cuando se dice que la derrota ante los de Simeone le aleja de la ilusión Champions convendría aportar argumentos como estos de los desapegos arbitrales. No haber tirado un solo penalti cuando llevamos disputados más del veinticinco por ciento del campeonato da buena idea del cúmulo de adversidades, sobre todo por la cantidad de tiempo que el Betis se lleva hollando campo rival.
Y dicho esto habremos de convenir en que si es Ricardo Rodríguez el encargado de ocuparse de ese torbellino que se ha erigido en aventajado hijo de su padre, el horizonte Champions hay que encararlo con ropajes de utopía. Es sólo un detalle con el que entender las dificultades que la tropa de Pellegrini encuentra para un sueño como el de un lugar al sol de la Champions. UEFA y Conference pueden ser considerados como lugares aptos, pero con concesiones como la vulnerabilidad a babor y la desafección arbitral por la causa habremos de llegar a la conclusión de que el sueño de la Champions es como el de una noche de verano, una utopía.
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