Démosle un empujoncito a las yemas

21 de mayo 2025 - 03:08

Posiblemente no haya una delicadeza confitera mejor que las yemas de San Leandro. Las yemas en general suelen empalagar, pero las que se compran en el torno de San Leandro vienen en su punto y no pueden estar más buenas. Salen de las manos de unas monjitas que no ven la calle, monjas agustinas que viven en el cenobio y de los dulces que salen de sus manos. Daba la fórmula magistral Carlos Cano en su Alacena de las monjas. Alacena de las monjas que te dan gloria bendita cantaba sobre las de cierto convento. Pero es en el de San Leandro, en el corazón de la Sevilla conventual, donde se hacen las yemas más celestiales que se conocen. Y de eso viven las monjas en su clausura, pero con muchas estrecheces y ahora que se sabe lo que le gustan a León XIV, a ver si se ponen de moda y las monjas viven mejor.

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