El parqué
El mercado se recupera
Demasiadas veces vamos al tanatorio y ahora, cuando 2025 ni siquiera ha llegado a la cuarentena, ya hemos ido en varias ocasiones. Fue un buen invento éste de los tanatorios por la magnífica solución que es dulcificar el duelo, pero, caramba, qué de veces hemos ido cuando el año es aún tan joven. Es la vida, qué le vamos a hacer, con sus encrucijadas mayoritariamente crueles y esa de frecuentar duelos es una de las peores. Superamos la cuesta como buenamente pudimos y entramos en un mes con bien ganada fama de loco para la dolorosa circunstancia de que el tanatorio sea como la segunda casa. Qué de veces vamos al tanatorio y lo peor de todo es que se hace muy frecuente, demasiado frecuente, lo de honrar a más coetáneos de la cuenta. Qué solos se quedan los muertos y cuánta desazón entre los vivos.
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