Mañana, una hora más
Que ha dicho el que tiene al país danzando como un inconmensurable Polichinela que ya está bien de cambiar el horario, ora adelantando el reloj para afrontar el verano, ora atrasándolo para hacer más placentero el invierno. Y viendo los resultados de sus apuestas, lo más fácil es que subsistan los cambios hasta que la muerte nos separe; o sea, para siempre. Y esta noche, como en todo último fin de semana de octubre, toca atrasar el reloj, que hay quien hasta se cree que la vida nos regalará la hora que nos quitó en primavera. Claro que mejor es el regalo que el mangazo horario y que hoy tendremos la ventaja de que no habrá peligro de que mañana se nos peguen las sábanas y lleguemos tarde a donde quiera que tengamos que ir. De todas formas, si surgiera la casualidad de que el monclovita se saliese con la suya, mucho mejor este horario de invierno que el de los días interminables del cálido y largo verano. ¿Será el último cambio horario? Basta que lo diga quien lo dice que todo seguirá tal que ahora.
También te puede interesar
Lo último