Mirando ya por el retrovisor

09 de febrero 2025 - 03:10

Nueva sangría de puntos que se van por los sumideros de la Liga y en esta ocasión dilapidando una ventaja que en el fútbol de élite resulta imperdonable. Es el sino de este Betis el de ir dejándose pelos en la gatera casi siempre por una falta de concentración que lo convierten en equipo demasiado vulnerable. En Vigo, todo comenzó de cara mediante el golazo de Antony, las galopadas de Jesús y un segundo gol que parecía definitivo.

Era un buen Betis, pero que hasta en ese tiempo de bonanza hizo un par de concesiones en defensa que resolvió Adrián. Estábamos ante un 0-2 que invitaba a un optimismo acrecentado por sendos remates de Bakambu y de Jesús al travesaño. Nada hacía indicar que la tarde torciese a catástrofe, Balaídos estaba silenciado y en cada invento de Isco se preveía más sangre para un Celta que corría como un pollo decapitado, pero quedaba medio partido y ahí cambió todo.

El Celta, un equipo de chavales prometedores, tocó a rebato y el Betis a retirada. Sólo se jugaba en campo bético y eso le resulta mortal de necesidad a un equipo sin argumentos ni talante defensivos. Todo se libraba en la frontal del área propia y ahí se multiplicó la sensación de vulnerabilidad que el Betis muestra un día sí y al otro también. Ya el 0-2 estaba en el alambre y un tremendo nubarrón descargaría en la vertical de un equipo timorato y con vocación de punching ball.

Segundo tiempo deplorable por parte bética, otros tres puntos a la basura a causa de una irritante repetición de defectos y la sensación realista de que quizás se vea obligado a empezar a mirar por el espejo retrovisor. Las aspiraciones continentales no se sostienen con la dosis de vulnerabilidad que presenta el Betis. Vigo no ha sido la primera frustración, sino una gota que ojalá sea la que colme ese vaso de desaplicaciones que adornan al equipo y juegue quien juegue, igual da.

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