La ventana
Luis Carlos Peris
Vísperas de mucho...
Insoportable la sensación de orfandad, tanta es que las visitas a la Basílica se espacian más de lo deseable. Siempre Ella en nuestra sesera, ir a verla es rito de obligado cumplimiento, la meta de cualquier recorrido en aras a conservar el tono físico y ponerle obstáculos a la subida de índices del colesterol. Ir a su encuentro era un hecho que recibía el mayor premio posible, darse de cara con Ella. Ante la Macarena, las cosas tomaban otro color, todo era como se reflejaba en su mirada de Gioconda a lo divino. Ya llevamos una eternidad sin mirarnos en su mirada y por ello se queda uno en una espera que se hace interminable. Dicen los que saben que los tiempos se están cumpliendo y que quizás vuelva a casa antes de lo previsto. Sería una gran noticia, pero la espera se hace interminable y cuando hablan de finales de noviembre como fecha aproximada de su deseado retorno, a uno se le sigue haciendo insoportablemente largo. La que formó Marta por cuatro días de espera y nosotros sin saber para cuándo el reencuentro.
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